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Campesinado

El campesinado sigue siendo visto de manera prevalente como productor de alimentos, concretamente cuando se seƱalan las apuestas en materia agraria y alimentaria. | Yeraldina MƔrquez

Ante este panorama resaltamos el hecho de que las apuestas del movimiento campesino empiezan a tener eco dentro de las propuestas de los candidatos presidenciales.

Ante este panorama resaltamos el hecho de que las apuestas del movimiento campesino empiezan a tener eco dentro de las propuestas de los candidatos presidenciales.

A medida que se acercan las elecciones presidenciales aumenta la informaciĆ³n disponible sobre las candidaturas y sus propuestas. Su postura frente a temas como reforma a la fuerza pĆŗblica, promociĆ³n de derechos a mujeres y diversidades sexuales, polĆ­tica tributaria, pensiones, legalizaciĆ³n de las drogas y negociaciones de paz con grupos al margen de la ley es abundante, pero, ĀæquĆ© han dicho los candidatos sobre los temas campesinos y agrarios?

Desde la LĆ­nea de Tierras y Campesinado de Dejusticia construĆ­mos unaĀ matriz comparativa de los programas de gobierno en materia rural que tienen los cuatro candidatos que lideran las encuestas: Gustavo Petro, Federico GutiĆ©rrez, Rodolfo HernĆ”ndez y Sergio Fajardo, la cual ponemos a disposiciĆ³n de todas las personas interesadas. A partir de hoy realizaremos una serie de entradas que buscan diversificar el debate. En esta ocasiĆ³n, nos preguntamos ĀæcuĆ”les son las propuestas que involucran directamente al campesinado? y ĀæcuĆ”l es la imagen que hay de este sujeto en sus programas? Pues bien, en la mayorĆ­a de programas hay mĆ”s silencios que propuestas especĆ­ficas.

Con excepciĆ³n de la propuesta del Pacto HistĆ³rico en donde el campesinado es un actor fundamental en el ordenamiento territorial alrededor del agua, y un sujeto al que es necesario reconocerle de manera plena como sujetos de derechos, los demĆ”s programas de gobierno mantienen las referencias al campesinado de manera exclusiva, como un sujeto vulnerable y/o como trabajador rural, concentrĆ”ndose las propuestas en su dimensiĆ³n productiva. El movimiento campesino en Colombia -respaldado por una comisiĆ³n de expertos/as en temas agrarios y campesinos y por el Icanh-, ha sido enfĆ”tico en los Ćŗltimos aƱos en demandar un reconocimiento en tanto sujetos histĆ³ricos, que tienen una dimensiĆ³n territorial, organizativa y cultural ademĆ”s de la productiva.

Considerando que Colombia en buena medida es un paĆ­s anfibio, con dos costas, numerosos rĆ­os y cuerpos de agua, llama la atenciĆ³n que la poblaciĆ³n de pescadores-campesinos solo aparece en referencias a algunas medidas en los programas de Fajardo y Petro. En el primero se enfatiza en la necesidad de modificar el Estatuto General de Pesca, para que reconozca las especificidades de las comunidades pesqueras, asĆ­ como, la necesidad de crear mecanismos de vigilancia a la pesca ilegal no declarada y reglamentada. En el segundo caso, se reconoce la prioridad de los pescadores locales en esta economĆ­a. En las propuestas de ambos candidatos se busca orientar la actividad pesquera a sistemas sostenibles y que garanticen la protecciĆ³n de las fuentes hĆ­dricas.

Centrarse en la dimensiĆ³n productiva de esta poblaciĆ³n genera silencios en otras dimensiones de la vida campesina. A continuaciĆ³n, detallaremos algunos de estos.

El primer silencio que detectamos se produce alrededor de la exigencia de reconocimiento de derechos colectivos especĆ­ficos en tanto campesinos. A nivel internacional la CLOC VĆ­a Campesina, liderĆ³ en la Asamblea General de Naciones Unidas la aprobaciĆ³n de la DeclaraciĆ³n Universal de los Derechos del Campesinado. En la votaciĆ³n de este instrumento en 2018 Colombia a travĆ©s del actual Gobierno Nacional se abstuvo de votar. Pues bien, la adopciĆ³n de la DeclaraciĆ³n de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos, sĆ³lo es incluĆ­da en la propuesta del Pacto HistĆ³rico.


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Un segundo silencio y en este caso un silencio total, ocurre frente a la demanda del campesinado de ver materializada la obligaciĆ³n legal de formular y ejecutar una gran polĆ­tica marco a favor del campesinado. Hay que recordar que esta es una obligaciĆ³n que a travĆ©s de la movilizaciĆ³n social se logrĆ³ incluir dentro del actual plan nacional de desarrollo (Art. 253), no obstante al finalizar este gobierno los resultados son casi inexistentes. Frente a este punto de trascendental importancia en tĆ©rminos de igualdad material ningĆŗn candidato ha dicho algo.

Otro de los principales reclamos del campesinado es el reconocimiento y fortalecimiento de la territorialidad campesina, llĆ”mense Zonas de Reserva Campesina (ZRC) o territorios campesinos agroalimentarios, como espacios privilegiados en donde son posibles las diferentes formas de vida de estas comunidades campesinas (agromineras, paramunas, sabaneras, etc). La territorialidad campesina como figura de ordenamiento territorial atraviesa numerosos obstĆ”culos, entre ellos la estigmatizaciĆ³n, como ocurre con las ZRC, figura que ha sido negada en varias de las solicitudes de constituciĆ³n por parte de la autoridad agraria; de otra parte, ha padecido la ausencia de recursos, asĆ­ como problemas de coordinaciĆ³n interinstitucional necesaria para garantizar la efectiva ejecuciĆ³n de sus planes de desarrollo sostenible, instrumentos que son construidos de abajo hacia arriba por las comunidades campesinas quienes solicitan la constituciĆ³n de una ZRC. Frente a este tema, nuevamente con excepciĆ³n del Pacto HistĆ³rico no hay ninguna menciĆ³n en los restantes programas de gobierno.

El cuarto silencio se encuentra en la defensa de las formas organizativas y de gobernanza del campesinado. La Ćŗnica campaƱa que incluye estas es nuevamente la propuesta del Pacto HistĆ³rico, al manifestar su compromiso con el apoyo de las guardias campesinas, la promociĆ³n de las formas de gobierno, y administraciĆ³n del campesinado, asĆ­ como con el fomento a los planes de vida e instrumentos para el buen vivir y vivir sabroso.


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Ahora bien, en donde sĆ­ hay mayores pronunciamientos es al momento de abordar los conflictos interculturales entre comunidades campesinas e indĆ­genas, los cuales son crecientes en diferentes partes del paĆ­s, en muchas ocasiones por disputas territoriales. En esta ocasiĆ³n Gustavo Petro encamina su propuesta hacia diĆ”logos en torno a una gobernanza intercultural; mientras Federico GutiĆ©rrez seƱala la necesidad de crear mecanismos de participaciĆ³n y resoluciĆ³n de conflictos territoriales para los conflictos interĆ©tnicos, intraculturales e interculturales, sin exponer cuĆ”les podrĆ­an ser estos mecanismos. Ni Sergio Fajardo, ni Rodolfo HernĆ”ndez abordan el tema.

Ante este panorama resaltamos el hecho de que las apuestas del movimiento campesino empiezan a tener eco dentro de las propuestas de los candidatos presidenciales. No obstante, tal y como lo afirmamos al inicio de esta columna, el campesinado sigue siendo visto de manera prevalente como productor de alimentos, concretamente cuando se seƱalan las apuestas en materia agraria y alimentaria.

Tras hablar sobre el reconocimiento del campesinado, en una prĆ³xima columna abordaremos quĆ© dicen las campaƱas en relaciĆ³n a la tierra para las poblaciones rurales y campesinas.

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