Una versión minimalista de reconciliación
Dejusticia Marzo 25, 2022
En el marco de su campaña por las Curules de Paz, Jorge Tovar Vélez recibió múltiples denuncias por presuntas presiones y nexos con la política tradicional, provocando que cerca de 20 candidatos que competían con él renunciaran masivamente tres días antes de las elecciones. | Tomado de El Tiempo
A lo largo de su campaña, Jorge Tovar Velez dijo que él representa a una nueva generación de víctimas que quiere pasar la página de la violencia y el odio, y que por ello, ha hecho la campaña de la reconciliación. Sin embargo, la búsqueda de la reconciliación no significa pasar la página de cualquier forma.
A lo largo de su campaña, Jorge Tovar Velez dijo que él representa a una nueva generación de víctimas que quiere pasar la página de la violencia y el odio, y que por ello, ha hecho la campaña de la reconciliación. Sin embargo, la búsqueda de la reconciliación no significa pasar la página de cualquier forma.
Escucha acá la columna que ha sido publicada en RCN Radio Cartagena
El pasado 13 de marzo, Jorge Tovar Vélez, el hijo del paramilitar “Jorge 40”, finalmente fue elegido como Representante a la Cámara por la Circunscripción Especial de Paz; elección que resulta ser problemática, pues a las graves denuncias que tuvo su campaña, se le suma otra discusión moral de fondo, ya que pareciera estar legitimándose un discurso de reconciliación minimalista que no es el que las víctimas y la sociedad colombiana esperan consolidar en el país.
A lo largo de su campaña, Tovar Velez dijo que él representa a una nueva generación de víctimas que quiere pasar la página de la violencia y el odio, y que por ello, ha hecho la campaña de la reconciliación. Sin embargo, la búsqueda de la reconciliación no significa pasar la página de cualquier forma.
Desde la experiencia de diversos procesos de reconciliación regional desarrollados en el Caribe, se ha percibido un consenso en al menos tres criterios a tener en cuenta en la búsqueda de la reconciliación y la convivencia pacífica. El primero de ellos tiene que ver con el reconocimiento del daño causado a la víctima, de su persona moral y de sus derechos; el segundo, es la deslegitimación de todas las formas de violencia; y el tercero, es el compromiso de fortalecer el Estado de Derecho.
Aunque estos criterios no representan una receta única aplicada a todo proceso de reconciliación, si pueden ser útiles para analizar qué tanta coherencia puede haber entre la práctica y el discurso de la reconciliación. Siguiendo estos criterios, al analizar el comportamiento público de Tovar Vélez, tristemente no parece haber una coherencia entre su discurso de reconciliación y los hechos que ha promovido.
En el año 2016 en entrevista con la Revista Semana, Jorge Tovar expresó sobre su padre, alias “Jorge 40”, lo siguiente: “Considero a mi papá un prisionero político en Estados Unidos. Mi papá lleva 8 años aislado y sin comunicación permanente, a pesar de eso, la distancia separa dos cuerpos, pero no dos corazones”. Luego, en el 2017 mediante su cuenta de Twitter reiteró la misma afirmación, añadiendo que su padre, luego de estar preso 9 años en EE.UU “(…) no le han mostrado una sola prueba en su contra.” Con estas estas declaraciones el hijo de “Jorge 40” parecieran desconocer el incumplimiento a los derechos a la verdad, la justicia y la reparación que su padre ha tenido con las víctimas, motivo por el cual fue expulsado de Justicia y Paz. Así mismo, a Tovar Velez no se le conocen iguales declaraciones públicas en que señale de manera clara, precisa y contundente un rechazo directo al paramilitarismo.
A lo anterior, se suma que en el marco de su campaña por las Curules de Paz, haya recibido múltiples denuncias por presuntas presiones y nexos con la política tradicional, provocando que cerca de 20 candidatos que competían con él renunciaran masivamente tres días antes de las elecciones.
Así las cosas, sus declaraciones y las graves denuncias recibidas representan una fuerte tensión moral frente a la responsabilidad que debe cumplir como Representante de las Curules de Paz, quien ostente esta alta dignidad debe representar confianza, objetividad y credibilidad en las víctimas de su región. Con ello, Tovar Vélez se queda en la dimensión minimalista de la reconciliación, y no se arriesga a trabajar por una dimensión amplia que defienda el Estado de Derecho a través de la confianza en las instituciones y la credibilidad entre ciudadanos que confían entre sí porque consideran que pueden cumplir con los objetivos de participación de lo pactado en los Acuerdos de Paz.
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