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La ComisiĆ³n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sufre una crisis financiera provocada por los Estados de la OrganizaciĆ³n de Estados Americanos que no le proporcionan el presupuesto suficiente para su trabajo.

La ComisiĆ³n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sufre una crisis financiera provocada por los Estados de la OrganizaciĆ³n de Estados Americanos que no le proporcionan el presupuesto suficiente para su trabajo.

Es un jaque mate silencioso como lo denominĆ³ mi colega Camilo SĆ”nchez, quien detalla la situaciĆ³n financiera en un blog publicado esta semana. El hecho es que se recortarĆ” el 40% del personal de la secretarĆ­a general de la CIDH, lo que se traduce en la cancelaciĆ³n de sesiones de este aƱo y en una reducciĆ³n contundente en el acceso a la justicia y la protecciĆ³n de los derechos humanos del continente.

Colombia ha sido un paĆ­s beneficiario del trabajo de la CIDH en distintos momentos de nuestra historia y para distintos grupos de personas. Como bien lo afirmĆ³ MarĆ­a Isabel Rueda en su comentario de ayer en La W: ā€œallĆ” han acudido desde Uribe hasta Petroā€.

La CIDH ha sido muy activa en litigar casos para defender los derechos humanos en Colombia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), en particular frente a los peores hechos de violencia que hemos sufrido, entre ellos las desapariciones forzadas (caso Caballero Delgado y Santana), las masacres mĆ”s brutales del conflicto (casos Palmeras, Ituango, Pueblo Bello, La Rochela, 19 Comerciantes, Santo Domingo, OperaciĆ³n GĆ©nesis en el rĆ­o Cacarica, entre otras), los homicidios de defensores de derechos humanos o lĆ­deres de oposiciĆ³n (casos de EscuĆ© Zapata, JesĆŗs MarĆ­a Valle, Manuel Cepeda, entre otros) y, mĆ”s recientemente, el caso de los desaparecidos del Palacio de Justicia. TambiĆ©n, la CIDH llevĆ³ a la CorteIDH el caso de Ɓngel Alberto Duque a quien Colombia negĆ³ la pensiĆ³n de su compaƱero del mismo sexo. Estos casos, aunque han sido resueltos por la CorteIDH, fueron documentados e impulsados por la CIDH que sacĆ³ del olvido casos que estaban en la impunidad.

Junto con estos casos, la CIDH ha ordenado medidas cautelares muy importantes que han protegido a personas y comunidades enteras, entre ellos defensores de derechos humanos, periodistas, comunidades afrodescendientes, sindicatos, organizaciones defensoras de derechos humanos, lĆ­deres de oposiciĆ³n, magistrados, miembros de las fuerzas militares, desplazados, testigos, comunidades campesinas, organizaciones de mujeres y pueblos indĆ­genas. De hecho, la Ćŗltima medida cautelar otorgada por la CIDH a Colombia ha sido para proteger a los niƱos que mueren de hambre en las comunidades de UribĆ­a, Manaure, Riohacha y Maicao del pueblo WayĆŗu en el departamento de la Guajira. Para tener una dimensiĆ³n del uso de este mecanismo se puede seƱalar que en el 2015 se recibieron 201 solicitudes de medidas cautelares sobre Colombia que corresponde a una tercera parte del total de las que se presentan ante el sistema y la CIDH monitorea 86 medidas cautelares otorgadas a Colombia de un total de 350 vigentes en toda la regiĆ³n.

Junto con los casos y las medidas cautelares, la CIDH tambiĆ©n ha apoyado al Gobierno de Colombia cuando este lo ha solicitado. AsĆ­, por ejemplo, durante el gobierno de Ɓlvaro Uribe, la CIDH aportĆ³ lineamientos para la reparaciĆ³n de las vĆ­ctimas. MĆ”s recientemente, la CIDH visitĆ³ la frontera colombo-venezolana por peticiĆ³n del gobierno de Juan Manuel Santos para verificar la situaciĆ³n de derechos humanos de los colombianos que fueron expulsados por el gobierno de NicolĆ”s Maduro.

La CIDH se ha destacado siempre por ser un foro pluralista de denuncia y un espacio de encuentro y deliberaciĆ³n para la defensa de los derechos humanos. Por la sede de la ComisiĆ³n en Washington o cuando la CIDH visita Colombia, se han presentado ante ella distintos grupos sociales, por ejemplo la familia del lĆ­der conservador Ɓlvaro GĆ³mez Hurtado, el procurador Alejandro OrdĆ³Ć±ez, las organizaciones feministas y LGBT, familiares de vĆ­ctimas, reclamantes de tierras, personas con discapacidad, entre otros muchos. A travĆ©s de las audiencias pĆŗblicas o reuniones con la CIDH, la ciudadanĆ­a ha encontrado en la CIDH un espacio para hacer visibles las graves violaciones de derechos humanos y buscar soluciones en conjunto con el Estado.

Actualmente sobre Colombia, la CIDH tiene 660 peticiones pendientes de estudio inicial, 317 peticiones admitidas y 75 peticiones en estudio de fondo que se verĆ”n afectadas por este recorte de presupuesto. Esto sin contar con las audiencias pĆŗblicas que visibilizan temas emergentes de violaciones de derechos humanos y que serĆ”n canceladas segĆŗn el anuncio de la CIDH. TambiĆ©n se verĆ­an afectadas las visitas a los paĆ­ses y las sesiones ordinarias para decidir casos. A pesar de que la ciudadanĆ­a colombiana es usuaria frecuente del sistema y de que el paĆ­s se beneficia de este trabajo, este aƱo, nuestro gobierno no hizo ningĆŗn aporte financiero a la ComisiĆ³n, y el aƱo pasado apenas enviĆ³ 50.000 dĆ³lares, una cifra irrisoria si la comparamos al presupuesto de cualquiera de nuestros Ministerios o altas cortes.

Muchas veces hemos buscado el apoyo de la ComisiĆ³n cuando sufrimos la injusticia. Hoy la CIDH nos necesita: salvemos la CIDH exigiendo a nuestro gobierno que haga un aporte econĆ³mico voluntario a una instituciĆ³n que ha acudido en nuestro auxilio y que vamos a necesitar para consolidar una paz estable y duradera.

Puedes unirte a este propĆ³sito tomando una foto o enviando un mensaje con el HT #SalvemosLaCIDH

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