La binacionalidad del pueblo wayuu: la visión desde su cosmología
Dejusticia Febrero 6, 2023
La visión del territorio de La Guajira como entorno biocultural, un conocimiento que abarca las dinámicas que existen entre el territorio y su riqueza biológica, está inmersa en la memoria de los wayúu, quienes la han transmitido de generación en generación. Así, la separación del territorio en zonas de frontera, como la parte colombiana y la venezolana pareciera una división invisible, salvo por letreros y referentes de ubicación que señalan en qué país uno se encuentra. | EFE
Los wayuu han reclamado el reconocimiento de su binacionalidad apelando al vínculo jurídico y político que los une con Colombia y Venezuela y que debería traducirse en plena garantía de derechos y ciudadanía en los dos países.
Los wayuu han reclamado el reconocimiento de su binacionalidad apelando al vínculo jurídico y político que los une con Colombia y Venezuela y que debería traducirse en plena garantía de derechos y ciudadanía en los dos países.
Lo que para Venezuela y Colombia es una frontera, para el pueblo wayuu es el espacio en donde siempre han vivido, un territorio en el cual las familias y clanes se comunican y movilizan de acuerdo a sus referentes geográficos como los tiempos de lluvia y la búsqueda de mejores parcelas para la cría de sus animales. Dividido en dos partes, este blog explica la importancia de reconocer la binacionalidad del pueblo wayuu de acuerdo al derecho internacional. En esta primera parte, nos centramos en la concepción del territorio de acuerdo a la cosmología wayuu. En la segunda entrada, mostraremos por qué el entendimiento del territorio desde el pensamiento wayuu es clave para superar la crisis humanitaria que padece este pueblo indígena.
Cosmopolítica Wayuu
La visión del territorio de La Guajira como entorno biocultural, un conocimiento que abarca las dinámicas que existen entre el territorio y su riqueza biológica, está inmersa en la memoria de los wayúu, quienes la han transmitido de generación en generación. Así, la separación del territorio en zonas de frontera, como la parte colombiana y la venezolana pareciera una división invisible, salvo por letreros y referentes de ubicación que señalan en qué país uno se encuentra. Si una persona se presenta ante los mayores wayúu en sus rancherías del departamento de La Guajira colombiana, hacen la pregunta: “¿Vienen de Colombia?, ¿Eres de Venezuela?” como si la clasificación entre venezolano o colombiano correspondiera a la identidad extranjera que existe en La Guajira, en donde todos se identifican como wayuu.
La vinculación del pueblo wayuu con ambos territorios es anterior a la constitución moderna de los Estados y resistió los procesos colonizadores e independentistas. Es en este escenario de continuidad histórica y cultural en el que se inscribe la binacionalidad del pueblo wayuu, pero que no ha sido reconocida por Venezuela, ni por Colombia, ocasionando una ruptura a los modos de vida del pueblo wayuu e imposibilitando su acceso a derechos sociales y económicos. Esta situación los ha condenado a la desatención y pobreza histórica que se agrava en un contexto de emergencia humanitaria.
En tiempos más recientes, los wayuu han reclamado el reconocimiento de su binacionalidad apelando al vínculo jurídico y político que los une con ambos Estados y que debería traducirse en plena garantía de derechos y ciudadanía en los dos países.
Sin embargo, este vínculo territorial que integra una multiplicidad de saberes tradicionales y derechos bioculturales no ha sido implementado ni en Venezuela ni en Colombia, aunque la Ley 43 de 1993 estableció las normas para adquirir, renunciar, perder y recuperar la nacionalidad colombiana. De manera importante, esta ley reconoció que los pueblos indígenas transfronterizos tienen derecho a la nacionalidad colombiana, pero desde entonces no ha habido un desarrollo normativo con respecto a la manera de implementar ese reconocimiento en la realidad.
El territorio de la Gran Nación Wayúu
Para hablar del territorio wayúu tenemos que remitirnos a su tradición oral, pues solo a través de sus narraciones nos podemos hacer una idea de la forma en que sus hombres y mujeres perciben el mundo: Maleiwa después de haber creado a la humanidad quiso dispersarla por el mundo por medio de las castas, pero antes le asignó un nombre a cada una para que se distinga su linaje.
Según relata Weildler Guerra Curvelo, la denominación de las castas recayó en personajes de la fauna. En principio Maako (el mono), fue designado por Maleiwa para esta labor, pero fue irrespetuoso con las familias wayúu. Entonces, Maleiwa le asignó la tarea a Utta, que por su carácter prudente era el más adecuado para asumir la responsabilidad. El pájaro Utta fue el primer mediador o palabrero del pueblo wayúu: tiene el don de la palabra con el que desarrolló una retórica práctica para resolver conflictos.
El pájaro Utta reunió a las parejas wayúu y les asignó un animal como emblema totémico de unión y fraternidad, además de decirle a la mujer wayúu que ellas engendrarían a los nativos de su propia casta a través de su descendencia. En total se constituyeron alrededor de 30 castas y de acuerdo a las cualidades totémicas se fueron asignando los territorios a las castas wayúu, por ejemplo, la casta Ipuana en lengua wayuunaiki quiere decir “estos que viven bien encima de las piedras”.
Este contexto cultural sirve para comprender por qué la vinculación de los wayúu con Colombia y Venezuela debe ser analizada desde su concepción territorial que va más allá de la definición tradicional de frontera como la intersección y límite entre los Estados Nación.
Entre Colombia y Venezuela hay un importante número de pueblos indígenas transfronterizos, entre los que se cuentan los pueblos wayuu, Barí, Yukpa, Sáliva, Hitnu, Piaroa, Puinave, Sikuani y U’wa. A pesar de tratarse de pueblos indígenas que han sido históricamente discriminados y vulnerables a la pobreza, los Estados no han celebrado ningún tratado internacional que regule la identidad de los pueblos indígenas binacionales para garantizar el acceso a sus derechos humanos.
Entre Venezuela y Colombia solo se ha celebrado un acuerdo en relación a la regulación de planes, programas y proyectos tendientes a mejorar las condiciones de vida específicamente para el pueblo wayuu (Acuerdo para el Desarrollo Integral y Asistencia Básica de las Poblaciones Indígenas Wayuu de 1990). Sin embargo, este instrumento fue declarado inexequible por la Corte Constitucional de Colombia en la Sentencia C-615 de 2009, dado que no se realizaron los procesos de consulta previa al pueblo wayuu necesarios en materia de leyes aprobatorias de tratados internacionales, un tema novedoso en la jurisprudencia constitucional colombiana.
Ahora bien, en 2018, la Cancillería del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, en respuesta a un derecho de petición de un ciudadano wayúu que requería diligenciar los requisitos para adquirir la nacionalidad colombiana, manifestó que el reconocimiento de la nacionalidad colombiana por adopción de pueblos indígenas transfronterizos se condiciona a la existencia de un tratado con el Estado con el que se comparte territorio. Según la Cancillería, esta interpretación responde a la “aplicación del principio de reciprocidad”, y hoy en día no existe un tratado público que permita implementar esta medida en favor del pueblo wayuu.