Juntas: un mensaje para el activismo lgbti latinoamericano
Mauricio Albarracín octubre 18, 2017
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«Juntas» cuenta la historia de la primera pareja de mujeres que se casó en América Latina y que después de dos décadas de vivir por fuera de Colombia regresa al país para recordar. Una película delicada e íntima que nos deja muchas lecciones para el activismo de los derechos en la región.
«Juntas» cuenta la historia de la primera pareja de mujeres que se casó en América Latina y que después de dos décadas de vivir por fuera de Colombia regresa al país para recordar. Una película delicada e íntima que nos deja muchas lecciones para el activismo de los derechos en la región.
Norma y Cachita fueron la primera pareja de mujeres que se casó en América Latina. Aunque una es uruguaya y la otra es argentina, vivieron su amor por varias décadas en Pivijay, departamento del Magdalena. En la película Juntas, de Laura Martínez Duque y Nadina Marquisio, la pareja vuelve a recorrer los caminos, admirar los árboles, disfrutar el mar, hablar con sus viejos amigos, en fin, a recuperar sus recuerdos en la costa Caribe: “Dejamos Colombia jurando que íbamos a volver muy pronto, pero el tiempo tenía otros planes y quiso que pasaran más de 20 años, ahora estamos acá, siguiéndole el juego a la memoria”.
Es una película delicada e íntima que nos deja muchas lecciones para el activismo de los derechos en la región. Esos 20 años en los que Norma y Cachita no volvieron a Colombia coinciden con las dos décadas más intensas en la lucha por los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y trans en América Latina. “¿Cuándo comenzó este viaje?, ¿fue al salir de Buenos Aires o al llegar a Colombia?”, se preguntan en la película. Al escuchar la voz en off, no dejaba de pensar en lo influyente que ha sido el activismo lgbti argentino para el resto de América Latina, desde las políticas contra la discriminación, pasando por el reconocimiento del matrimonio igualitario hasta la ley de identidad de género. Pensaba también que los caminos del cambio social y legal en nuestra región se cruzan de manera asombrosa.
Norma y Cachita se enamoraron y pasaron días felices en un pueblo de una de las regiones más conservadoras de Colombia. ¿Quién se hubiera imaginado que en un pueblo que podría ser Macondo se escondía un amor que luego rompería el silencio exigiendo igualdad en las lejanas tierras argentinas? “¿Qué hago? ¿Peleo por mí? ¿Vivo el amor? ¿Lo defiendo? Son días, horas, años que se van quedando ahí, es nada más y nada menos que la vida mía”, dice Norma mientras recorre la casa donde vivieron.
En la lucha por los derechos lgbti, hemos aprendido mucho unos de otros. Celebramos cada avance legal latinoamericano. Nos han inspirado las movilizaciones argentinas, uruguayas, brasileñas y mexicanas. Por años hemos hecho amigos del activismo en Chile, Paraguay, Perú, Bolivia, Venezuela, Cuba, Costa Rica, entre muchos otros países. Sin embargo, nos ha costado crear más redes y alianzas sólidas. Los latinoamericanos tenemos tantas cosas en común, pero tan poco espacio para trabajar juntos.
Este mismo fin de semana, mientras se proyectaba Juntas en el Festival Internacional de Cine en Bogotá (BIFF), en Guayaquil se hacía una marcha convocada por las iglesias contra la ideología de género bajo el lema “Con mis hijos no te metas”. Movilizaciones casi idénticas se han dado en Colombia, Perú, Paraguay, México y ahora en Ecuador. Incluso en Colombia recordamos dolorosamente que hace un año los fundamentalistas religiosos lograron movilizar esa idea contra el acuerdo de paz.
Juntas da un mensaje claro al activismo: debemos crear una nueva cooperación latinoamericana para enfrentar la movilización conservadora que quiere detener o retroceder en los avances en los derechos lgbti en la región. Cachita y Norma a sus 70 años nos enseñan con el ejemplo que los cambios toman tiempo y se construyen con mucho amor y solidaridad.