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Retazos de historia

Las ZRC fueron reconocidas en el Acuerdo Final de Paz como iniciativas agrarias que contribuyen a la reconciliación. Así también fue visto el acto protocolario del 4 de febrero, un acto de reconciliación del Estado con el Campesinado del Sumapaz. | Camilo Castillo Estupiñan

No es extraño que el campesinado sumapaceño piense en proteger la tierra de peligros, si recordamos que han sido varios los ataques al páramo y a quienes lo habitan

No es extraño que el campesinado sumapaceño piense en proteger la tierra de peligros, si recordamos que han sido varios los ataques al páramo y a quienes lo habitan

“Y no importa compañeros 

cuántas amenazas van 

seguiremos denunciando 

antes que renunciar

las patrañas y mentiras

que usan para engañar 

y así poderle robar

al campesino su tierra 

política criminal”

 (…)

Estos versos hacen parte del poema “Retazos de Historia”, recitado por la poeta campesina Estrella Guerrero durante la asamblea en la que el gobierno reconoció formalmente la Zona de Reserva Campesina (ZRC) de Sumapaz. Después de años de movilización social  campesina, una tutela dio la estocada final para que se terminaran de constituir tres Zonas de reserva campesina. El 4 de febrero fue la celebración de Sumapaz.

Ese día el sol brilló sobre la fría bruma del páramo en señal de alegría. No era para menos, las ZRC son un avance en la garantía del derecho fundamental a la territorialidad campesina. Un derecho que reconoce y protege las diversas formas en que los campesinos y campesinas hacen su vida junto a la tierra. Para Estrella, esta figura es una forma de enfrentar las diversas amenazas que se ciernen en contra del territorio a la vez que se garantiza la autonomía del campesinado. 

No es extraño que el campesinado sumapaceño piense en proteger la tierra de peligros, si recordamos que han sido varios los ataques al páramo y a quienes lo habitan. Así lo describe Estrella en su poema: 

 

“Las fincas se convirtieron 

en trinchera de militar 

toneladas de basura se empezaron a notar 

uniformes, baterías

pilas, cables y demás

y tantas latas que fueron acabando el pastizal 

 

Y las torturas mi compa

no se hicieron esperar

detenciones y asesinatos 

obsequio militar 

por mandato del gobierno 

a mi lindo Sumapaz”

La guerra contra el campesinado en los años 90 en el Sumapaz incluyó la militarización, que contaminó el páramo y asedió y torturó a quienes terminaron limpiando el desastre ambiental: los campesinos y campesinas. La historia de protección del campesinado hacia la montaña andina que habitan se repitió en el año 2012. Para está época la compañía de energía Emgesa intentó construir un proyecto hidroeléctrico a lo largo de 50 kilómetros del río Sumapaz. Suena aterrador, ¿no? En el páramo, una hidroeléctrica. El proyecto “El Paso” no prosperó gracias a que el campesinado se movilizó bajo la consigna «El río es vida, la hidroeléctrica es muerte. ¡Ni un paso a El Paso!». 

Estos episodios resumen solo una parte de las amenazas contra el Sumapaz. En ambos casos fue el campesinado quien cuidó las majestuosas montañas andinas. Por eso fue extraño que la Agencia Nacional de Tierras (ANT) haya intentado impedir la constitución de la ZRC bajo el supuesto de que el páramo y el campesinado son incompatibles. Con ese argumento buscaron cambiar la decisión favorable de la sentencia de primera instancia de la tutela que desde Dejusticia acompañamos junto con las organizaciones Sintrapaz (Sumapaz), Ascal-G (Meta), Agroguejar (Meta) y Anzorc (nacional)

En su oposición, la ANT desconoció el papel de los Planes de Desarrollo Sostenible y los Planes de Manejo Ambiental de las ZRC. Estos guían la ocupación, las actividades y usos que se realicen en el territorio, con la convergencia de las comunidades y la institucionalidad local, ambiental y agraria. En otras palabras, la ANT fue incapaz de reconocer que las ZRC son figuras de ordenamiento territorial y de protección ambiental, donde el cuidado del territorio y la garantía de los derechos del campesinado son transversales y compatibles. Pero no es la primera vez que las instituciones ambientales crean un falso dilema entre ambiente y campesinado en el Sumapaz. Los versos de Estrella lo ilustran bien:

 

“Entidades del gobierno

que ayudan a saquear 

que con métodos legales 

nos acaban de explotar

como el caso de la CAR

que prohíbe cultivar 

y ganado no tener 

con la frase y el engaño 

que vienen a proteger 

los páramos y las aguas

y la biodiversidad también”


Retazos de historia

Estrella Guerrero en un recital.


Lo que no ha sido compatible y sí muy contradictorio son las políticas del Estado sobre el Sumapaz. En todo caso, los jueces que conocieron la tutela nos dieron la razón y ordenaron a la ANT constituir las tres zonas de reserva campesina solicitadas. Esto demuestra que si el páramo es lo que es hoy en día, es gracias a los campesinos y campesinas que lo han habitado. 

Las ZRC fueron reconocidas en el Acuerdo Final de Paz como iniciativas agrarias que contribuyen a la reconciliación. Así también fue visto el acto protocolario del 4 de febrero, un acto de reconciliación del Estado con el Campesinado del Sumapaz. Pero ese fue solo el primer paso. Para que las ZRC cumplan con sus objetivos, entre ellos alcanzar la paz, no basta la resolución de constitución. Es necesario que el gobierno financie la redacción,  actualización y realización de los Planes de Desarrollo Sostenible y los Planes de Manejo Ambiental de las ZRC. Esto es esencial para que instituciones como la Agencia Nacional de Tierras, la Agencia de Desarrollo Rural, los organismos locales de gobierno y las instituciones ambientales se coordinen, eso sí, con el campesinado como actor central y cuidador de ecosistemas ambientalmente protegidos como los de Sumapaz. 

PDT: Gracias a Estrella Guerrero por permitirme guiar esta columna con su poema. Siempre será un placer conversar, leerla, y verla recitar sus poemas. Toda mi admiración para ella.

Retazos de historia

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