Carta al procurador
Mauricio AlbarracĆn Mayo 18, 2016
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SeƱor procurador:
SeƱor procurador:
El dĆa que lo eligieron (y luego cuando lo reeligieron) pensĆ© que nuestros derechos iban a sufrir retrocesos, o incluso que nos quitarĆan alguno. Me imaginĆ© que se acercaba una horrible noche para la libertad y que todo lo que estaba escrito en sus libros se iba a cumplir. Por fortuna nada de eso ocurrió.
Siete aƱos despuĆ©s desde que llegó a esa torre de la carrera 5 con calle 15 para tratar de dominar la polĆtica colombiana, hoy es claro que ha perdido todas sus batallas contra la igualdad: matrimonio, adopción, registro de niƱos, educación para la sexualidad en las escuelas, derechos de las personas trans, entre otros muchos. Prueba de ello es que ha pedido nulidad de todas las sentencias sobre los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y trans, y todas, absolutamente todas, las ha perdido.
Paradójicamente, su homofobia militante nos ha hecho mÔs fuertes. Cada ataque nos hizo mÔs conscientes de la necesidad de la igualdad, incluso nos ayudó a convencer escépticos. Su obsesión contra nuestros derechos hizo que amigos y familiares que estaban indecisos se decidieran a apoyarnos. Incluso los conservadores moderados no comparten sus argumentos deshumanizantes y sectarios.
El paĆs nunca habĆa sido tan liberal en materia de sexualidad y todo esto ocurrió mientras usted fue procurador. ĀæSe ha preguntado por quĆ© ocurrió esto? DĆ©jeme aventurar una teorĆa. Usted nos menospreció y creyó en la ley del mĆ”s fuerte. Pensó que lo que usted ordenara era lo justo y que todos debĆamos arrodillarnos. Olvidó que quienes hemos sido excluidos conocemos el valor de la solidaridad y que siempre trabajaremos juntos por la libertad.
Al humillarnos pĆŗblica y sistemĆ”ticamente, logró que nos consolidĆ”ramos en una sola voz y despertó la solidaridad de un paĆs que estĆ” cansado de la exclusión y la amargura. Por insistir tanto en su voluntad, cometió el pecado de Goliat a quien de nada le sirvió su casco de bronce, su cota de malla, su jabalina y su asta de punta de hierro para vencer a un pastor de ovejas. Bien lo dijo David cuando discutĆa con SaĆŗl sobre este enfrentamiento: āEl SeƱor me ha librado de las garras de leones y de osos, y tambiĆ©n me librarĆ” de este filisteoā (1 Samuel 17:37). AsĆ fue seƱor procurador, nos libramos de sus garras.
Somos mĆ”s felices y vivimos en una Colombia mejor, todo esto en contra de su voluntad y con la ayuda de ella, Ā”vaya justicia poĆ©tica! Sus libros se convirtieron en caricaturas que no resisten el menor anĆ”lisis lógico ni jurĆdico. Sus discursos laureanistas no tienen la resonancia que usted esperaba entre jóvenes y viejos. El mundo cambió y usted es testigo de las peores pesadillas de su juventud.
Pero no soy indulgente ni ingenuo. No comparto su odio ni su fe militante. Sus acciones fueron sin lugar a dudas un abuso de poder que lastimó a muchas familias y les hizo la vida mĆ”s difĆcil. Por nuestro lado tampoco fuimos Ć”ngeles: nos burlamos de usted y nos hemos dejado llevar por discusiones acaloradas. Por esos errores y sin hipocresĆa, reciba una disculpa por las palabras que fueron ofensivas contra usted y su familia.
A ocho meses de su salida del cargo, seƱor procurador, quiero decirle que no le guardo rabia ni rencor. No reconozco en usted un enemigo, sino un contradictor. De hecho, reconozco en usted mucho de mi cultura santandereana y me hace reĆr con sus dichos deslenguados tan propios de mi casa, como cuando le dijo āculiprontoā al presidente, algo que de vez en cuando me dice mi mamĆ”, con algo de razón.
EscribĆ esta carta para participar en la campaƱa āCarta a un homófoboā de las organizaciones Colombia Diversa, SantamarĆa Fundación y Caribe Afirmativo, que tiene como propósito conmemorar el 17 de mayo DĆa Internacional contra la Homofobia y la Transfobia. CrĆ©ame seƱor procurador, no la escribĆ para estigmatizarlo, sino con una esperanza casi milagrosa: que algĆŗn dĆa reflexione y nos pida perdón por las injusticias que un dĆa nos gritó sintiĆ©ndose todopoderoso y eterno.