Dos cosas quedan claras con la nueva terna presentada a la Corte Suprema para la elección del Fiscal. La primera es política: con ella, Santos termina de imprimirle un sello pragmático y de centro a sus nombramientos, tan distinto del que fue la marca registrada de Uribe. Lo que tienen en común Carlos Gustavo Arrieta, Juan Carlos Esguerra y Viviane Morales es que son juristas con trayectoria (aunque mucho más aquéllos que ésta), liberales y desmarcados del núcleo político del oficialismo (de nuevo, más aquéllos que ésta). Atrás quedan los candidatos de las entrañas conservadoras o salidos directamente del entorno personal de Uribe.

La segunda consecuencia es más institucional y jurídica: a la Corte Suprema no le queda otro camino que elegir Fiscal –y pronto—de esta terna. Además de que no hay estado de derecho que aguante una interinidad eterna en el organismo más poderoso del sistema penal, la terna responde con creces a las objeciones de fondo de la Corte. Contra lo que dice Fernando Londoño hoy en El Tiempo, las reservas no tenían que ver con que los candidatos fueran o no penalistas, sino con que fueran los abogados personales de Uribe. En otras palabras: la objeción clave, en la que la Corte tenía toda la razón, es que no se podía dejar la Fiscalía en manos de un comodín del Gobierno, mucho menos cuando el nuevo Fiscal debe decidir casos fundamentales que involucran a funcionarios del uribismo, desde la yidispolítica hasta las chuza-das.

La independencia frente a los gobiernos y las fuerzas políticas es la virtud fundamental de un buen fiscal para Colombia. Por eso, aunque la Corte podría escoger a cualquiera de la terna actual, me atrevo a lanzar mi “ranking” de elegibilidad:

1. Juan Carlos Esguerra

2. Carlos Gustavo Arrieta

3. Viviane Morales

La Corte tiene la palabra. Tendrá que decidir pronto, ojalá este mismo año. De lo contrario, le estará dando la razón a sus enemigos.