Tensiones globales y liderazgos locales
Ana María Ramírez abril 25, 2017
el liderazgo positivo se basa en la defensa de ideales y causas pero sin desconocer a los que disienten. Es aquel que puede silenciarse a sí mismo y alumbrar la ruta para que los viajeros vean por dónde hay que ir. | Sushil Nash, Unsplash
En el contexto global actual, la desesperanza sólo puede ser superada a través del liderazgo local, que a través de acciones concretas restablece los lazos comunitarios e impide la promoción de la polarización.
En el contexto global actual, la desesperanza sólo puede ser superada a través del liderazgo local, que a través de acciones concretas restablece los lazos comunitarios e impide la promoción de la polarización.
Los últimos acontecimientos mundiales me han hecho reflexionar acerca de los diferentes tipos de liderazgo. La anterior semana estuvo plagada de noticias que involucran directamente a líderes mundiales, a los más poderosos. Las acciones que fueron noticia se caracterizaron por ser de tipo personalista, ya que además de los hechos se alcanzan a vislumbrar modos de liderazgo que privilegian el discurso de la polarización y el miedo como estrategia para reclutar adeptos.
La lista de titulares parece interminable: la gravísima crisis institucional en Venezuela, el ataque químico en Siria y el bombardeo en respuesta de los Estados Unidos, el bombardeo de los Estados Unidos en Afganistán, la victoria del referendo turco en favor del presidente Erdogan, el intento fallido del lanzamiento de misiles en Corea del Norte, entre otras.
Detrás de dichos acontecimientos se encuentran líderes que se caracterizan por actuar de manera impulsiva y unilateral, generando fuertes tensiones de impacto global.
Para caracterizar el liderazgo como positivo o negativo, me voy a centrar en si éste es polarizador o no. Es decir, si su discurso implica la movilización de un sector de la población en detrimento de otro. Los líderes negativos promueven un juego de suma cero, en el que ellos representan el único sector merecedor y, en una coyuntura como la actual, esto puede traer peligrosas consecuencias y retrocesos a nivel mundial.
Relacionado:
La esperanza de la democracia local
El líder negativo arrastra multitudes oscureciendo el camino de tal manera que los que vayan por allí necesiten de alguien que los lleve de la mano. Lo hacen mediante cortinas de humo y ruido ensordecedor que impide la reflexión y la pausa de los seguidores. Su mensaje es de urgencia, de persecución, de enemigos al acecho: hay que tomar decisiones apresuradas, no hay que reflexionar.
El líder negativo logra que las personas dejen de ser. Les quita, les hace perder la autonomía y el juicio ante la inminencia del peligro o del enemigo. Su voz se engrandece con altavoces y micrófonos desde tarimas e incluso púlpitos y su mensaje retumba en las mentes con una fuerza devastadora:
Mientras tanto, el liderazgo positivo se basa en la defensa de ideales y causas pero sin desconocer a los que disienten. Es aquel que puede silenciarse a sí mismo y alumbrar la ruta para que los viajeros vean por dónde hay que ir. No es solamente capaz de mover a las personas hacia un destino sino que también logra transformarlas de manera que encuentren el camino por su propia cuenta. Para hacerlo, proporciona herramientas que facilitan las decisiones, pero confía en la libertad de quienes tienen que tomarlas.
En contraposición de un líder negativo, que se caracteriza por ser poderoso y ruidoso, existen miles, millones, de líderes que actúan en silencio y tienen un alcance aparentemente limitado, pero que son más efectivos por la proximidad y la influencia que pueden ejercer en las personas que les tienen confianza.
Los líderes positivos, en mi opinión, son aquellos que mediante el ejemplo cotidiano crean comunidad. Son aquellas personas que mediante sus diferentes oficios prestan un servicio, por medio del cual se crean y se fortalecen los lazos comunitarios. Son los médicos, bomberos, maestros, trabajadores sociales, funcionarios. Todas aquellas personas que en la comunidad le apuestan al desarrollo de todos. Sin querer romantizar el liderazgo local, creo que las personas que en el día a día se preocupan por el otro, por su vecino, sin importar su religión, raza, nivel socioeconómico, son aquellas personas que podrán hacer contrapeso a estos discursos polarizadores que se están afianzando en el plano internacional.
Estamos frente a un colapso mundial, algunos incluso hablan de la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial, y eso podría traducirse en una desesperanza que solamente podrá superarse a través de liderazgos locales que, en el día a día y mediante acciones concretas, restauren los lazos entre las mismas comunidades y eviten la promoción de la polarización.