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Libertad de expresión

Retomo esta hermosa y robusta defensa de la libertad de expresión y de la democracia por Rosa Luxemburgo, una pensadora de indiscutibles convicciones de izquierda, para desde ella cuestionar los ataques de Gustavo Petro contra la libertad de expresión, sin que mi crítica sea fácilmente despachada por sus seguidores como una censura de la derecha contra su líder. | Jorge Torres, EFE

Debemos criticar a todos los líderes (de izquierda, derecha o centro) que atenten contra la libertad de expresión, pues la democracia requiere de su protección, en especial, recordando a Luxemburgo, de quien piensa distinto a nosotros. Incluso y especialmente si son discursos que nos chocan, o irritan o inquietan a los políticos que nos son ideológicamente cercanos.

Debemos criticar a todos los líderes (de izquierda, derecha o centro) que atenten contra la libertad de expresión, pues la democracia requiere de su protección, en especial, recordando a Luxemburgo, de quien piensa distinto a nosotros. Incluso y especialmente si son discursos que nos chocan, o irritan o inquietan a los políticos que nos son ideológicamente cercanos.

En 1918, los bolcheviques suprimieron la recién electa asamblea constituyente, argumentando que la Revolución de Octubre la tornaba innecesaria por cuanto la verdadera democracia estaría en los sóviets. En su conocido texto La Revolución Rusa, Rosa Luxemburgo les dijo, en forma severa y con sentido profético, que esa decisión autoritaria llevaría al marchitamiento de la democracia y a la dictadura pues “sin elecciones generales, libertad de prensa y de reunión ilimitadas, lucha libre de opinión y en toda institución pública, la vida se extingue, se torna aparente y lo único activo que queda es la burocracia”. Concluyó con su célebre admonición, que encabeza esta columna: “La libertad reservada a los partidarios del gobierno, sólo a los miembros del partido —por numerosos que ellos sean—, no es libertad. La libertad es siempre, únicamente, libertad para quien piensa de modo distinto”.

Retomo esta hermosa y robusta defensa de la libertad de expresión y de la democracia por Rosa Luxemburgo, una pensadora de indiscutibles convicciones de izquierda, para desde ella cuestionar los ataques de Gustavo Petro contra la libertad de expresión, sin que mi crítica sea fácilmente despachada por sus seguidores como una censura de la derecha contra su líder.

Petro ha recibido muchos ataques injustos, incluyendo varios del opinador David Ghitis; muchas de sus propuestas son además estigmatizadas y distorsionadas por ciertos medios de opinión. Petro tiene entonces todo el derecho a responder vigorosamente a todos estos ataques y distorsiones; en particular, podía criticar la columna de Ghitis en RCN que calificó de atraco (con una argumentación pobre) la propuesta del senador sobre los fondos privados de pensiones. Pero lo que no puede hacer Petro, siendo un candidato con millones de votos y que puede llegar a ser presidente, es acusar a Ghitis, sin pruebas, de ser neonazi y menos sugerir que hay otros en RCN, por cuanto ese calificativo no es una crítica al columnista o al medio de comunicación sino una imputación deshonrosa grave que, dada la importancia de Petro, es peligrosa. Es como cuando Uribe descalifica a sus detractores llamándolos aliados del terrorismo o violadores, como lo hizo con Hollman Morris y Daniel Samper Ospina. Por eso tenía toda la razón el rechazo de la FLIP a ese comportamiento estigmatizador de Petro. Sin embargo, el candidato, en vez de corregir su ataque a la libertad de expresión, se reafirmó y realizó nuevos trinos sugiriendo sesgos de la FLIP en su contra, que fueron amplificados por sus seguidores.

Este ataque de Petro contra la libertad de expresión es aún más preocupante pues tiene antecedentes: en 2012, siendo alcalde, amenazó con denunciar por pánico económico a Noticias Uno, por divulgar un informe sobre la contaminación del agua en Bogotá. Una amenaza inaceptable, pues si el informe era errado y podía generar pánico, entonces Petro podía convocar una rueda de prensa para realizar las clarificaciones.

Los ataques contra la prensa y la libertad de expresión no son para nada monopolio de Petro. Por ello he criticado también censuras semejantes a la libertad de expresión por líderes de derecha, como Alejandro Ordóñez o Álvaro Uribe. Debemos criticar a todos los líderes (de izquierda, derecha o centro) que incurran en comportamientos semejantes, pues la democracia requiere una protección vigorosa de la libertad de expresión, en especial, recordando a Luxemburgo, de quien piensa distinto a nosotros. Incluso y especialmente si son discursos que nos chocan o irritan o inquietan a los políticos que nos son ideológicamente cercanos.

P.D. Por transparencia, aclaro que hago parte de la Asamblea de la FLIP.

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