El horror que hemos presenciado en Israel y los Territorios Palestinos Ocupados en las últimas semanas exige un cese al fuego inmediato. Tras los terribles ataques de Hamás que dejaron 1.400 personas asesinadas,  más de 200 rehenes y miles de heridos, Israel ha sometido a la población en Gaza a condiciones inhumanas, cortes de comunicaciones y a bombardeos indiscriminados en los que, en sus primeros 25 días, más de 9.000 personas han sido asesinadas, la gran mayoría civiles, incluyendo más de 3.700 niños y niñas.

Que en tres semanas hayan sido asesinados más niños y niñas que los que lo han sido anualmente en zonas de conflicto en todo el mundo desde 2019, y que la gran mayoría de estas víctimas lo sea producto de la acción militar de un Estado, debe poner a toda la humanidad en alerta. Es un imperativo humano básico actuar con la mayor determinación y urgencia para poner fin a estos y otros horrores, incluyendo el desplazamiento forzado de cientos de miles de personas, las decenas de miles que han resultado heridas y las miles que permanecen bajo los escombros.

El DIH y el derecho penal internacional permiten condenar inequívocamente tanto el atroz crimen de guerra de Hamás como la respuesta violatoria del DIH, los crímenes de guerra y de lesa humanidad por parte de Israel. La evidencia de la comisión de un genocidio frente a nuestros ojos es cada vez más abrumadora. El principio de no reciprocidad, según el cual estas normas se aplican independientemente de lo que haya hecho la otra parte, debe ser un ancla fundamental para sostener la condena inequívoca a estas atrocidades y solidarizarse con todas las víctimas.

Las movilizaciones globales en solidaridad con Palestina reflejan una amplia frustración con los líderes mundiales que se oponen a un cese al fuego que permita atender la catástrofe humanitaria en Gaza y prevenir más pérdidas de vidas civiles. También reflejan una fuerte reacción frente a la excesiva tolerancia y al doble estándar con que algunos líderes en los países occidentales han actuado cuando se trata de exigir el cumplimiento del derecho internacional por parte del Estado de Israel. Es insostenible declarar que se tiene un compromiso con la asistencia humanitaria a civiles, cuando al mismo tiempo se respalda o se brinda apoyo directo una acción militar que los ataca indiscriminadamente. Ningún civil debería ser blanco de ataques, y la aplicación de ese principio no debe exceptuarse para nadie.  

Manifestamos nuestra enorme preocupación y rechazo a cualquier tipo de islamofobia, antisemitismo u otras formas de intolerancia que puedan exacerbar la deshumanización que ha alimentado estas devastadoras semanas de violencia. Respaldamos el trabajo valiente de organizaciones que promueven la coexistencia pacífica entre palestinos e israelíes y de todos quienes desarrollan labores humanitarias.

También rechazamos las restricciones desproporcionadas a la libertad de expresión y al derecho a la protesta contra quienes han decidido pronunciarse sobre los hechos desafiando las narrativas de los perpetradores. Es inaceptable que se pretenda censurar a quienes intentan aportar elementos para la comprensión del conflicto, incluida la denuncia al régimen de apartheid al que Israel ha sometido a la población palestina en los territorios ocupados por décadas. En estos momentos críticos, las actuaciones de quienes pueden incidir en el curso de los acontecimientos deben ser sometidas al más amplio escrutinio público y la solidaridad global debe poder ser expresada sin restricciones indebidas o represalias.

Llamamos a todos los actores, y principalmente a aquellos cuya influencia puede hacer la diferencia, a buscar una salida inmediata a la crisis humanitaria actual y a restablecer la posibilidad de una solución pacífica. Esa solución pasa por el desarrollo de investigaciones independientes y el establecimiento de sanciones efectivas contra los responsables que pongan fin a la impunidad por crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad con el fin de prevenir que estas atrocidades se repitan en el Medio Oriente o en cualquier parte del mundo. También pasa por brindar reparación a las víctimas y abordar las causas fundamentales del conflicto, incluido el asedio al que ha sido sometida la población en los territorios ocupados

Reiteramos nuestras peticiones anteriores y hacemos eco de llamados similares de organismos y organizaciones de derechos humanos en todo el mundo, así como de las movilizaciones globales para:

•     Declarar un cese al fuego inmediato por parte de todos los actores.
•     Decretar un embargo sobre la entrega de armas y equipamiento militar a todas las partes del conflicto dada la comisión de crímenes internacionales.
•     Cesar inmediatamente toda violación al derecho internacional humanitario y al derecho internacional de los derechos humanos.
•     Respetar la integridad y lograr la liberación inmediata de los rehenes capturados por Hamás y de los palestinos detenidos arbitrariamente por Israel.
•     Abrir de inmediato y sin demora todos los puntos de cruce hacia la Franja de Gaza para permitir todas las formas de ayuda humanitaria.
•     Restaurar el suministro de combustible, electricidad, agua y comunicaciones a Gaza.
•     Permitir que las personas desplazadas a la fuerza regresen seguras y apoyar la reconstrucción de sus territorios.
•     Hacer todos los esfuerzos necesarios para poner fin al cerco de décadas a los territorios ocupados y respaldar activamente un proceso político que conduzca a una paz sostenible y justa en la región.

Junto a organizaciones aliadas seguiremos insistiendo para que estas peticiones sean escuchadas, y el clamor global por paz y justicia sea atendido.