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El recuerdo necesita de formas nuevas de representación del pasado que permitan ratificar su certeza histórica a partir de la contemplación de la subjetividad de quien lo ha sufrido.

El recuerdo necesita de formas nuevas de representación del pasado que permitan ratificar su certeza histórica a partir de la contemplación de la subjetividad de quien lo ha sufrido.

El dolor y el sufrimiento propios de las guerras se originan en hechos violentos, que en efecto sucedieron, y que los testigos elaboran subjetivamente. Muchos asumen las experiencias sufridas a través de filtros propios, nutridos de emociones, percepciones y vivencias íntimas, que son la esencia del proceso de construcción de los relatos.

En muchos casos, sin embargo, estas huellas son desplazadas por los recuentos históricos de los grandes sucesos o son apagadas simplemente por el no-relato y el silencio. El recuerdo necesita de formas nuevas de representación del pasado que permitan ratificar su certeza histórica a partir de la contemplación de la subjetividad de quien lo ha sufrido. Todo esto, porque en el olvido reside el riesgo de perpetuar la victimización y los hechos de violencia.

En Colombia se desarrolla el conflicto armado interno más antiguo de América Latina, específicamente el municipio de Trujillo, Valle del Cauca ha sido fuertemente golpeado por la violencia. En el informe “La masacre de Trujillo: una tragedia que no cesa” (2008), la violencia en este municipio es llamada “la masacre continuada de Trujillo” como un “reconocimiento a la dimensión colectiva y prolongada de los crímenes que tuvieron lugar en esta zona del Valle, destacando al mismo tiempo la crueldad y la sevicia en la ejecución de los hechos delictivos”.

El Padre Tiberio Fernández es la víctima emblemática de la violencia en este municipio. Asesinado el 17 de abril de 1990, Tiberio, además de guía espiritual, lideró la creación de empresas comunitarias y acompañó al municipio en manifestaciones y protestas en contra del abandono del Estado. Días antes de su asesinato, afirmó en su sermón: “Si mi sangre contribuye para que en Trujillo haya paz, con gusto la derramaré”.

En medio de un conflicto armado “los líderes y lideresas de fe han sido capaces de encarnar la esperanza y autonomía de las comunidades, razón por la cual se han convertido en una piedra en el zapato para los alzados en armas” . Otro caso parecido al del Padre Tiberio sucedió en El Salvador, el Monseñor y líder comunitario Óscar Arnulfo Romero afirmó en 1980, unas semanas antes de ser asesinado: «(…) si Dios acepta el sacrificio de mi vida, que mi sangre sea la semilla de libertad y la señal de que la esperanza será pronto una realidad.”

El asesinato del Padre Tiberio se convirtió en la razón que movilizaría al municipio de Trujillo a exigir justicia y a luchar en contra de la impunidad. En este sentido, la comunidad se organizó para recordar y reconstruir los hechos de violencia más representativos. Específicamente, el libro “Tiberio vive hoy: testimonios de la vida de un mártir” (2003) surge como una iniciativa para recordar al Padre Tiberio Fernández. Éste es un compendio de cartas, relatos e imágenes hechas, a mano, por la comunidad. La Hermana Maritze Trigos, líder de la Asociación de Familiares de las Víctimas de los Hechos de Trujillo –AFAVIT, invitó  a los habitantes del municipio a participar de talleres de escritura y dibujo a partir de los cuales surgió este libro, homenaje a la vida y lucha del Padre Tiberio. La Hermana, señala que el “contenido es profundo, vivencial, espontáneo, rico en expresiones que salen del corazón y que plantean desafíos para el hoy.”

En 2014, el documento es reconocido por el Comité Regional de América Latina y el Caribe del Programa Memoria del Mundo de la UNESCO  como un registro de extraordinario valor histórico.

Este importante reconocimiento para la labor de la comunidad de Trujillo significa que los relatos en honor al Padre Tiberio hacen parte de la Memoria del Mundo y son patrimonio documental de la humanidad. Frente al reconocimiento de la UNESCO, la Hermana afirma “nunca pensamos que una producción humilde, sin rigor literario, ni requisitos de estilo, escrito a puño y letra, con diversidad de autores del pueblo de Trujillo, le dieran ese gran valor.”

Otras iniciativas de memoria histórica que dan cuenta del legado de masivas violaciones de derechos humanos y que han sido incluidas en el Registro de Memoria del Mundo son los Diarios de Ana Frank (Alemania), Human Rights Documentary Heritage 1976 – 1983 – Archives for Truth, Justice and Memory in the struggle against State Terrorism (Argentina) y los Archivos de Derechos Humanos de Chile.

Para terminar, vale la pena mencionar la importancia del reconocimiento internacional en consideración del ambiente de amenaza y fragilidad de la memoria de Trujillo en el nivel local y nacional. Para este caso la construcción del recuerdo se convierte en un medio de resistencia al olvido y a la impunidad. En este sentido, los ejercicios de reconstrucción de memoria histórica deben ser un espacio orientado hacia la reivindicación y el empoderamiento de las voces de las víctimas considerando que, el conocimiento del pasado, permite evitar la repetición de aquellos hechos violentos y posibilita la construcción de una paz duradera fundamentada en la develación participativa de la verdad.

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