Dar o no dar
Vivian Newman Pont Diciembre 25, 2014
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Los países de influencia anglosajona celebran hoy 26 de diciembre el día de las cajas (Boxing Day).
Los países de influencia anglosajona celebran hoy 26 de diciembre el día de las cajas (Boxing Day).
Es una fecha en la que se acostumbra hacer regalos o dar plata a las personas que están en posición de servicio o desfavorabilidad. En Colombia, algunos de los que trabajan reciben algo parecido, pero hay quienes están totalmente desprotegidos.
Parece que esta tradición británica se origina en varias teorías que incluyen desde las cajas de las iglesias que recogían dinero para los pobres y se abrían el día siguiente de Navidad, hasta los deseos de recompensar el buen servicio o la desprotección.
Aquí no se celebra el día de las cajas, pero desde hace unos 50 años se entrega la prima de servicios, que surgió como reconocimiento a la participación en las utilidades de las empresas. Este pago se entrega de manera anticipada en junio y diciembre. El sector público tienen además la prima de Navidad.
Sin embargo, hay quienes trabajan y no reciben la prima. Es el caso del servicio doméstico. A pesar de su poco salario, las empleadas domésticas no tienen este derecho, situación que en sentencia del mes pasado la Corte Constitucional consideró abiertamente irrazonable y violatoria del principio de igualdad. Los trabajadores informales, que en un 65,9% no están afiliados a pensiones según los últimos datos del DANE, es muy probable que tampoco reciban la prima de servicios.
Pero en esta ocasión me quisiera ocupar de un sector aún más vulnerable: las personas que piden dinero en la calle. Frente a las donaciones simples en las calles hay una resistencia gigante. Uno siempre duda si entregar unas monedas va a implicar un robo, si existe una mafia detrás de los que piden en los semáforos, si ayudaremos a alimentar esa explotación o si estamos impulsando la pereza o el engaño.
En lo que a mí respecta, paso por todos los anteriores estadios: dudo y me arrepiento de dar o de no haber dado en muchas oportunidades. Pero si lo pienso más fríamente sin tener una mano extendida enfrente mío, puedo aventurarme a ofrecer algunas razones que pueden ayudar a entender que es mejor dar que no dar:
—La razón moral: compasión, piedad y solidaridad.
—La razón política: dar es una forma de reconocer que la pobreza y la desigualdad afectan sensiblemente las posibilidades de subsistencia y movilidad de quien pide.
—La razón económica: se genera un efecto redistributivo, pues darle al que menos tiene no hace más pobre al que da y sí mitiga la precariedad del que menos tiene.
—La razón religiosa: los primeros libros de la Biblia, que comparte la mayoría religiosa colombiana, tienen varios capítulos y versículos que invitan al creyente a compartir con el que necesita o no tiene.
—La razón egoísta: dar hace sentir mejor al donante
Si alguna de estas razones es convincente, no solo hoy 26 de diciembre sino cuando se acerque a quién pide en las calles, ¿no valdría acaso la pena sonreír y dar, antes de que le pidan? Así en el fondo sepamos que falta una política pública adecuada.