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La justicia tiene que reaccionar ante su crisis de legitimidad y credibilidad.

La justicia tiene que reaccionar ante su crisis de legitimidad y credibilidad.

Recién terminó enero de 2016 y seguimos invadidos de noticias que reflejan la crisis de la justicia. Aunque siempre es grave que la justicia esté en crisis, este año es más delicado. Es posible que se firme el acuerdo de paz y se inicie una nueva etapa que puede generar mayor demanda de justicia, sobre todo si el Estado hace presencia en territorios que ha tenido olvidados. Por eso, este año el país necesita una justicia seria, eficaz e independiente que le dé tranquilidad a la ciudadanía.

Pero mientras la justicia siga en crisis, esto será muy difícil. Esa crisis tiene varias aristas, pero ahora me referiré a dos. Primero, la gran incertidumbre que existe acerca del actual funcionamiento del gobierno y la gerencia de la rama judicial. Segundo, los serios cuestionamientos que enfrentan las altas esferas judiciales por su incapacidad de organizar elecciones internas, confiables, legítimas y sin rasgos clientelistas.

Con respecto a lo primero, el órgano creado para reemplazar a la cuestionada Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura, (que es bastante corporativo y cuyo diseño no resuelve todos los problemas), no solo no ha entrado a funcionar sino que su proceso de conformación ha sido desastroso. Como consecuencia, la Sala Administrativa continúa en ejecución de funciones pero no tiene suficiente legitimidad ni credibilidad.

Los problemas de conformación del órgano que reemplaza a la Sala Administrativa tienen varios responsables. Por un lado, el Congreso y el Gobierno que diseñaron un proceso de transición en la reforma de equilibrio de poderes bastante improvisado y con tiempos cortos de ejecución. Por otro lado, las altas esferas judiciales (particularmente, los presidentes de las tres altas cortes), que tuvieron a su cargo la organización de las cuestionadas elecciones de los miembros de ese órgano.

No debemos olvidar que fue la Rama Judicial quién organizó la elección del representante de los jueces, de los empleados y de los tres técnicos del famoso Consejo de Gobierno Judicial. Son esos procesos los que han sido altamente cuestionados, a tal punto que el Consejo de Estado ordenó modificar los términos de la convocatoria de la elección de los representantes de los jueces y empleados por haber adicionado requisitos, suspendió provisionalmente al representante de los jueces, y suspendió el acto que convocó la designación de los tres técnicos.

Las altas esferas judiciales nos deben muchas explicaciones, pero ahora además tienen que reaccionar ante la crisis judicial. Eso implica abordar seriamente los problemas internos que les han minado credibilidad y legitimidad. No pueden seguir diciendo que sus dificultades son culpa de otros, que no están en crisis, que esta es solo mediática, que necesitan otras reformas, que los cambios realizados no les gustan, entre otras. ¡No! Este año, en el que el posconflicto se acerca y la justicia necesita tener una buena dosis de confiabilidad, las altas esferas judiciales tienen que garantizar que no hay clientelismo en los procesos de elección que organizan, que son capaces de superar sus fraccionamientos internos, que pueden autogobernarse de manera seria y confiable, que pueden elegir el reemplazo del Fiscal General a tiempo, entre otras. En 2016, ¡la justicia tiene que reaccionar!

De interés: Sistema Judicial

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