Skip to content
Sicariato en Cartagena

Cuando se toma distancia de ese día a día y se pone la lupa a las cifras, vemos que la situación ha empeorado con los años y que supera en gravedad a varias capitales del país. | Jorge Torres, EFE

¿Qué está pasando en una ciudad que hasta hace unos años era vista como relativamente segura para residentes y turistas?

¿Qué está pasando en una ciudad que hasta hace unos años era vista como relativamente segura para residentes y turistas?

Las noticias de sicariatos que ocurren a cualquier hora del día, en sitios públicos de la ciudad, son casi diarias en Cartagena. También lo son los reportes de muertes en riñas los fines de semana, los asesinatos por intolerancia o los feminicidios. 

Cuando se toma distancia de ese día a día y se pone la lupa a las cifras, vemos que la situación ha empeorado con los años y que supera en gravedad a varias capitales del país. En efeto, desde 2019 a la fecha, la tasa de homicidios por cada cien mil habitantes en Cartagena no ha parado de crecer, pasando de una tasa de 20 en el año señalado, a 38 en 2022. 

Esto equivale a un crecimiento del 96% de los homicidios en los últimos 4 años, según los datos del sistema de información estadístico de la Policía Nacional. En el primer trimestre de este año ya son 87 los homicidios, lo que hace pensar que la tendencia al alza se mantendrá. Al compararlas con otras ciudades se evidencia que en los últimos tres años, Cartagena ha tenido tasas de homicidios por encima de capitales como Bogotá, Medellín y Barranquilla.

¿Qué está pasando en una ciudad que hasta hace unos años era vista como relativamente segura para residentes y turistas? Sobre Cartagena sigue vigente la Alerta Temprana Nº002-2020 de la Defensoría del Pueblo, que menciona el alto valor estratégico de la ciudad por su condición de puerto, sus conexiones con el Canal del Dique, el río Magdalena y el Mar Caribe, y su cercanía con municipios como Turbaco y Arjona o ciudades como Barranquilla. Elementos que hacen de Cartagena un lugar propicio para grupos armados ilegales y de narcotráfico, que en el marco de la reconfiguración armada entre grupos posdesmovilización paramilitar, evidencian que la crisis de seguridad no es un problema exclusivo de la ruralidad. 

Un modus operandi de estos grupos es la expansión y el control territorial, que ejercen mediante alianzas operadas por redes locales y regionales, a través de las cuales intensificaron el narcotráfico local, el consumo interno de drogas, las amenazas y la extorsión. La Defensoría también menciona en su alerta el reclutamiento y explotación sexual de niños, niñas y adolescentes, el control de los préstamos “pagadiarios” y del chance ilegal.  

En la calle, la gente padece y percibe esta situación. La reciente encuesta de calidad de vida de Cartagena Cómo Vamos registra que el 31% de la ciudadanía siente inseguridad en su barrio, siendo los atracos callejeros, las pandillas y la drogadicción los factores que más les hace sentir inseguridad. Aunque el homicidio no aparece directamente relacionado, esos factores sí pueden tener elementos asociados en la incidencia de las muertes. Si bien la responsabilidad de esta grave situación es compartida entre el gobierno nacional, la Policía Nacional y la alcaldía de Cartagena, no es menos cierto que el alcalde y su Secretaría del Interior se han quedado esperando a que otro les resuelva el problema, y en esa espera el problema se ha desbordado. La semana pasada el gobierno Petro lanzó su política de seguridad, defensa y convivencia ciudadana, ojalá prioricen Cartagena y que pasen del papel a la acción.


Relacionado:

9 recursos para entender cómo el conflicto armado ha marcado a las víctimas en Colombia

Powered by swapps
Scroll To Top