La magia de las palabras
Carlos AndrƩs Baquero diciembre 16, 2015
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Entre nombres y significados se define la relación de los movimientos sociales con los Estados.
Entre nombres y significados se define la relación de los movimientos sociales con los Estados.
āNosotras somos afrodescendientes, no morenitasā me comentó una lideresa del Chocó. Otro dĆa, una amiga me dijo āyo soy lesbiana, no arepera, ni machorra, sólo lesbianaā. Un hecho similar ocurrió en una conversación familiar cuando un primo corrigió a mi tĆo diciĆ©ndole āse dice indĆgenas, no indiosā ĀæQuĆ© hay detrĆ”s de los comentarios de la lideresa, mi amiga y mi primo? La disputa por las palabras y los significados.
Gran parte de la lucha de los movimientos sociales ha sido por la construcción de una gramĆ”tica, de unas categorĆas para nombrar la realidad. De la posibilidad de hacer cosas con las palabras. Por eso es que un segmento se ha concentrado en crear nuevas categorĆas para incluirlas en el repertorio o resignificar las que ya existen. Con el acto de nombrar, como cuando uno limpia las gafas empaƱadas, se ven realidades que antes se ignoraban.
Por ejemplo, la comunidad LGBTI ha mostrado cómo se usa este repertorio de movilización. Con la creación de la sigla se mostró lo evidente: hay personas que tienen vivencias de la sexualidad diferentes. A su vez, se rompió la división entre las personas con opciones sexuales distintas y se creó un frente unido por la diversidad.
Hoy en dĆa parte del movimiento feminista y de mujeres pugna para que se deje de utilizar la palabra aborto y se diga interrupción voluntaria del embarazo. Con esta modificación en el lenguaje se hace Ć©nfasis en la capacidad de las mujeres de decidir si quieren o no ser madres y se desecha una palabra que ha estigmatizado sus derechos.
Algo similar sucede con la palabra negro, la cual se ha usado históricamente para discriminar a las personas que son descendientes de esclavos y tienen la piel oscura. En la actualidad, muchas personas se autoidentifican como negras y con ese acto polĆtico proponen una nueva interpretación en la que reclaman su relación con Ćfrica. Otra facción se nombra afrodescendiente y con esto quieren hacer visibles sus prĆ”cticas culturales diferentes.
Pero, ĀæquĆ© pasa cuando el poder del Estado adopta estas categorĆas y las incluye dentro de su discurso? En esta hipótesis hay dos vĆas. El primer camino termina cuando las palabras creadas por los movimientos cambian la realidad y trasforman las prĆ”cticas de los Estados. En el contexto del conflicto armado colombiano vĆctima es una prueba de la fuerza de las palabras. Por la movilización de muchas personas se logró incluir esta palabra en el discurso del Estado y se modificaron sus acciones desatando polĆticas pĆŗblicas que van desde la compensación económica hasta la restitución de tierras.
El otro camino es mĆ”s destapado y tiene el riesgo que la adopción sea vacĆa y las palabras pierdan su potencial emancipador. En Ecuador, la Constitución de Montecristi adoptó la categorĆa del sumak kawsay. Con esta idea los pueblos indĆgenas se refieren al buen vivir y la relación armónica entre las personas y la naturaleza. El gobierno de Correa, en una cruzada por la justicia gramatical, adoptó el sumak kawsay y le torció el cuello. Por eso es comĆŗn ver al ejecutivo ecuatoriano expandiendo la frontera petrolera en zonas protegidas o reprimiendo las movilizaciones indĆgenas invocando la expresión kichwa.
Un fenómeno parecido vemos en Colombia con la fórmula del enfoque diferencial. Lo que era en un comienzo una construcción para evidenciar el impacto diferente de una acción sobre un grupo de personas, hoy en dĆa es una muletilla que sacraliza las decisiones del Estado. Por eso es frecuente escuchar a funcionarios terminar sus intervenciones diciendo que la polĆtica viene con enfoque diferencial y goce efectivo de derechos. Cuando se analiza con algo de cuidado, no es necesario utilizar la lupa, se encuentra que la norma mitificada con la expresión no incluye acciones para las personas con discapacidad o los adultos mayores.
Entre la adopción, el robo y la cooptación de las categorĆas, continua la relación de los movimientos sociales con los Estados. Esta relación ātensaā hace que en algunos casos los movimientos sociales logren modificar las prĆ”cticas estatales y asĆ cumplir sus objetivos. En otros casos, en los que quedan en el espectro gris, los movimientos sociales estĆ”n constantemente refinando los significados e incluso creando nuevas palabras que ayuden a nombrar lo que realmente quieren denunciar.
AsĆ, la esfera polĆtica se llena de palabras āy silenciosā que retan los discursos oficiales y las gramĆ”ticas del poder estatal. En ese proceso se logra mĆ”s visibilización y mĆ”s control pues, cuando se nombra, al mismo tiempo se libera y se domestica.