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Los ejemplos de México, Colombia y Sudáfrica nos muestran que juntarnos más, consolidarnos y conocernos con el vecino puede ser uno de los muchos remedios para frenar los homicidios. Tenemos que integrar a todos los de la comunidad, desde los jóvenes hasta los ancianos, pasando por los ejecutivos y los graffiteros.

Los ejemplos de México, Colombia y Sudáfrica nos muestran que juntarnos más, consolidarnos y conocernos con el vecino puede ser uno de los muchos remedios para frenar los homicidios. Tenemos que integrar a todos los de la comunidad, desde los jóvenes hasta los ancianos, pasando por los ejecutivos y los graffiteros.

Todos, absolutamente todos los países con más homicidios del mundo están en el Sur Global. América Latina y el Caribe representa el 8% de la población mundial y allí ocurre casi el 33% de los homicidios a nivel global. Yo vivo en el país que ocupa el puesto 18: Colombia tiene una tasa de homicidios de 22,1 por cada 100.000 habitantes.

Gráfica del Homicide Monitor en http://homicide.igarape.org.br/

En el mundo el 72,3% de los homicidios ocurre con arma de fuego a personas entre los 15 y los 29 años. Es una realidad terrible. Había investigado homicidios a líderes sociales, pero nunca había visto las cifras de violencia que acaban con la vida de una persona del común por motivos pasionales, por intentar robarla, por intolerancia o por cualquier otro motivo.

La verdad es que no dimensionaba la magnitud de este problema. Tal vez porque desde pequeña me han dicho que vivo en uno de los países más peligrosos del mundo; porque me han repetido cientos de miles de veces que si me van a robar, entregue todo sin forcejear porque de lo contrario me pueden matar; o de pronto porque aunque he crecido con ese discurso en mi cabeza nunca había tenido a nadie cercano que fuera víctima de intento de homicidio.

Así comenzó mi interés por el tema y lo primero que encontré es que las cifras no son alentadoras: en la última década la tasa de homicidios ha aumentado en 3,7%, más de 3 veces el aumento de la población y las proyecciones no son optimistas. De no empezar a hacer intervenciones en la política pública, la tasa de homicidios en América continuará en aumento y será del doble de lo que fue en el 2000.

Estos crímenes se relacionan con la economía de un país: un aumento del 1% en la tasa de desempleo de los jóvenes se relaciona con un 0,34% de aumento de la tasa de homicidios. Mientras que un aumento en la tasa de embarazo adolescente se asocia con un 0,5% de aumento en la tasa de homicidio. Y claro, a mayor riqueza, menos homicidios: un aumento del PIB en 1% se relaciona con 0,24% menos homicidios.

Aunque lo anterior parecería mostrar que si se mejoran las condiciones de vida se reducirían los homicidios, la realidad es que en estadística el problema de las correlaciones es que no son explicativas. Lamentablemente eso es lo que pasa en América Latina, que se enfrenta a una paradoja: en la década del 2000 hubo reducciones en la pobreza, en la desigualdad y hubo un aumento de la clase media. Sin embargo, la tasa de homicidios aumentó.  

¿Qué hacer? ¿De qué países se puede aprender para reducir los homicidios? Todo parece indicar que debemos aprender de nosotros mismos. El Sur Global tiene que aprender del Sur Global para disminuir la violencia.

Por ejemplo, el “Plan Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes”, es un plan en el que “se exige y se induce la planeación y prevención”, creado en Colombia y adaptado en muchas partes del mundo. El plan consiste en que las ciudades son partidas en “cuadrantes”, áreas que pueden ser más grandes o más pequeñas que un barrio. Cada cuadrante tiene tres patrullas que se turnan y que se quedan allí durante 2 años. Este tiempo tiene el objetivo de que la comunidad se relacione con las patrullas, las conozca y se cree confianza. Así, es la comunidad la encargada de hacer el monitoreo de los policías.  

La evaluación de impacto del Plan mostró que este llevó a una reducción de los homicidios en 18%, que las lesiones personales disminuyeron en un 11% y el hurto a vehículos en un 22%. Estos resultados son increíbles, pero para mi, lo más impresionante es que “cuando se cuenta con una sociedad civil altamente organizada y que además está dispuesta a cooperar con las patrullas del cuadrante, aumenta la probabilidad de éxito del PNVCC. Por el contrario, allí donde hay indiferencia es muy difícil que el Plan Cuadrantes alcance todo tu potencial. Esto sucede porque la mayoría de los delitos tienden a bajar cuando hay un alto grado de cooperación entre Policía, sociedad civil y otras entidades del Estado”.

Aunque esta política ha mostrado buenos resultados, es importante que la policía respete los derechos humanos y que cree confianza con la comunidad. En Colombia, tan solo 31,1% de los hombres confía en la policía, mientras que en Brasil, “la labor policial basada en la contención y la invasión de comunidades socialmente excluidas ha «criminalizado» a sus residentes, que sufren la discriminación persistente del sistema de justicia penal, de parte de los medios de comunicación y de la sociedad en general”.

Foto de Sam Sam en Flckr Commons.

Por lo anterior son claves políticas más estructurales. En México, “Todos Somos Juárez” fue una estrategia que inició en 2010 con el objetivo de disminuir la inseguridad y mejorar la calidad de vida de los habitantes de esta ciudad fronteriza, que tiene un contexto de pérdida de empleo formal de 23,9% y una pobreza extrema de 33,4%. La estrategia contó con 160 acciones en 6 programas: seguridad, trabajo, educación, salud, desarrollo social y economía. Todos Somos Juárez se enfocó en empoderar a actores locales y fortalecer redes de jóvenes, graffiteros y artistas locales.

En agosto de 2012 se reportaron en Juárez 37 homicidios, lo que significó una reducción de 82% en el número de homicidios frente a enero de 2011.  Otra vez, un ejemplo de una política con un logro increíble. Pero nuevamente: “el logro más importante de “Todos Somos Juárez” es el fortalecimiento de la capacidad de acción colectiva y empoderamiento ciudadano”.

Por su parte, “Nuevo Papel Blanco de Seguridad” (New White Paper on Safety and Security” de Sudáfrica, un documento de la política pública adoptado en 2016. En él se establecen seis aspectos clave, dentro de los que está la participación pública y de la comunidad activa y una intervención temprana para prevenir el crimen y la violencia.

Estos tres ejemplos muestran algunas de las muchas políticas preventivas y no punitivas, que son exitosas a la hora de reducir la tasa de homicidios. En realidad hay muchas más: terapia cognitiva conductual, prevención de la reincidencia y fortalecimiento de las capacidades de las comunidades para responder a la violencia, entre otras.

Si lee la etimología de la palabra “comunidad”, va a encontrar que es “la agrupación de personas vinculadas entre sí por el cumplimiento de obligaciones comunes y recíprocas”. Los ejemplos de México, Colombia y Sudáfrica nos muestran que juntarnos más, consolidarnos y conocernos con el vecino puede ser uno de los muchos remedios para frenar los homicidios. Tenemos que integrar a todos los de la comunidad, desde los jóvenes hasta los ancianos, pasando por los ejecutivos y los graffiteros. Entre todos y una policía con educación en derechos humanos, podríamos reducir los homicidios.

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