Líderes ambientales: de héroes a enemigos
Santiago Ardila Sierra Septiembre 30, 2021
Las y los defensores del medioambiente son piezas claves en la cohesión de la comunidad con su entorno. Tienen en sus hombros la labor de difundir y educar sobre la importancia de mejores prácticas ambientales. | Dejusticia con fotos de EFE
El reconocimiento y la garantía del derecho a defender los derechos es esencial para la democracia y la justicia. Actualmente en el mundo se debate si el medio ambiente sano debe ser un derecho humano a nivel global, pero ¿quién va a defender ese derecho en Colombia si aquí siguen matando sin pausa a nuestros líderes ambientales?
El reconocimiento y la garantía del derecho a defender los derechos es esencial para la democracia y la justicia. Actualmente en el mundo se debate si el medio ambiente sano debe ser un derecho humano a nivel global, pero ¿quién va a defender ese derecho en Colombia si aquí siguen matando sin pausa a nuestros líderes ambientales?
Una vez más somos el país en que más líderes ambientales asesinan en el mundo. “Son héroes”, dice la gente cuando se refieren a los defensores del medio ambiente. La que todos creemos que es una labor tan noble y necesaria, una vez se opone a intereses poderosos, legales o ilegales, termina siendo miserablemente aplastada o borrada. En cualquier caso, el fin es desaparecer el obstáculo.
La narrativa gubernamental (pese a los premios internacionales) no ayuda, y tiene antecedentes desafortunados al justificar los asesinatos o amenazas de los líderes ambientales como “líos de faldas” o por cualquier otra razón no relacionada con el activismo por el territorio. Pesa también sobre el gobierno su ambigüedad al (no) implementar las medidas del Acuerdo de Paz, que claramente contribuirían a reducir la violencia en las zonas rurales. O su desinterés deliberado al retrasar injustificadamente la radicación del Acuerdo de Escazú en el Congreso de la República para su ratificación legislativa. Por otra parte, las investigaciones judiciales, lejos de avanzar, se engavetan o se dirigen en contra de los mismos líderes ambientales cuando sus reclamos no responden a la línea de gobierno.
El doble discurso de héroe/enemigo mantiene a la institucionalidad en un constante estado de esquizofrenia sin atención. Héroe, porque es importante la imagen internacional de la defensa del medioambiente. Enemigo, cuando las demandas de justicia son respondidas con políticas de seguridad inadecuadas o con militarización como única estrategia de protección. Héroes para mostrar en el exterior. Enemigos que se oponen a las políticas gubernamentales. La estigmatización de los líderes termina por justificar la violencia en su contra e incentiva la impunidad.
Los defensores y defensoras de territorios, de tierras sanas, habitables, productivas, sagradas, de aguas, de bosques, de vida, han construido la historia de la protección del medio ambiente y muchos de los derechos fundamentales de los que gozamos todos en el país. Hoy más que nunca, ante una emergencia climática y una crisis de pérdida de la biodiversidad tan abrumadora, el activismo por la defensa de la naturaleza es una necesidad urgente. Un imperativo ético.
Las y los defensores del medioambiente son piezas claves en la cohesión de la comunidad con su entorno. Tienen en sus hombros la labor de difundir y educar sobre la importancia de mejores prácticas ambientales; la responsabilidad de fortalecer y organizar a las comunidades; la de llevar la voz que reclama mejores condiciones de vida, aún a pesar de exponer la suya. Todo esto sin protección del Estado o a pesar de él.
Cinco años después de la sentencia SU-095 de 2018, continúa el “déficit constitucionalmente inadmisible” en materia de participación ciudadana en asuntos ambientales, declarado por la Corte Constitucional. Así, no solo no hay garantías para ejercer el derecho fundamental a participar de forma efectiva, tampoco hay interés en superar los obstáculos para el ejercicio democrático. En consecuencia, los y las defensoras del medioambiente (y la ciudadanía en general) no cuentan con herramientas adecuadas para dialogar, encontrar consensos e incidir en las decisiones públicas.
El reconocimiento y la garantía del derecho a defender los derechos es esencial para la democracia y la justicia. Actualmente en el mundo se debate si el medio ambiente sano debe ser un derecho humano a nivel global, pero ¿quién va a defender ese derecho en Colombia si aquí siguen matando sin pausa a nuestros líderes ambientales?