Respuestas ramplonas a asuntos complejos
Dejusticia Septiembre 28, 2020
El gobierno nacional debe esmerase en reconocer y recoger la complejidad del los asuntos, dar cuenta de la multiplicidad de causas de la violencia y llamar a los sectores invisibles para proponer soluciones, de lo contrario sus respuestas seguirán siendo ramplonas, limitadas, autoritarias y altamente ineficaces. | Presidencia de Colombia, EFE
Sobre la violencia que se vive en las regiones, a la que se responde con soluciones ramplonas, para el gobierno no ha sido posible dar cuenta de la sistematicidad en el asesinato a líderes y excombatientes a lo largo de los últimos meses. Por el contrario, la respuesta es afirmar que los últimos hechos de violencia son producidos por el narcotráfico.
Sobre la violencia que se vive en las regiones, a la que se responde con soluciones ramplonas, para el gobierno no ha sido posible dar cuenta de la sistematicidad en el asesinato a líderes y excombatientes a lo largo de los últimos meses. Por el contrario, la respuesta es afirmar que los últimos hechos de violencia son producidos por el narcotráfico.
Las jornadas de protesta de los últimos días han sido motivo de amplios debates en la opinión pública. La insatisfacción de la ciudadanía por diversos factores se ha manifestado en las calles de las principales ciudades entre los que se encuentra el abuso policial, el elevado número de masacres, entre otros. ¿Cuál fue la respuesta del gobierno nacional?
El alto comisionado para la paz, Miguel Ceballos, tardó solamente un par de días en dar cuenta de un plan sistemático y predeterminado para atacar la infraestructura de los CAI en Bogotá. Una respuesta apresurada para explicar un asunto complejo y, de esa forma, desconocer algunas motivaciones para protestar. Por ejemplo, una de las causas para manifestarse ha sido la violencia que se vive en las regiones y que ha crecido con el estado de emergencia sanitaria.
En el marco de violencia que viven las regiones se han presentado masacres, desplazamiento y asesinatos y persecución a líderes sociales y excombatientes. Sobre esta problemática, a la que también se responde con soluciones ramplonas, para el gobierno no ha sido posible dar cuenta de la sistematicidad en el asesinato a líderes y excombatientes a lo largo de los últimos meses. Por el contrario, la respuesta es afirmar que los últimos hechos de violencia son producidos por el narcotráfico.
Si bien es cierto que el narcotráfico puede ser una chispa que enciende el fuego de la violencia en las regiones, la presencia de distintos grupos que pretenden el control del negocio ilícito no es el único motivo que explica los hechos de violencia. La diversidad de víctimas y motivos no se reducen a la presencia cultivos de coca. La respuesta ramplona del gobierno ha sido un mecanismo para evitar reconocer la responsabilidad que tiene frente al cumplimiento del Acuerdo Final de Paz y, específicamente, frente a la implementación del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos (PNIS).
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Además, la respuesta ramplona sobre la causa de la violencia se extendió a la solución. Si el principal motivo de la violencia es las drogas ilícitas, la respuesta a este problema tiene una solución ramplona, se debe reanudar la aspersión aérea de glifosato. Una respuesta que sabemos, no ha sido eficiente y que demuestra el abandono de las estrategias de desarrollo rural. Limitarse a indicar que la causa la violencia que viven las regiones es el narcotráfico, es una práctica que también invisibiliza y estigmatiza a estas poblaciones que son golpeadas por el conflicto.
A pesar de que los dos ejemplos quizá no son asimilables, logran ilustrar la forma en la que el gobierno desconoce asuntos para responder parcialmente. De esta forma se pueden tomar decisiones más apresuradas o supuestamente eficaces, pero que terminan invisibilizando a muchos sectores de la población. La protesta es un mecanismo, constitucionalmente protegido, que tiene como objetivo visibilizar estos asuntos más complejos a los cuales el gobierno dedica respuestas insuficientes. Por tanto, al indicar que las protestas son únicamente motivadas u orquestadas por grupos criminales se desconoce el objetivo de este mecanismo y aumenta la estigmatización de quienes buscan el reconocimiento de ciertos derechos.
Las reivindicaciones de las personas que salen a marchar son diversas. Y las prácticas en medio de manifestaciones dejan muchos asuntos por analizar, desconocimiento sobre los protocolos existentes sobre uso de armas no letales, fuerza pública sin identificar, uso de armas de fuego y falta de control de estos actos, demuestran una actitud autoritaria y simplona para desconocer este derecho.
Este espacio pretende hacer un pequeño llamado al reconocimiento de la complejidad de los asuntos que llevan a la ciudadanía a protestar, es necesario que el gobierno reconozca la protección a este derecho. La Corte Suprema, en un reciente fallo, ordenó la protección de este derecho y de los manifestantes frente a las sistemáticas agresiones y represión sufrida por los manifestantes.
Las respuestas ramplonas pueden tranquilizar a algunos sectores de la población, pero terminan agravando el problema. El gobierno nacional debe esmerase en reconocer y recoger la complejidad del los asuntos, dar cuenta de la multiplicidad de causas de la violencia y llamar a los sectores invisibles para proponer soluciones, de lo contrario sus respuestas seguirán siendo ramplonas, limitadas, autoritarias y altamente ineficaces.