“Fracking” y cambio climático
Rodrigo Uprimny Yepes septiembre 30, 2019
Los mejores científicos consideran que cualquier tentativa por explotar con fracking yacimientos no convencionales de petróleo es incompatible con cualquier esfuerzo serio por combatir el cambio climático. | Caty Arévalo, EFE
El gobierno Duque no es consistente al afirmar que tiene un compromiso serio con el cambio climático y al mismo tiempo defender el uso del fracking para explotaciones petroleras, pues ambas posiciones son incompatibles.
El gobierno Duque no es consistente al afirmar que tiene un compromiso serio con el cambio climático y al mismo tiempo defender el uso del fracking para explotaciones petroleras, pues ambas posiciones son incompatibles.
El presidente Duque expresó el pasado lunes en la Cumbre de Acción Climática de Naciones Unidas que había que tener “firmeza” en la lucha contra el calentamiento global, pues era el “momento de pasar de los discursos a las acciones”, con el fin de dejar “una mejor casa común a nuestros hijos”. Es una buena declaración, pero que se ve contradicha por la insistencia del mismo Gobierno en impulsar el fracking en Colombia para nuevas explotaciones petroleras.
La contradicción existe porque uno no puede sostener al mismo tiempo que combate el cambio climático y que está a favor del fracking para yacimientos no convencionales de petróleo. El tema tiene complejidad técnica, pero puede ser explicado en forma sencilla, como lo ha hecho el libro de la Fundación Heinrich Böll: La prohibición del fracking en Colombia como un asunto de política pública.
El punto de partida es que si no queremos catástrofes ambientales mayores a las que ya estamos viviendo es necesario evitar que la temperatura global supere 2 °C frente a los niveles previos a la Revolución Industrial. El Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por su sigla en inglés) ha señalado que debería incluso buscarse una meta menor (1,5 °C) para evitar ciertos daños irreversibles. Y para ello solo hay una solución realista: reducir la emisión de gases invernadero. Esto significa dejar progresivamente de usar energías fósiles, basadas en carbono, como petróleo, carbón o gases, con el fin de pasar a energías limpias, que no generen gases invernadero, como la energía eólica.
Aunque los cálculos son muy complejos, los mejores científicos han estimado la cantidad de carbono que se podría emitir en la atmósfera con el fin de no superar los 2 °C. Es lo que llaman el “presupuesto de carbono”. Así, el Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA) de Austria estimó que ese presupuesto estaba entre 6.000 y 12.400 millones de toneladas de dióxido de carbono.
Por su parte, un estudio de McGalde y Etkins, investigadores de la UCL (University College London), que fue publicado en la prestigiosa revista Nature, concluyó que para no sobrepasar ese presupuesto de carbono había que abstenerse de usar un tercio de las reservas de petróleo, la mitad de las reservas de gas y 80% de las reservas de carbón. Eso significa que hoy hay demasiado petróleo y gas, pues si se explotaran las reservas existentes, superaríamos el presupuesto de carbono y la temperatura aumentaría más de 2 °C.
Ahora bien, el fracking pretende explotar nuevos yacimientos, a saber los llamados yacimientos no convencionales. Pero eso contradice la idea de que ya hay demasiado gas y petróleo en el mundo, a tal punto que muchas de las reservas tienen que dejarse sin explotar si queremos realmente evitar un calentamiento global catastrófico.
Es cierto que hay alguna controversia sobre el fracking para extraer gas, pues algunos consideran que en el corto plazo podría no ser negativo, por cuanto permitiría usar más gas y menos carbón o petróleo, que son peores en términos de emisión de gases invernadero. Por el contrario, los mejores científicos consideran que cualquier tentativa por explotar con fracking yacimientos no convencionales de petróleo es incompatible con cualquier esfuerzo serio por combatir el cambio climático.
El gobierno Duque no es consistente al afirmar que tiene un compromiso serio con el cambio climático y al mismo tiempo defender el uso del fracking para explotaciones petroleras, pues ambas posiciones son incompatibles.
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