El Gini de los mundiales
Rodrigo Uprimny Yepes diciembre 18, 2022
Esta concentración de títulos en la Copa Mundo es tan fuerte que incluso es mayor que la de la tierra en Colombia, que es ya decir mucho. | Georgi Licovski, EFE
¿Qué explica esa altísima concentración de títulos en los mundiales? No deja de ser un misterio esa persistente concentración de títulos en tan pocos equipos.
¿Qué explica esa altísima concentración de títulos en los mundiales? No deja de ser un misterio esa persistente concentración de títulos en tan pocos equipos.
El fútbol es un deporte lleno de sorpresas, pues los favoritos pueden ser derrotados por equipos supuestamente chicos, incluso en los mundiales, como lo mostraron las victorias de Arabia Saudita contra Argentina o las de Marruecos contra España y Portugal. Esta incertidumbre en los resultados es una de las magias de este maravilloso deporte.
Sin embargo, en los mundiales existe un cierto misterio: a pesar de que haya batatazos en las eliminatorias, o en la fase de grupos, o incluso en cuartos de final, casi siempre ganan la copa los mismos seis equipos. Y la final de hoy en Catar entre Francia y Argentina no es la excepción.
Un poco de historia y algunos datos ilustran ese misterio: este mundial de Catar es el 22 desde que empezaron los torneos en 1930 en Uruguay. Por su parte, la FIFA tiene afiliadas hoy 211 selecciones nacionales, con lo cual su número de integrantes es mayor que el de las Naciones Unidas, que está compuesta por 193 Estados. La razón: algunos Estados de la ONU, como el Reino Unido, tienen tres selecciones nacionales en la FIFA: Inglaterra, Escocia y Gales.
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Con ese número tan elevado de miembros de la FIFA uno podría esperar que las copas hubieran sido ganadas por muchos equipos. Pero no es así: seis selecciones (menos del 3 % de los integrantes de la FIFA) concentran el 90 % de los títulos: Brasil, Italia, Alemania, Uruguay, Argentina y Francia.
Esta concentración de títulos en la Copa Mundo es tan fuerte que incluso es mayor que la de la tierra en Colombia, que es ya decir mucho. Para demostrar lo anterior, nos divertimos con la colega de Dejusticia Mariana Matamoros calculando el coeficiente de Gini de concentración de títulos en los mundiales para compararlo con el de tierras en Colombia.
El Gini es uno de los indicadores más usados en ciencias sociales para medir la desigualdad. Su significado técnico es poco intuitivo, por lo cual algunos lo critican, pero en términos simples funciona así: el Gini varía entre 0, que es una igualdad absoluta, y 1, que representa desigualdad absoluta. Un Gini por debajo de 0,25 indica una razonable igualdad, mientras que uno por encima de 0,5 representa altos niveles de desigualdad. La concentración de la tierra en Colombia es altísima, una de los peores del mundo: su escandaloso Gini es, según ciertos cálculos, 0,90.
Calculamos entonces el Gini de títulos mundiales con dos procedimientos: una cifra conservadora en que solo tuvimos en cuenta los 79 equipos que pasaron las eliminatorias y pudieron jugar una copa: nos dio un Gini de 0,93. Si incluimos las 211 selecciones de la FIFA se eleva a 0,97.
¿Qué explica esa altísima concentración de títulos en los mundiales? Hace 50 años se decía que era porque solo unos pocos países tenían verdadera tradición futbolística, o “jerarquía”, como dicen los comentaristas deportivos, para ganar títulos, como Uruguay, Italia, Alemania o Brasil, los cuatro semifinalistas del inolvidable México 70. Sin embargo, esa respuesta no era convincente ni siquiera en esos años, pues no explicaba que países de pasión y tradición futbolística, como Argentina, no tuvieran aún título. Hoy esa posible respuesta es aún menos convincente debido a la mundialización de la pasión por el futbol y la cantidad de selecciones descollantes, como Holanda, tres veces semifinalista y tres veces derrotada por alguno de esos seis eternos triunfadores.
Nadie pretende una suerte de reforma agraria que desconcentre los títulos en los mundiales pues eso le quitaría la magia al juego. Pero no deja de ser una injusticia metafísica que tan pocos países puedan gozar de un título mundial. Y en todo caso no deja de ser un misterio esa persistente concentración de títulos en tan pocos equipos.
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