Adiós, soldado Micolta
César Rodríguez Garavito Noviembre 13, 2015
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La controversia sobre el soldado Micolta y su salida de Sábados Felices muestra que vamos avanzando en el debate y la acción contra el racismo en el país.
La controversia sobre el soldado Micolta y su salida de Sábados Felices muestra que vamos avanzando en el debate y la acción contra el racismo en el país.
Para quienes no lo han visto en sus 12 años de existencia, hay que decir que Micolta es el personaje creado por el humorista Roberto Lozano, copiando la técnica del “black face” inventada hace décadas por humoristas blancos en EE.UU., que se pintaban la cara de negro y se engrosaban los labios para burlarse de los afroamericanos. Como en EE.UU., el chiste fácil consistía en imitar el estereotipo social sobre los negros: su supuesta forma generalizada de hablar (Micolta exageraba el acento de algunas regiones del Pacífico) y los rasgos de personalidad que la mentalidad racista asocia con los afros: la torpeza, la pereza y la ignorancia. Para completar la caricatura, la pareja de Micolta, una “blackface” llamada Colombia, ponía la nota de exuberancia e incontinencia sexuales del estereotipo discriminatorio sobre las mujeres negras.
Hay que celebrar el anuncio de que Micolta saldrá del aire por dos razones. Primero, su retiro no se debe a una sanción estatal o una orden de un juez, sino a una discusión franca en redes sociales y la movilización de activistas y organizaciones de afrocolombianos que expresaron su indignación con plantones y cartas de protesta. Una forma de discurso y libre expresión (la sátira) fue contrarrestada con otra forma de discurso y expresión (las protestas virtuales y presenciales). Se evitó así el uso de la inconveniente ley penal antidiscriminación, que puede restringir desmedidamente la libertad de expresión y castiga casos individuales sin combatir las causas estructurales del racismo.
Segundo, la controversia puso sobre la mesa un problema difícil. Si se objeta la sátira contra los afros, ¿no se reemplazaría el humor por la corrección política, porque no se podría hacer burla de los calvos, los gordos, los pastusos, los paisas negociantes, los políticos costeños y un largo etcétera? El tema daría para otra columna, pero por ahora endoso la respuesta de Ana Margarita González en “No soy tu chiste”, la elocuente entrada que publicó en nuestro blog del Observatorio de Discriminación Racial, que vale la pena citar en extenso. “Finalmente, sobre los paisas no pesa un legado histórico de discriminación y prejuicio, normalmente asociado a la inferioridad intelectual, a la disposición sexual, la pereza o la ignorancia. Estos son los estereotipos que alimentan las conductas discriminatorias cotidianas y sistemáticas que enfrentamos los afrocolombianos…La situación se agrava cuando la presencia de actores y actrices negras en la televisión colombiana es escasa, cuando no totalmente nula o cuando éstos son condenados a interpretar los mismos papeles. En la televisión colombiana son muy pocas las representaciones que reivindiquen la historia y los aportes del pueblo afrocolombiano, más allá de los estereotipos”.
Por eso era hora de decir adiós, soldado Micolta.