Las aceras de Bogotá
Mauricio García Villegas abril 12, 2025

En Bogotá, por lo general, sí se construyen aceras, pero quedan mal hechas. Vivo cerca de la calle 85 y he sido testigo, a lo largo de 20 años, de cómo cada cuatro o cinco años tienen que levantar el piso de los andenes para reconstruirlos. |
¿Cómo es posible que eso ocurra? La tecnología de andenes está inventada desde hace siglos y es más básica que la de la albañilería: las aceras deben estar hechas en cemento, estar selladas y tener una pendiente que haga correr el agua hacia una canal; no más.
¿Cómo es posible que eso ocurra? La tecnología de andenes está inventada desde hace siglos y es más básica que la de la albañilería: las aceras deben estar hechas en cemento, estar selladas y tener una pendiente que haga correr el agua hacia una canal; no más.
No hay un bien público urbano más usado que las aceras. En Bogotá, por ejemplo, los peatones hacen más de 6′500.000 viajes de 20 minutos en promedio cada día, una cifra muy superior al millón y medio de viajes diarios en automóvil. Pero las aceras son mucho más que el espacio urbano más concurrido: son un lugar de encuentro, de convivencia, de comercio, de esparcimiento y de estética urbana. Ellas son el vínculo directo, el cordón umbilical, que une al ciudadano con la urbe.
No obstante, de las aceras nunca, o casi nunca, se habla; no merecen un titular de prensa, ni siquiera un comentario en la radio, mucho menos una “tendencia” en las redes sociales. Los temas visibles son otros: la violencia política, la corrupción, el déficit fiscal, los aranceles o el escándalo del día. Son temas importantes, por supuesto, pero su difusión en el debate público nos impide reparar en otros, quizás de poca monta emocional, pero fundamentales para la convivencia, como el de los andenes. Y dado que es un tema poco visible, los alcaldes lo menosprecian y los periodistas y los políticos se suman a ellos en un coro del silencio que solo deja ver titulares o tendencias.
¿O será que no se habla de los andenes porque están bien? Pues no, ese no es el caso, ni mucho menos. Hay muchos barrios, no solo en Bogotá sino a lo largo y ancho del país, en los que los alcaldes ni siquiera se ocupan de levantar aceras. Los habitantes remedian esa negligencia construyendo la porción andén que corresponde al frente de su casa y lo hacen, cómo no, con los materiales, el diseño e incluso la altura que se les antoja. El resultado es que terminan siendo algo así como una prolongación de la sala de sus casas, y ellos, con algo de razón, las ven como una parte de su inmueble.