La paz en vitrina: dos ventajas
Vivian Newman Pont Septiembre 10, 2016
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Dos eventos importantes que están teniendo lugar por estos días son buen ejemplo de la transparencia con que se han llevado a cabo las negociaciones del proceso de paz: la entrega de los menores de edad reclutados y la apertura a la prensa de la X Conferencia de las Farc.
Dos eventos importantes que están teniendo lugar por estos días son buen ejemplo de la transparencia con que se han llevado a cabo las negociaciones del proceso de paz: la entrega de los menores de edad reclutados y la apertura a la prensa de la X Conferencia de las Farc.
Hoy mismo, y después de mucha reticencia, comienza el proceso de salida de los campamentos guerrilleros de niños, niñas y adolescentes. Pero no sucederá como en la desmovilización paramilitar de hace más de diez años, con entrega silenciosa en la que varios jefes, como Mancuso y el bloque Catatumbo, no reconocían el reclutamiento para evitar las consecuencias de haber cometido este crimen. En ese entonces, a muchos jóvenes les dijeron que se perdieran o que se fueran a sus casas, como si no hubiera pasado nada y como si no hubiera ningún riesgo para el joven ni para su entorno.
Esta vez no se van a esconder. Habrá un protocolo que ya es público. Se entregarán a la Cruz Roja, en presencia de defensores de familia, con acompañamiento y verificación de organizaciones internacionales, para que luego Unicef los lleve al lugar de acogida. Se registrará cuántos y cuáles son. Se les ofrecerá valoración, protección, atención, restablecimiento de derechos y un tratamiento especializado para reintegrarlos a la sociedad. Esperamos que la entrega sea completa y que los periodistas puedan informar sobre ello.
El otro punto que marca una diferencia en cuanto a la transparencia es la X Conferencia de las Farc. Desde 1964 se habían realizado nueve macro-reuniones de las Farc, todas para alimentar la guerra y en el máximo secreto. Esta vez, en la página de las Farc se lee que en esta reunión, de pedagogía del acuerdo y tránsito a la vida civil, habrá acreditación para la prensa nacional e internacional, de manera que la libertad de prensa y el acceso a la información están garantizados.
Habrá quienes piensen que no es necesario hacer tanta bulla. Que esta vitrina se vuelve un regalo para el No. Y que será un show y un circo en el que habrá safari y carpas “donde existirán todas las condiciones de la vida guerrillera para los medios interesados en registrar los que serán los últimos días de los campamentos insurgentes”, como dicen las mismas Farc.
Yo en cambio veo al menos dos ventajas. Por un lado, y para los incrédulos, leo una señal de confianza. Algunos partidarios del No llevan meses diciendo que las Farc no van a cumplir y el paso del tiempo los contradice. Esta reunión es un avance más. Cuando las filas reciban el mensaje de paz directamente de sus superiores seguiremos constatando que vamos bien.
Por otro lado, al poder informar sobre lo que suceda en esa conferencia, habrá un gran beneficio para la libertad de prensa que durante años se había negado o imposibilitado, por el riesgo de reportar en medio de la guerra. Atrás quedan aquellos tiempos en que todo un departamento podía amanecer sin periodistas y sin noticias, como cuando en Arauca, el 31 de marzo de 2003, 16 comunicadores que representaban la posibilidad informativa del territorio huyeron desplazados porque aparecían como objetivo militar en dos listas, una de las Farc y otra de paramilitares. Atrás queda la autocensura, el temor y la muerte de periodistas por cuenta de este actor del conflicto, junto con el vacío informativo y su incidencia en la conformación de la opinión y la vida pública de la sociedad.
La negociación de la Habana en vitrina amplía la democracia.