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Hay estrellas de fútbol que han hecho jugadas maravillosas fuera del terreno. En situaciones extremas y trágicas, tuvieron gestos humanos audaces, no desprovistos de riesgos. Ahora que se acerca el mundial, valdría la pena recordar esas otras jugadas de algunos grandes futbolistas.

Hay estrellas de fútbol que han hecho jugadas maravillosas fuera del terreno. En situaciones extremas y trágicas, tuvieron gestos humanos audaces, no desprovistos de riesgos. Ahora que se acerca el mundial, valdría la pena recordar esas otras jugadas de algunos grandes futbolistas.

El austriaco Matthias Sindelar fue uno de ellos. Hoy pocos lo recuerdan pero fue el mejor jugador del mundo de los años treinta. Era un goleador tan hábil, inteligente y artístico, que lo llamaban el Mozart del fútbol. Era el líder del llamado “equipo maravilla” de Austria, que era tal vez el mejor seleccionado de la época.

Pero a Sindelar le tocó una época dolorosa: en marzo de 1938, el régimen nazi anexó a Austria. Y como en ese momento Alemania era un equipo regular, los nazis quisieron completar el Anschluss político con uno futbolístico y disolvieron la selección de Austria para incorporar a sus estrellas en la selección alemana.

Hubo un partido de despedida, en donde obviamente se esperaba que Austria no derrotara a los alemanes. Pero Sindelar, por orgullo futbolístico y nacional, no se aguantó y metió uno de los goles decisivos, que además celebró efusivamente. Austria ganó 2-0, lo cual enfureció a los nazis.

En las semanas siguientes, Sindelar simuló lesiones para no participar en el seleccionado de un régimen que detestaba, pues aunque no era una persona politizada, aborrecía el racismo nazi. Sindelar siguió frecuentando y apoyando, hasta donde pudo, a sus amigos judíos.

Esta actitud digna le costó caro pues fue marginado social y deportivamente. En enero de 1939 fue hallado muerto en su apartamento, asfixiado por monóxido de carbono. Nunca quedó claro si fue un accidente, un suicidio o un asesinato, pues el caso fue cerrado abruptamente.

Sindelar no ha sido la única estrella de fútbol que ha tenido gestos dignos en momentos muy difíciles y asumiendo costos personales. Otros (aunque no tantos) también lo han hecho, como Drogba, el gran delantero de Costa de Marfil, que ha puesto su prestigio futbolístico al servicio de la paz en su país. O como el alemán Paul Breitner, que renunció al Mundial de 1978 para no legitimar a la atroz dictadura argentina. Un gesto significativo, ahora que sabemos que la ESMA, en donde fueron torturados y desaparecidos centenares de argentinos, quedaba a pocas cuadras del estadio Monumental, en donde se jugó la final.

No creo que en condiciones normales las estrellas de fútbol deban involucrarse en política. Pero hay situaciones extremas en que los gestos de estos ídolos son bienvenidos pues pueden marcar una diferencia histórica. La suerte de la dictadura argentina hubiera sido distinta si el gesto de Breitner no hubiera sido un caso aislado sino una protesta masiva.

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La elección de Gloria Ortiz a la Corte Constitucional es una gran noticia. La conozco hace años y creo que tiene todas las cualidades personales y profesionales para ser una gran magistrada.

De interés: Derechos políticos

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