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Si se tratara de definir algunas cualidades del campesinado colombiano, por lo visto a lo largo de su historia, tendríamos que incluir allí al desarrollo solidario, al lenguaje colectivo o comunitario y a su rol en la construcción de tejido social en las regiones. | Camila Santafé y Laura Zambrano

La victoria del campesinado: una lección de dignidad, persistencia y amor por la tierra

La organización y la movilización campesina fueron aspectos clave para lograr la reforma que reconoció al campesinado como sujeto de especial protección constitucional en Colombia. ¿Qué retos siguen tras esta hazaña?

Por: Diego Zambrano BenavidesSeptiembre 11, 2023

“Cuando tenga la tierra”, en voz de Mercedes Sosa, es la canción que más le gusta a Margarita Palacio, lideresa campesina del Bajo Cauca antioqueño. Dice que es una fiel composición de lo que representa la lucha y a la vez el anhelo del campesinado por ver su dignidad y sus derechos reconocidos. “Desde atrás de todo el olvido secaré con mis lágrimas todo el horror de la lástima y por fin te veré: campesino”, reza la letra y retrata una realidad latinoamericana. En Colombia, en julio de este año, se mitigó un poco esa realidad con la aprobación del Acto Legislativo 01 de 2023, que reconoce al campesinado como sujeto de especial protección constitucional. Un paso gigante que marca un camino, pero no un final.

Este hito, que se vivió como una auténtica victoria en el Congreso y en el país, enmendó de cierta forma la exclusión que tuvo la población campesina en el articulado de la Constitución Política de 1991, explica Margarita, pues entonces no tuvieron una representación directa y no se consignó explícitamente nada relacionado con la territorialidad y el sentir campesino, en comparación con los derechos que lograron los pueblos étnicos (afro e indígena). Luego, por más de 30 años, la Corte Constitucional buscó la manera de remediar la situación mediante su jurisprudencia –como lo documentamos en nuestro libro La constitución del campesinado–, pero quizás no en la dimensión del reconocimiento que otorgó el Acto Legislativo aprobado este año.

 

Autora: Camila Santafé

¿Qué significa para el campesinado verse reconocido en la Constitución?

Esneider Rojas, líder campesino de Inzá (Cauca), expresa que el trámite en el Congreso no fue nada fácil. Por momentos, dice, en los debates modificaron tanto la esencia del Acto Legislativo que parecía que, al contrario de ser progresivo, era regresivo en cuanto a garantizar los derechos del campesinado. Sin embargo, nunca desampararon ese camino legislativo en el que se crea la norma –o se reforma para este caso–, y lograron enderezar el rumbo en el que iba cayendo su iniciativa al incorporar aspectos como las dimensiones ambiental, política, social y cultural que tiene el campesino. 

El día de la victoria, las estopas, las tulas y las cajas con productos agrícolas fueron la decoración de los pasillos del Congreso. Era el último de ocho debates. Las organizaciones llevaron un mercado campesino que se tomó el edificio durante un día, como vaticinando los buenos aires y la aprobación posterior. 

“Esta victoria la vivimos desde nuestra tierra. La sentimos enorme, porque de alguna manera podemos decir que alcanzamos esa igualdad de condiciones que tenían otros grupos poblacionales. Ahora podemos exigir, con Constitución en mano, que se nos respete, que se nos cuide y que se impulsen las actividades campesinas que necesitamos para salir adelante”, expresó Margarita Palacio en representación de la Asociación de Campesinos del Bajo Cauca (Asocbac). 

Para trascender de ser vistos como meros trabajadores agrarios, las lidias no fueron pocas ni cortas en el tiempo, agrega Margarita. El logro es importante, subraya, sobre todo para esos procesos que se gestan en el campo y para esas organizaciones que promueven la permanencia en las regiones. “Hoy más que nunca podemos decir con orgullo que somos campesinos y sentirnos incluidos en esa Constitución que rige los caminos de Colombia”.

Organización y movilización

Una de las organizaciones que más ha impulsado el repertorio de acciones colectivas desde el campesinado es la ACIT, la Asociación Campesina de Inzá Tierradentro (Cauca), que desde 2005 llevó a cabo encuentros anuales con el fin de visibilizar y lograr el reconocimiento de los derechos campesinos. Precisamente, hace 13 años en ese escenario se reunieron más de 1.500 personas y fue una de las primeras ocasiones en las que hubo un eco masivo dirigido a que el campesinado fuera “reconocido como un sujeto diferenciado, con identidad propia” y donde, como un pliego de peticiones, se construyó una declaración de los derechos del campesino, según relata Esneider Rojas, representante de la ACIT.

Margarita explica que la necesidad de gestar organizaciones y movilizaciones se dio al enfrentarse día tras día con la realidad del abandono estatal, al ver que sus demandas no eran escuchadas mientras situaciones como la violencia, la precaria infraestructura rural y el desarraigo en el campo estaban llegando a un punto de no retorno.

Al igual que asociaciones campesinas como la de Inzá Tierradentro o la del Bajo Cauca, también otras como la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina (Anzorc) impulsaron el reconocimiento del campesinado como sujeto de derechos. En el 2013, la mayoría de los colectivos se unieron para unificar el grito de reclamo en el Paro Nacional Agrario. “Ese tal paro agrario no existe, fue lo que nos dijo el presidente en ese entonces, y fue tan doloroso de escuchar que nos llevó a preguntarnos, ¿entonces qué somos nosotros?”, expresa Margarita y agrega que ese momento fue un punto de inflexión para tomar aire y responder con más fuerza: “el campo sí tiene gente, tiene con qué pelear sus derechos a la tierra, a la alimentación, a ser reconocidos como personas que hacen parte de comunidades indispensables, aunque aparentemente inválidas para los gobiernos”.

Autora: Camila Santafé

Desde Dejusticia hemos acompañado algunos reclamos para lograr el reconocimiento de sus derechos. Así lo hicimos, por ejemplo, respaldando la tutela que presentaron y ganaron 1.770 campesinos y campesinas para ser identificados y diferenciados de otros grupos poblacionales en el censo; o con la exigencia para consolidar las Zonas de Reserva Campesinas, un reclamo en el que nos unimos a cuatro organizaciones campesinas hasta lograr un litigio favorable con dicha causa luego de dos años. Estas movilizaciones legales, sumadas a las sociales, han sido una constante por décadas, pero también un preámbulo para la victoria constitucional (ver línea de tiempo al final o en nuestra galería –parte 1– y –parte 2-).

Las movilizaciones sociales adquieren tal relevancia en cuanto a esa búsqueda de la dignidad y el respeto de los derechos humanos, que más allá de las fronteras colombianas, esas manifestaciones del campesinado global fueron las responsables de que, en 2018, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobara la Declaración Universal sobre los Derechos de los Campesinos y Otras Personas que Trabajan en Zonas Rurales (DDC), aunque la Cancillería de Colombia apenas la suscribió en 2022.


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Los retos tras la victoria constitucional

Para Margarita, tras la reforma constitucional lograda, ahora vienen desafíos inmediatos: que el campesino pueda volver a su tierra, y por ende avanzar en una reforma rural integral, así como no descuidar la consolidación de las Zonas de Reserva Campesina y la restitución de tierras. Además, menciona, se debe fortalecer el reconocimiento de las mujeres campesinas y reivindicar su rol independiente de los hombres como lideresas que defienden la tierra. Por su parte, Esneider Rojas considera importante reglamentar el artículo 64 de la Constitución mediante ley ordinaria, o al menos demandar decretos y leyes existentes que están desactualizados y necesitan ajustarse a la luz del Acto Legislativo que ahora reconoce al campesinado.

Desde Dejusticia consultamos a nuestros investigadores Carlos Quesada y Ana María Malagón para indagar sobre algunos retos que se vienen y, entre algunos de los que mencionaron, destacamos:


  1. El reconocimiento de la dimensión ambiental del campesinado: “La Corte Constitucional ha reconocido la conservación ambiental y el desarrollo sostenible como fines que orientan la actuación del Estado colombiano. Por lo tanto, este reconocimiento constitucional plantea interrogantes sobre cómo las prácticas comunitarias de conservación ambiental serán validadas como parte de las estrategias que el Estado y la sociedad despliegan para conservar los ecosistemas y poner freno a la deforestación”.
  2. Conservación: “Un nuevo lugar de enunciación del campesinado, ahora como aliado de la conservación, implica ajustes normativos que modifiquen las políticas ambientales en materia de conservación de áreas protegidas como los Parques Nacionales Naturales, o de otras estrategias de conservación in-situ, como las Zonas de Reserva Forestal declaradas por la Ley 2 de 1959”.
  3. La protección de todas las formas de territorialidad campesina: “El desarrollo legal o jurisprudencial del Acto Legislativo debe evitar, a toda costa, el incremento de tensiones o conflictos territoriales. Es preciso encontrar formas armónicas de coexistencia entre las Zonas de Reserva Campesina y otras forma de territorialidad campesina reconocidas en virtud del artículo 359 de la Ley 2294/23 como son los Territorios Campesinos Agroalimentarios o los Ecosistemas Acuáticos Agroalimentarios”.
  4. Coexistencia con pueblos étnicos: “En los casos en los que se presentan traslapes de aspiraciones territoriales, el diálogo y la consulta a las comunidades directamente implicadas deben ser las guías que orienten al Estado. Este sujeto (el campesinado) es un agente con capacidad y derecho a participar en la gobernanza de los territorios interculturalmente compartidos”.
  5. Control a la recién creada Comisión Mixta para Asuntos Campesinos: “Esta comisión en el Congreso brinda la oportunidad para que el desarrollo de políticas públicas cruciales para la transformación del campo se retroalimenten de la diversidad de los saberes campesinos”. 

Autora: Camila Santafé

Si se tratara de definir algunas cualidades del campesinado colombiano, por lo visto a lo largo de su historia, tendríamos que incluir allí al desarrollo solidario, al lenguaje colectivo o comunitario y a su rol en la construcción de tejido social en las regiones. Hay varios desafíos tras la reforma constitucional, pero uno solo que sintetizaría todos podría ser el de lograr que la consigna de “la tierra para quien la trabaja” se haga realidad. Por eso Margarita celebra la victoria con mesura. Dice que mientras el campesinado no tenga la libertad para poder cultivar y trabajar, mientras no tenga un futuro claro por la falta de oportunidades que aún persiste en el campo, la lucha deberá seguir para cambiar esa situación y, entretanto, seguirá cantando “Cuando tenga la tierra”, hasta que ella y los suyos la tengan.


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