#DerechosCampesinosYA
Ana María Narváez octubre 11, 2018
| Lukas Budimaier
La protección de los derechos de los campesinos implica proteger derechos esenciales del resto de la población, incluyendo la urbana, dado al impacto de la producción de alimentos sobre derechos como a la salud y al ambiente sano.
La protección de los derechos de los campesinos implica proteger derechos esenciales del resto de la población, incluyendo la urbana, dado al impacto de la producción de alimentos sobre derechos como a la salud y al ambiente sano.
Martha, mi profesora de quinto de primaria, llegó al salón el primer día de clase y preguntó quién era la persona más importante en la sociedad. Nombramos al presidente, los bomberos, los que construyen casas y autopistas, hasta dijimos que era la misma profesora Martha, pero ninguno acertó. “Son los campesinos, porque sin ellos no tendríamos qué comer” contestó ella. Regresé a casa muy confundida. Mi abuelita campesina, que vivía en las montañas andinas de Nariño (Colombia), siempre me recordaba que tenía que estudiar y esforzarme mucho para conseguir una buena vida en la ciudad y que no me tocara vivir en el campo. Me decía que allá se pasaban muchas necesidades y había mucha pobreza. A mis nueve años no entendía cómo la profesora Martha iba a decir que los campesinos eran las personas más importantes y a la vez la pasaban tan mal, ¿Por qué las personas más importantes eran las que recibían menos de la sociedad?
Según el Banco Mundial en el mundo hay más de 3.400 millones de habitantes en las zonas rurales, de quienes depende la alimentación del 70 % de la humanidad (imagen 1). Aunque casi como un chiste cruel, el 80% de las y los campesinos sufren hambre y pobreza. La desigualdad en el acceso a la tierra, el cambio climático que aumenta los riesgos asociados a los desastres naturales y otros desafíos a los que se enfrentan cuando buscan obtener un nivel de vida adecuado y cuando son sometidos a desplazamientos forzados y marginación, son parte de las causas por las cuales muchas campesinas y campesinos ya no pueden ganarse la vida en las tierras que trabajan, lo que les obliga a emigrar a las ciudades en busca de oportunidades.
A pesar de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de su Agenda 2030, de la FAO y de sus tres últimos Relatores para el Derecho a la Alimentación (Ziegler, De Shutter y Elver), ha resaltado la necesidad de hacer un cambio de paradigma en el sistema alimentario global y reivindicar el rol de las y los campesinos, dichos pronunciamientos no han tenido mayor impacto y aún predomina un amplio vacío en el marco internacional de los derechos humanos para hacer efectivos sus derechos.
Sin embargo, la última semana de septiembre de este año fue una semana histórica que reflejó los más de 17 años de largas y arduas negociaciones de los movimientos campesinos. Miles de personas de todo el mundo se unieron en una sola voz que pedía #DerechosCampesinosYA (imagen 2), por medio de manifestaciones públicas y redes sociales. Las movilizaciones tenían como fin llamar la atención del Consejo Derechos Humanos de la ONU, que se encontraba en su 39° periodo de sesiones en Ginebra (Suiza), ad portas de decidir si le daba el visto bueno al proyecto de Declaración los de derechos campesinos, o no. A su suerte su voz fue escuchada y el pasado 28 de septiembre, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, con 33 votos a favor, 11 abstenciones y 3 votos en contra*, le dio el visto bueno al borrador de la Declaración.
Esta votación significa que los y las campesinas están un paso más cerca de lograr que sus derechos se reconozcan y protejan, la votación definitiva se llevará a cabo en noviembre durante la Asamblea General de la ONU en New York. Aunque muchos Estados han sido escépticos en dar su apoyo a la Declaración, las organizaciones campesinas confían en que serán más los votos a favor.
¿Cómo surge la declaración de derechos campesinos?
La Declaración de Derechos de los campesinos y trabajadores de zonas rurales ha sido liderada desde la década de 1990 por organizaciones sociales y movimientos campesinos, como la Vía Campesina, FIAN Internacional, el Centre Europe – Tiers Monde (CETIM), entre otros, quienes tras varios años de consensos y consultas internacionales consolidaron el texto de la declaración y en el año 2008 lo presentaron por primera vez a consideración de la ONU.
“Ha sido un camino largo y duro, pero como campesinas, como personas que han visto la cara más amarga de la pobreza y el olvido, también somos resistentes y nunca damos nuestro brazo a torcer”, dijo Elizabeth Mpofu, coordinadora general de La Vía Campesina tras conocer la votación del pasado 28 de septiembre. Si la declaración es adoptada por la ONU, seguiría la parte más importante, no precisamente la más fácil, y es que los gobiernos ratifiquen su compromiso con el campesinado iniciando un proceso de implementación de políticas públicas efectivas que reconozcan y garanticen el goce efectivo de sus derechos.
El borrador de la Declaración que será sometido a votación ante la Asamblea General de la ONU contiene 28 artículos, los cuales están guiados por seis ejes fundamentales: i) derecho a un nivel de vida adecuado, ii) derecho a la soberanía alimentaria, lucha contra el cambio climático y conservación de la biodiversidad, iii) adopción de reformas agrarias estructurales y protección frente al acaparamiento de tierras, iv) derecho a que las y los campesinos puedan conservar, utilizar, intercambiar y/o vender sus semillas, v) derecho a recibir una remuneración digna por sus cosechas y trabajo, y vi) derechos colectivos para contribuir a la justicia social sin ningún tipo de discriminación.
Sostenibilidad alimentaria y derechos humanos
Es importante recalcar que la protección de los derechos de los campesinos implica proteger derechos esenciales del resto de la población, incluyendo la urbana, dado al impacto de la producción de alimentos sobre derechos como a la salud y al ambiente sano. Según la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la población mundial llegará a los 9 mil millones de personas para el 2050 y se necesitarán casi tres planetas para proporcionar los recursos naturales precisos para mantener el estilo de vida actual. Entonces, ¿Cómo alimentar de manera sostenible a las generaciones actuales sin que afecte los recursos de las generaciones futuras?
Un creciente grupo de investigadores y activistas en justicia alimentaria sugieren que se puede lograr un sistema alimentario más sostenible a través de la agricultura familiar campesina basada en un enfoque agroecológico, pues el uso de agroquímicos es significativamente inferior, protege la biodiversidad, los ecosistemas y garantiza el uso sostenible de los suelos para la producción de alimentos a largo plazo, incluso, el rendimiento de los cultivos puede ser hasta en un 79% mayor comparado con el modelo agroindustrial. A pesar de esto, las vidas de las y los campesinos y trabajadores rurales siguen siendo altamente vulnerables ante un sistema alimentario que no los reconoce.
Después de varios años, con la cabeza llena de preguntas más que respuestas, no tengo duda de que la profesora Martha decía la verdad, pero también mi abuela. Hoy en el mundo, las personas a quienes debemos el alimento de cada día se encuentran en extremas condiciones de inseguridad alimentaria, y en muchos casos sin acceso a servicios básicos como agua, salud y educación. Celebro que la Declaración esté un paso más cerca de hacerse realidad, de que las personas más importantes de la sociedad sean escuchadas y abrazadas por esta, guardo la esperanza de que más temprano que tarde tengamos #DerechosCampesinosYA.