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La derecha no tiene el menor escrúpulo en silenciar a sus contradictores. Mejor dicho, creen en el derecho a la libertad de expresión, salvo cuando son sus opositores los que hablan. | EFE

La derecha que gobierna EE.UU. defiende la libertad de expresión solo cuando le favorece. Censura ideas opuestas, impone dogmas en medios y redes, y adopta tácticas autoritarias para consolidar su poder político y cultural.

La derecha que gobierna EE.UU. defiende la libertad de expresión solo cuando le favorece. Censura ideas opuestas, impone dogmas en medios y redes, y adopta tácticas autoritarias para consolidar su poder político y cultural.

La nueva derecha que hoy detenta los predios de la Casa Blanca se presenta a sí misma como adalid de la libertad de expresión y heredera del legado de los padres fundadores de la Constitución, los mismos que quisieron crear una sociedad en la que sus integrantes tuvieran el derecho a criticar al Gobierno, a exponer sus opiniones, reunirse, abrazar un credo político o religioso y tener una prensa libre. Esa derecha, sin embargo, solo invoca la libertad de expresión para criticar a sus rivales (los demócratas) cuando estos defienden (o defendían) la cancelación de opiniones contrarias (cancel culture), los códigos de habla en las universidades o la exigencia de limitarse a lo políticamente correcto. Cuando se trata de sus propias convicciones, en cambio, la derecha no tiene el menor escrúpulo en silenciar a sus contradictores. Mejor dicho, creen en el derecho a la libertad de expresión, salvo cuando son sus opositores los que hablan. Por eso se ha prohibido, en las instancias federales, el uso de palabras, frases e ideas contrarias a la ideología del presidente, tales como “Golfo de México” (en lugar de Golfo de América), las letras T y Q de la sigla LGBTQ, páginas enteras sobre la efectividad de las vacunas y todo lo relacionado con la “ideología de género”.

En los Estados Unidos están ocurriendo las mismas cosas que pasan en los regímenes autoritarios: se expulsa a los estudiantes o a los docentes que manifiestan opiniones contrarias a las defendidas por MAGA, se exige una manera de hablar en las instituciones del Estado (la nueva “corrección política”), se purgan las bibliotecas de los colegios de libros “indeseables” y se trata de terroristas a quienes se manifiestan en los campus universitarios contra el Gobierno. Elon Musk, integrante del Gobierno actual y dueño de la plataforma X, quien se presenta a sí mismo como un “libertario absoluto” en temas de expresión, suprime todo acceso a contenidos en X relacionados con las palabras ‘transgénero’ o ‘cisgénero’, y limita lo relacionado con la idea de que Ucrania se está defendiendo de la invasión rusa.

A esto se suma que los gigantes de la información y las comunicaciones, aliados del Gobierno, son partidarios de la libertad de expresión solo cuando les conviene. Prueba de ello es lo que ha pasado en el Washington Post, donde su propietario, el magnate Jeff Bezos, cerró sus páginas a las opiniones contrarias a las suyas. «Vamos a escribir todos los días en apoyo y defensa de dos pilares: las libertades personales y el libre mercado», le ordenó a su personal, sin reparar que estaba haciendo justo lo contrario al credo libertario que predica. Y luego agrega esta perla: «los puntos de vista opuestos a esos pilares se dejarán para que los publiquen otros», como si el periodismo fuese un mercado de tiendas que venden productos para cada gusto. Los dueños de las redes sociales, por su parte, no están interesados en proteger la libertad de expresión, mucho menos en abrirle las puertas a la verdad sino en mantener su negocio de ganancias exorbitantes y en defender a un Gobierno de extrema derecha que los protege.

Hubo una época en la que la derecha estadounidense se parecía a la derecha europea, laica, libertaria, elitista y nacionalista. De eso solo quedan los últimos dos rasgos (elitista y nacionalista), a los cuales agregan una agenda moral que imponen de manera autoritaria. A su concepción elitista (una sociedad regida por los ricos) suman su ideal de sociedad de pensamiento único, como si mezclaran teocracia con paraíso fiscal (Irán con Hong Kong), o algo así. Con razón dicen que los Estados Unidos se están latinoamericanizando.

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