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Herramientas Acuerdo de Paz

Que el aumento del 43% sea un llamado a poner la luz donde debe estar: por ahora en implementar integralmente el Acuerdo de Paz, empezando por la anhelada reforma rural al igual que el fortalecimiento y el ajuste concertado de la sustituciĆ³n voluntaria de cultivos que, a pesar de todo, ha tenido resultados. | Leonardo MuƱoz, EFE

La UNODC registrĆ³ un incremento de las hectĆ”reas de coca en un 43%. Esto prendiĆ³ las alarmas y despertĆ³ sensacionalismos de que estamos ā€œinundados de cocaā€. MĆ”s bien, la cifra muestra el fracaso de la guerra contra las drogas.

La UNODC registrĆ³ un incremento de las hectĆ”reas de coca en un 43%. Esto prendiĆ³ las alarmas y despertĆ³ sensacionalismos de que estamos ā€œinundados de cocaā€. MĆ”s bien, la cifra muestra el fracaso de la guerra contra las drogas.

Las hectĆ”reas de cultivos de coca crecieron un 43% segĆŗn laĀ Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el DelitoĀ (UNODC). ElĀ Ćŗltimo informeĀ registrĆ³ 204.257 hectĆ”reas en el 2021: 61,000 mĆ”s que en el 2020. Esto prendiĆ³ alarmas y despertĆ³ sensacionalismos de que estamosĀ ā€œinundados en cocaā€. Sin embargo, la cifra es, mĆ”s bien, un recuerdo de algo presente en elĀ discurso del nuevo GobiernoĀ y en elĀ informe de la ComisiĆ³n de la Verdad: elĀ fracaso de la guerra contra las drogas.

Mientras se abren discusiones sobre el prohibicionismo nacional e internacional, que pueden incluir la eventual regulaciĆ³n de la cocaĆ­na, debemos pasar del sensacionalismo a acciones concretas en el marco de la prohibiciĆ³n, que atiendan las causas estructurales de la situaciĆ³n: la pobreza, la desigualdad y la falta de desarrollo rural. No podemos volver a mecanismos como el Plan Colombia, idealizar el uso del glifosato, ni continuar las campaƱas masivas de erradicaciĆ³n forzada. En gran parte porque ya tienen lĆ­mites constitucionales y no son simples decisiones polĆ­ticas. Por eso, en el corto y mediano plazo necesitamos fortalecer la reforma rural integral, los esfuerzos de sustituciĆ³n voluntaria y cumplir la secuencialidad del Acuerdo de Paz, reiterada por la Corte Constitucional y recomendada por expertas internacionales.Ā 

La secuencialidad significa que el Gobierno debe usar de forma escalonada los mecanismos de erradicaciĆ³n de cultivos de uso ilĆ­cito. Primero debe intentar diligentemente la sustituciĆ³n voluntaria. Si esto falla o no se logran acuerdos con las comunidades puede proceder la erradicaciĆ³n forzada manual, que es realizada por los Grupos MĆ³viles de ErradicaciĆ³n de la Fuerza PĆŗblica. En el remoto caso de que ambos medios fracasen, el Gobierno puede acudir al uso del glifosato. AllĆ­ hay dos posibilidades: el Programa de erradicaciĆ³n de cultivos ilĆ­citos mediante aspersiĆ³n terrestre con glifosato (PECAT), que funciona desde el 2017, o el Programa de erradicaciĆ³n de cultivos ilĆ­citos mediante aspersiĆ³n aĆ©rea con glifosato (PECIG), suspendido desde el 2015.Ā 

Aunque el Gobierno actual no quiere retomar las fumigaciones aĆ©reas, la realidad es que la secuencialidad no se ha cumplido y el panorama no parece prometedor. Sin la presiĆ³n de la posible reanudaciĆ³n del PECIG, la atenciĆ³n puede centrarse en los otros mĆ©todos de erradicaciĆ³n forzada que siguen siendo utilizados, incluso en municipios donde las comunidades firmaron acuerdos voluntarios para el Programa Nacional Integral de SustituciĆ³n de Cultivos IlĆ­citos (PNIS). AsĆ­ lo denunciaron Viso Mutop, la DHOC, el MOVICCAAP y la COCCAM en Guaviare, Putumayo y CĆ³rdoba. De hecho, la situaciĆ³n es tan alarmante que muchos beneficiarios del PNIS que fueron objeto de operaciones de erradicaciĆ³n forzada manual con y sin glifosato en NariƱo, Cauca y Norte de Santander presentaron tutelas que esperan una decisiĆ³n de la Corte Constitucional.Ā 

Esto es fruto de la PolĆ­tica Ruta Futuro: la estrategia del anterior Gobierno centrada en vano en reducir la disponibilidad de drogas principalmente con erradicaciĆ³n forzada. Toda su atenciĆ³n y el 95% del presupuesto en drogas entre 2018 y 2022 se destinĆ³ a reanudar sin Ć©xito el PECIG y a seguir con el PECAT y los Grupos MĆ³viles de ErradicaciĆ³n. Este enfoque, que continĆŗa parcialmente, desafĆ­a la secuencialidad del Acuerdo de Paz aunque no ha tenido los resultados esperados. AdemĆ”s, sigue sin entender que el punto no estĆ” en sustituir productos o hectĆ”reas sino economĆ­as. MĆ”s aĆŗn, como lo admitiĆ³ la PolicĆ­a, la erradicaciĆ³n forzada terrestre arriesga la seguridad, la integridad y la vida tanto de las comunidades como de los miembros de la Fuerza PĆŗblica, quienes han sido expuestos a enfrentamientos y a minas antipersonal.Ā 

Entonces, Āæpor quĆ© seguir insistiendo en mecanismos de erradicaciĆ³n forzada costosos, ineficientes y peligrosos a costa de la baja, defectuosa y tardĆ­a implementaciĆ³n del Acuerdo de Paz? Hasta abril de 2022, los campesinos levantaron 45,970 hectĆ”reas en el marco del PNIS: el 91,94% de su compromiso de erradicaciĆ³n con un 0,8% de resiembra. A pesar de ello, seis aƱos despuĆ©s los gobiernos no han cumplido su parte. La pasada administraciĆ³n se centrĆ³ en los pagos del Plan de AtenciĆ³n Inmediata familiar, pero abandonĆ³ las partes del Acuerdo de Paz para la transformaciĆ³n rural: 1) los proyectos productivos de ciclo largo tienen apenas un 2,4% de cumplimiento, 2) el Plan de AtenciĆ³n Inmediata comunitario sigue sin resultados, y 3) estĆ” pendiente la Reforma Rural Integral, uno de los puntos con menor implementaciĆ³n. Paralelamente, la UNODC indica que la mitad de los cultivos se concentra en 12 municipios y solo el 13% son cercanos a cabeceras rurales. Datos que nuevamente apuntan a que los enclaves estĆ”n en lugares sin garantĆ­as para las comunidades.

El informe de la UNODC debe servir para redireccionar las acciones y priorizar los ajustes urgentes en la polĆ­tica de drogas. Como lo menciona la ComisiĆ³n de la Verdad, el problema no es la coca sino el modelo de desarrollo que obligĆ³ al campesinado a transitar a economĆ­as ilegales para sobrevivir: ningĆŗn producto puede sustituir hoy la rentabilidad de coca para quienes siguen esperando vĆ­as terciarias para poder comercializar sus cosechas. Que el aumento del 43% sea un llamado a poner la luz donde debe estar: por ahora en implementar integralmente el Acuerdo de Paz, empezando por la anhelada reforma rural al igual que el fortalecimiento y el ajuste concertado de la sustituciĆ³n voluntaria de cultivos que, a pesar de todo, ha tenido resultados. Un comienzo podrĆ­a ser nombrar la nueva DirecciĆ³n de SustituciĆ³n de Cultivos IlĆ­citos.

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