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Esclavista

La esclavitud de los africanos durante la colonia en América fue un proceso que tuvo una duración aproximada de 3 siglos y habría involucrado el tráfico de al menos 12 millones de seres humanos secuestrados en las costas africanas. | Son of Groucho, Flickr

Existe un creciente interés de varios países del Sur Global, específicamente de América Latina y el Caribe, de avanzar en la discusión sobre la posibilidad exigir reparaciones a las antiguas potencias coloniales y ciertas instituciones públicas y privadas por la trata trasatlántica de personas esclavizadas.

Existe un creciente interés de varios países del Sur Global, específicamente de América Latina y el Caribe, de avanzar en la discusión sobre la posibilidad exigir reparaciones a las antiguas potencias coloniales y ciertas instituciones públicas y privadas por la trata trasatlántica de personas esclavizadas.

No obstante, dicho interés se ve aparejado por los retos técnicos y financieros que representarían eventuales exigencias de reparación por la esclavitud para los distintos países involucrados y la comunidad internacional.

Del lado de los reclamantes, en 2013 los países que hacen parte de la Comunidad del Caribe crearon la Comisión de Reparaciones de CARICOM que tiene como objetivo buscar justicia reparadora para las comunidades indígenas y afrodescendientes de la región, víctimas de crímenes contra la humanidad a raíz del comercio de esclavos. Esta instancia apunta, de forma específica, a conseguir que varios países europeos reconozcan su responsabilidad en relación con el crimen de la esclavitud y tomen acciones para reparar a los descendientes de las víctimas directas. Sus solicitudes se encuentran condensadas en un plan de acción de 10 puntos que se refiere a temas como la exigencia de una disculpa formal, la posibilidad de repatriación, la erradicación del analfabetismo en el Caribe, la superación de la crisis de salud en la región y la cancelación o asistencia en el pago de la deuda interna y externa de estos países, entre otros.

Sin embargo, del lado de los países europeos, la posibilidad de llegar a acuerdos sobre la “reparación histórica” en favor de las víctimas de la esclavitud parece distante. Durante una visita a Jamaica en 2015, el entonces Primer Ministro del Reino Unido, David Cameron, descartó la posibilidad de reparaciones por parte del gobierno británico por causa de la trata esclavista, al tiempo que conminó a los gobiernos de la región a “dejar de lado este doloroso pasado y seguir construyendo para el futuro”.

La esclavitud de los africanos durante la colonia en América fue un proceso que tuvo una duración aproximada de 3 siglos y habría involucrado el tráfico de al menos 12 millones de seres humanos secuestrados en las costas africanas. Por su dimensión, la trata trasatlántica tuvo consecuencias no solo en quienes directamente fueron esclavizados, sino que fue un elemento definitorio del surgimiento y la configuración de los Estados nacionales en el continente. A ello se suma que las comunidades negras en América, descendientes de personas esclavizadas, de forma histórica han enfrentado retos particulares en cuanto a la garantía de sus derechos, especialmente, por cuenta de las distintas formas de discriminación racial y étnica en múltiples aspectos de la vida.

En cuanto a esto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha advertido que las personas afrodescendientes en el hemisferio occidental habitan de forma desproporcionada en zonas económicamente deprimidas, sin infraestructura y constantemente expuestas a la violencia y la criminalidad, al tiempo que encuentran obstáculos específicos para acceder a servicios básicos como la salud, la educación y la vivienda.  Por ello, algunos gobiernos y organizaciones de la sociedad civil afirman que las consecuencias de la trata esclavista sobre las poblaciones de ascendencia africana en América, actualmente, son palpables en las precarias condiciones de vida que afectan a este grupo en los distintos países de la región y, a su vez, insisten en la necesidad de ofrecer reparaciones a los descendientes de las personas esclavizadas.


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Discutir la posibilidad de reparar a las víctimas de la esclavitud en América Latina y el Caribe implica atender varios asuntos que, desde una perspectiva conceptual, retan nuestros paradigmas en torno a la reparación de violaciones de derechos humanos. De un lado, el paso del tiempo desde la época de la esclavitud legal hasta la modernidad hace que algunos cuestionen si resultaría viable atribuir, así sea parcialmente, las precarias condiciones de vida de muchos afrodescendientes en América al legado de la esclavitud. Igualmente, este y otros factores como el mestizaje dificultan la identificación de los potenciales beneficiarios de medidas de reparación, al tiempo que obligan a repensar la forma en la que concebimos la responsabilidad por violaciones de derechos humanos, en el sentido de que quienes serían los responsables directos de la trata esclavista ya no existen y, por lo tanto, determinar quiénes estarían obligados a reparar (si los gobiernos, si los descendientes de los esclavistas o si los gobiernos de las antiguas colonias) tampoco es tarea fácil.

A ello se suman otras cuestiones, como si existen instancias jurídicas o políticas en las cuales el debate sobre las reparaciones pueda tener alguna resonancia y no sean consideradas como exigencias irrazonables, o de qué manera puede y debería repararse a los descendientes de las personas esclavizadas. Sobre este último punto, algunas estimaciones sobre el costo de reparaciones por la esclavitud en los Estados Unidos apuntan a que, de proponerse una compensación económica proporcional por el trabajo desarrollado por las personas esclavizadas, el costo actual podría estar ubicado entre 5.9 y 14.2 trillones de dólares, cifra difícil de dimensionar si se tiene en cuenta que, de acuerdo con el Banco Mundial (2015), el producto interno bruto de este país sería de algo más de 18 trillones de dólares.

Las dificultades de una reparación económica completa hace necesario que no se circunscriba la idea de reparación por la trata esclavista a una indemnización pecuniaria, privilegiando otras medidas menos costosas que también pueden contribuir a la mejora de las condiciones de vida de las personas afrodescendientes. Algunas de estas alternativas podrían ser, por ejemplo, planes generosos de acciones afirmativas en las áreas de educación y empleo, la creación de fondos para promover proyectos de distinto tipo que beneficien colectivamente a las comunidad y personas afrodescendientes, crear políticas de titulación colectiva de tierras, además de otras medidas de satisfacción, como los procesos de reconstrucción de memoria histórica en relación con la dimensión y daños ocasionados por la trata esclavista y la inclusión de este tema en los currículos académicos de instituciones educativas.

Foto: Usuario de Flickr Son of Groucho

De interés: Discriminación / Racismo / Sur Global

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