Conversaciones globales
Carlos Andrés Baquero marzo 27, 2017
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En esta época del mundo de cabeza, lograr las conversaciones globales es un reto urgente. De repente esta es una nueva oportunidad para construir un frente unido global por un nuevo mundo en el que se incluyan otras formas de vida.
En esta época del mundo de cabeza, lograr las conversaciones globales es un reto urgente. De repente esta es una nueva oportunidad para construir un frente unido global por un nuevo mundo en el que se incluyan otras formas de vida.
Cuando en Dejusticia creamos el Centro de Información de la Consulta Previa, activamos un sistema de alertas de google para poder mapear el cubrimiento que hacen los medios a los casos en que pueblos indígenas se movilizan por sus derechos. Hasta hace un par de meses, la mayoría se generaban en el Sur Global pero esto ha venido cambiando. Y de alguna forma el mundo se ha puesto patas arriba pues finalmente los medios han decidido contar más historias del Norte.
Entre estos nuevos titulares está la movilización indígena en contra de un oleoducto en Estados Unidos –que incluyó la visita de las Relatora Especial de Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas -, la lucha de los sami presionando a los fondos de inversión para sacar el dinero de empresas que violan derechos humanos y el discurso del Papa a favor del derecho a la consulta y el consentimiento previo, libre e informado.
Standing Rock camp. Photo credit: Dark Sevier
Todas estas noticias ocurren en el Norte y dan cuenta de que por fin se están visibilizando las luchas de pueblos que se han venido oponiendo hace un tiempo a la explotación de sus territorios. Este nuevo escenario es ideal para fortalecer el diálogo entre pueblos y organizaciones de diferentes latitudes y con esto aumentar las conversaciones globales.
En esta tarea creo que es fundamental reflexionar conjuntamente sobre las estrategias que los pueblos del Sur han venido desarrollando históricamente para enfrentar desafíos similares a los que se están viviendo en el Norte.
En primer lugar, se puede conversar sobre la estrategia de la movilización en diferentes puntos de poder. Son las organizaciones del Sur las que han demostrado que las estrategias exitosas son las que se construyen multifocales. Para proteger sus derechos los pueblos han recurrido a las Cortes nacionales, los Congresos locales y las instancias internacionales. Todas a la misma vez. Por ejemplo, el pueblo sarayaku, se ha movilizado en todos estos frentes para lograr que el Estado ecuatoriano cumpla con la sentencia que la Corte Interamericana de Derechos Humanos promulgó a su favor.
Como un segundo punto, podemos ver que a mayor cantidad de alianzas mayor poder consiguen los pueblos indígenas a través de su lucha. Como lo han hecho los pueblos indígenas del Sur, trabajar con organizaciones y pueblos de otras latitudes aumenta la capacidad para lograr sus objetivos. Las redes se han hecho más sólidas y las voces más fuertes, cuando se han incluido a otros sectores sociales y se han movilizado con campesinos, estudiantes, sindicalistas y ambientalistas entre otros. Estas alianzas han hecho que el mensaje se mueva a otros lugares y se creen simbiosis inesperadas para detener la explotación. Los pueblos amazónicos, como los del Baguazo, son una viva muestra del éxito de la construcción de redes multisectoriales para detener la explotación de hidrocarburos de su territorio.
Photo credit: ILO in Asia and the Pacific
Por último, en el debate, se podría conversar sobre las lecciones dejadas por la combinación de estrategias que han sido determinantes para que los gobiernos protejan los derechos de los pueblos indígenas. La batalla que han dado estas personas se ha librado de manera simultánea en las calles, en las comunidades y en las instituciones estatales y privadas. En esta combinación de estrategias jurídicas, políticas y sociales se han desarrollado nuevos proyectos para democratizar los conocimientos. Por ejemplo, la Comunidad de Juristas Akubadaura, conformó una red nacional de abogados y abogadas indígenas que intercambian conocimientos y experiencias para solicitar jurídicamente la garantía y reconocimiento de sus derechos. A partir de la constatación que el diálogo entre los pueblos y los Estados cada vez es más técnico, las personas de la red se han unido para que la oposición a los proyectos sea más fuerte y efectiva. A su vez, los pueblos han creado movilizaciones nacionales en países como Ecuador y Perú, para demostrar que las acciones que ellos realizan en contra del modelo extractivista son a favor de todas las personas. Recurriendo a marchas y tomas de ruta, han tratado de demostrar que al proteger sus territorios, también salvaguardan al ambiente y por tanto los beneficiados terminamos siendo todos.
En esta época del mundo de cabeza, lograr las conversaciones globales es un reto urgente. Para esto, el Norte y el Sur podrían conversar sobre cómo se han dado las movilizaciones en contra de las extractivas. De repente esta es una nueva oportunidad para construir un frente unido global por un nuevo mundo en el que se incluyan otras formas de vida.