Al pie de la letra
Mauricio GarcĆa Villegas Enero 25, 2014
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La ilusión de todo jefe absoluto es que la gente lo obedezca al pie de la letra.
La ilusión de todo jefe absoluto es que la gente lo obedezca al pie de la letra.
Cuando Napoleón Bonaparte promulgó su Código Civil (1804) no querĆa que nadie interpretara sus normas, tan sólo que las obedecieran. Por eso, al enterarse de que alguien habĆa glosado algunos de los artĆculos, exclamó: Ā”mi código estĆ” perdido!
TodavĆa hay quienes creen en este tipo de obediencia al pie de la letra. En los Estados Unidos, por ejemplo, los llamados abogados ātextualistasā (y a veces los āoriginalistasā) creen que la Constitución debe ser leĆda y aplicada literalmente, a pesar de haber sido escrita hace mĆ”s de 200 aƱos. Con base en esa doctrina, los defensores de la National Rifle Association (NFA) invocan la Segunda Enmienda para oponerse a cualquier control estatal sobre la posesión de armas, y ello a pesar de que por esa falta de control mueren miles de personas al aƱo.
Esto me hace recordar a Samuel Pufendorf, un pensador del siglo XVII que decĆa que la ley no puede ser interpretada de tal manera que produzca resultados absurdos. Para ilustrar su idea ponĆa el ejemplo de una ley de la ciudad de Bolonia que castigaba a todo aquel que derramara sangre en la calle. Esa ley, decĆa, no puede ser extendida a un cirujano que trata de salvar la vida de un transeĆŗnte afectado por un ataque de epilepsia.
Pero los que mĆ”s logran ser obedecidos āal pie de la letraā son los pastores de algunas iglesias. Su estrategia consiste en presentarse a sĆ mismos como instrumentos de un dios cuya voluntad quedó plasmada, palabra por palabra, en un libro sagrado.
Tres siglos de avances cientĆficos no han impedido que estos predicadores sigan consiguiendo adeptos. Se calcula que en los Estados Unidos hay casi 120 millones de personas que no creen en la evolución de las especies porque la Biblia dice que el mundo fue creado en siete dĆas. Otras tantas desconocen el calentamiento global y las posibilidades de que el mundo se acabe por causas humanas, porque sólo creen en un apocalipsis decidido por Dios. AquĆ en Colombia, los creyentes de la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional (ya con ese nombre uno empieza a sospechar) dicen que los discapacitados no pueden predicar desde el pĆŗlpito porque la Biblia lo prohĆbe expresamente (algo parecido, incluso peor, ocurre con la Iglesia católica cuando impide, tambiĆ©n fundada en interpretaciones bĆblicas, que las mujeres sean sacerdotes).
Pero ni los mismos pastores son fieles a su doctrina, y ello debido a que en la Biblia abundan las contradicciones: hace 600 aƱos se creĆa que la tierra era plana y asĆ lo decĆa la Biblia (IsaĆas 40:22, Daniel 4:11, Apocalipsis 7:1). TambiĆ©n se creĆa que las mujeres no debĆan hablar en la iglesia (Corintios 14:34). Para superar esas inconsistencias, los pastores distinguen entre principios, que son obligatorios, y alegorĆas, que son retórica; cuando un principio no les cuadra, lo convierten en una alegorĆa. El hecho es que si los del partido MIRA fueran coherentes tendrĆan que seguir diciendo que la tierra es plana y que las mujeres no pueden hablar sin el permiso de sus maridos.
Pero lo mĆ”s peligroso de todo esto es la mezcla de textualistas jurĆdicos con literalistas bĆblicos. Cuando eso ocurre tenemos pastores vestidos de funcionarios pĆŗblicos, o de senadores, que leen la Constitución a la luz de su interpretación literal de la Biblia y que estĆ”n convencidos de que son instrumentos de Dios en este mundo impĆo. Ni Napoleón llegó tan lejos.