Venta ilícita de drogas en la deep web: ¿un comercio más seguro para quién?
Isabel Pereira Arana Octubre 26, 2016
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La creatividad evidenciada por los traficantes de droga y consumidores nos recuerdan que la prohibición se equivocó al hacer “un mundo libre de drogas” su objetivo principal.
La creatividad evidenciada por los traficantes de droga y consumidores nos recuerdan que la prohibición se equivocó al hacer “un mundo libre de drogas” su objetivo principal.
La creatividad y resiliencia de los mercados de drogas hacen del desarrollo de políticas de drogas un gran reto. Una vez las autoridades destruyen un laboratorio de fabricación de drogas o bloquean una ruta de comercio, los actores en este negocio ilícito encuentran los medios necesarios para superar los nuevos obstáculos. Una de las novedades más interesantes en los años recientes son los criptomercados. Sitios en línea como eBay pero de drogas, definidos como “mercados que acogen múltiples vendedores, proveen de anonimato a sus participantes dada su ubicación en la web oculta, usan criptodivisas para las transacciones y además incluyen comentarios y calificaciones de los clientes”.
El comercio de drogas en línea comenzó en el 2011 con la aparición de la Silk Road, un gran bazar de drogas que se encontraba ubicado en la web profunda o deep web. En consecuencia a la captura de su fundador, Dread Pirate Roberts (DPR), en el 2013, otros mercados han surgido en su remplazo. Entre 2011 y 2013 las transacciones mayoristas en la página Silk Road fueron de sustancias enviadas desde Canadá, China, los Países Bajos y Bélgica, todos países productores de drogas que se encuentran en la mayoría de los mercados de la deep web: cannabis, éxtasis/MDMA, estimulantes, farmacéuticos, drogas psicodélicas y opioides. Adicionalmente, tras el análisis de las calificaciones y los comentarios de los usuarios de estos mercados en la deep web, los investigadores encontraron que había una percepción general de una mayor calidad de las drogas en comparación con la calidad de las drogas compradas en la calle.
Los criptomercados permiten el anonimato tanto de los consumidores como de los vendedores, algo que se busca en los mercados “fuera de línea”. Este anonimato reduce el riesgo de los vendedores de drogas de ser encontrados y arrestados, y beneficia a los consumidores al brindarles drogas de mayor calidad y más responsabilidad a los vendedores. Tras el monitoreo de foros en la deep web, los investigadores han encontrado esfuerzos de los vendedores en pedagogía y medidas de reducción de daños, quienes además recomiendan dosis seguras, métodos de consumo de drogas seguros y señales de cómo identificar y prevenir efectos secundarios negativos. En este mundo los vendedores trabajan como aliados de los consumidores.
La pregunta que muchos se están haciendo es si los criptomercados permiten las transacciones de droga sin violencia, o al menos con menos violencia. Investigación de académicos en Australia y Reino Unido, basada en información de la Encuesta Global de Drogas, concluye que comprar y vender drogas en línea es significativamente más seguro que hacerlo en mercados fuera de línea, con menos amenazas, intimidación y violencia. Aunque comprar drogas en línea aún requiere algunos mecanismos de implementación como los mercados fuera de línea, hay ciertos mecanismos que actúan como una red de seguridad para los vendedores y consumidores que incluyen el sistema de fideicomiso y de nuevo, el anonimato. La investigación, aunque prometedora, tiene prejuicios de la misma manera en que los criptomercados la tienen: hay un sesgo predominante hacia un sub-sector del mercado de drogas ubicado en el Norte Global, hombres jóvenes y educados.
La deep web es más segura para comprar y vender drogas, ¿pero para quién? Como Aldridge and Décary-Hétu (2016) reconocen: “la utilidad de criptomercados como adecuada para vendedores en países productores de drogas como la heroína y la cocaína parece ser limitada.” Esto se debe a las disparidades en acceso a la tecnología e infraestructura necesarias para participar en un esquema de comercio como la conexión a internet, sistemas postales seguros, y el conocimiento de criptodivisas. Ciertamente, estos países están participando en otros mercados en línea que requieren la misma infraestructura hasta cierto punto, pero así como la deep web es nueva para todos nosotros, la experticia necesaria para participar en ella hasta ahora está empezando a difundirse y por lo tanto, su efecto todavía no es visible en algunos lugares. Como resultado, países productores de heroína y cocaína como Afganistán, Colombia, Perú y Bolivia no están negociando en la deep web. La participación de estos países en el mercado permanece limitada a mercancía que se pueda transportar por las rutas tradicionales, mientras que los vendedores en países con criptomercados parecen estar dominando el comercio internacional.
En El Sur Global, los criptomercados son aún un fenómeno distante y la crisis actual es la violencia asociada con los mercados de drogas fuera de línea. México es el caso más dramático en términos de violencia, ya que en el 2015 se reportó que la expectativa de vida masculina había disminuido por crecientes niveles de muertes y violencia relacionada con la guerra contra el narco. El Informe Mundial Sobre las Drogas, y muchos países, miden las muertes relacionadas con las drogas en términos de uso de drogas (sobredosis por ejemplo), pero también tenemos que tener en cuenta las muertes causadas por violencia en los mercados de droga.
Según la UNODC, hay una asociación clara entre tasas de homicidios más altas en países de tránsito y aún más alta en países productores y de transito de cocaína que en países productores y de transito de opio. Los usos de violencia en mercados físicos responden a las demandas de la ilegalidad: los territorios deben ser controlados, la disciplina se debe implementar a través de medios no convencionales, y la constante amenaza de implementación legal resulta en batallas y confrontación. En América Latina, por ejemplo, 30% de los homicidios están relacionados con pandillas y crímenes organizados, pero nos falta la suficiente información dado que el Informe Mundial Sobre las Drogas no mide por aparte los homicidios relacionados con las drogas.
Los criptomercados proveen un espacio seguro para algunos vendedores y algunos consumidores sin resolver las disparidades en los mercados de drogas que han hecho que la guerra contra las drogas sea mucho más devastadora en algunos países que en otros. La gente que produce, distribuye y vende drogas en las Américas está en la mayor parte ausente en la deep web. La gente que compra drogas producidas en estos países en la deep web está, por lo general, escudada de violencia gracias a su pre-existente privilegio de vivir y consumir drogas en el Norte Global. Además, como un sistema ilegal, los criptomercados son insuficientes para controlar efectivamente y regular las sustancias psicoactivas para proteger la salud personal y publica.
El problema real es que hay un gran sesgo en la política sobre los intereses del Norte Global vis-à-vis el Sur Global con respecto a que drogas deberían ser controladas y a través de qué medios. Hay un enfoque excesivo en las plantas que crecen en el Sur Global (coca, amapola y marihuana) y muy poca atención a la producción sintética, que ocurre en el Norte Global (tipos de anfetamina, estimulantes, psicodélicos). La creatividad evidenciada por los traficantes de droga y consumidores nos recuerdan que la prohibición se equivocó al hacer “un mundo libre de drogas” su objetivo principal. Reducir los costos sociales de controlar y regular las drogas necesitara mucho más que un mercado en línea, reservado para unos pocos privilegiados, además de abandonar su objetivo de un mundo sin drogas.