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Huracanes

El primero de junio, la lluvia nocturna embarró e hizo volar carpas en Santa Catalina. ¿Cómo será cuando una tormenta tropical ponga al Archipiélago en su trayectoria? Ni hablemos de lo que pasaría si esa tormenta tropical llega a fase de huracán.  | EFE

Hoy, cuando los huracanes vuelven a ser un riesgo, la recuperación de Providencia no muestra los avances suficientes para cubrir las necesidades de la población, y menos frente a otro paso de huracán. Hay que tener en cuenta que si no se ha salido del desastre de una amenaza, puede suceder un desastre en cadena cuando la siguiente se aproxima.

Hoy, cuando los huracanes vuelven a ser un riesgo, la recuperación de Providencia no muestra los avances suficientes para cubrir las necesidades de la población, y menos frente a otro paso de huracán. Hay que tener en cuenta que si no se ha salido del desastre de una amenaza, puede suceder un desastre en cadena cuando la siguiente se aproxima.

Lluvias, tormentas eléctricas y vientos por encima de lo normal es lo que el último reporte de mayo del IDEAM pronostica para los próximos meses. Esto se debe a las dos ondas tropicales que se observaron esta semana en el océano Atlántico, anunciando  la temporada de huracanes del 2021. ¿Está nuestro Archipiélago listo para hacerle frente a este nueva temporada de eventos extremos? 

El 13 de noviembre de 2020, el IDEAM reportó que la depresión tropical #31 se había fortalecido y alcanzó la categoría de huracán en el Caribe colombiano y  se le puso por nombre Iota. Además de señalar la ubicación, posible trayectoria, velocidad y recomendaciones para la comunidad ante tormentas eléctricas y vendavales, el reporte 117 de 2020 repitió el llamado a “activar y reforzar las medidas de prevención orientadas a la reducción de los riesgos causados por esta clase de eventos, tanto a la UNGRD y a los consejos municipales y departamentales”, en todo el Archipiélago. Al día siguiente, por la noche, había un aviso de huracán sobre la isla. En menos de 48 horas,  Providencia, y las otras islas del Archipiélago, ya vivían uno de los peores  desastres de su historia reciente. 

Iota sucedió un poco más de diez días después de que el coletazo de Eta hubiese afectado al Archipiélago. La población de las islas no tuvo el tiempo suficiente, ni el apoyo, para recuperarse antes de que el nuevo huracán llegará. Fueron días en los que el país no sabía nada de su zona insular. Días después, la empatía del país se volcó hacia donaciones para el Archipiélago. Pero hoy, meses después, los colombianos dejamos solas a “nuestras” islas en su recuperación. 

 

La recuperación del Archipiélago

Han pasado más de seis meses desde el paso de los huracanes que destruyeron la isla. Según el presidente, esta iba a estar recuperada en un 98 por ciento en tan sólo 100 días. En enero empezó la tarea titánica de recuperar el Archipiélago, pero al día de hoy, como quedó de manifiesto en la Plenaria de Cámara de Representantes del 2 de junio, aún hay mucho por hacer. Si bien hay avances que no se pueden desconocer, todavía mucha gente duerme en carpas, con todo y los problemas sanitarios que esto trae. Según la intervención de Amparo Ponton, periodista y habitante de Santa Catalina, en la Plenaria, hay más de 900 carpas donde la gente está durmiendo y la mayoría está en zona de alto riesgo. Las carpas, que suponían una solución temporal, parecen ser la nueva normalidad. Cada institución está instalando su propia carpa. Providencia cuenta ahora con  la carpa Hospital, la carpa ICBF y la carpa de aulas temporales. ¿Para cuándo tendremos una solución permanente?, se preguntan quienes habitan la isla. 

La queja que más me llamó la atención sobre dicha intervención es que no hay albergues en Providencia en pleno comienzo de la nueva temporada de huracanes. Leyó usted bien: NO HAY ALBERGUES. El primero de junio, la lluvia nocturna embarró e hizo volar carpas en Santa Catalina. ¿Cómo será cuando una tormenta tropical ponga al Archipiélago en su trayectoria? Ni hablemos de lo que pasaría si esa tormenta tropical llega a fase de huracán. 


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Mientras tanto, sí se están vendiendo hectáreas y suenan varios mega proyectos de ecohoteles, reporta la ciudadanía. Además, resaltan que el proceso de recuperación está dejando de lado el sur de la Isla de San Andrés donde Iota también hizo de las suyas. Un pueblo que ha luchado por la conservación de las Islas tiene miedo de que esta sea una “política de Estado para desaparecer al pueblo raizal y quedarse con su territorio”, señaló Josefina Huffington, lideresa del Archipiélago.

Más allá de la reconstrucción, cabe recordar que el Archipiélago es el territorio del pueblo raizal y debe ser respetado como tal. La planeación inicial de la recuperación sin una concertación con dicho pueblo es un error gravísimo. A pesar de que se implementaron mesas de trabajo, las comunidades se quejan de la poca incidencia que tienen en la reconstrucción. Además, la presencia de la Armada, que la población considera excesiva, ha impuesto sus planes de una nueva base de guardacostas incluso frente la oposición unánime del pueblo manifestada en 2015 en un proceso de consulta previa. Oposición que continúan manifestando hasta hoy los pescadores. Si bien la Armada fue crucial en la limpieza de la isla tras el paso de los huracanes, aprovecharse de la vulnerabilidad de la población para “recuperar” una estación de guardacostas y el tráfico marítimo que la Isla nunca tuvo en Old Town Bay —y fueron rechazadas por la comunidad—, es una extralimitación.

 

La nueva temporada de huracanes ya está aquí

El 2021 será otro año más en el que los fenómenos extremos van a sacudir al Atlántico norte. Para este año, la Oficina Nacional de Administración Oceánica de Estados Unidos —NOAA, por sus siglas en inglés— pronostica una temporada de huracanes más activa de lo normal, aunque no tan intensa como la del año pasado. Es decir, se espera que, en el Océano Atlántico, el Mar Caribe y Golfo de México haya entre 13 y 20 tormentas tropicales nombradas, de las cuales entre 6 a 10 alcanzarán la categoría de huracanes y al menos tres de estos serán de categoría mayor —3, 4 o 5—.  Ana, la primera tormenta tropical de la temporada, ya sacudió la zona el 22 de mayo de este año. Estamos en una carrera contrarreloj.

Hoy, cuando los huracanes vuelven a ser un riesgo, la recuperación del Archipiélago no muestra los avances suficientes para cubrir las necesidades de la población, y menos frente a otro paso de huracán. Hay que tener en cuenta que si no se ha salido del desastre de una amenaza, puede suceder un desastre en cadena cuando la siguiente se aproxima. En el país, hay que pararle más bolas a la fase de recuperación pues las acciones tardías sólo aumentan el riesgo de desastre.

Si bien no hay poder humano que pueda detener un huracán, sí tenemos la capacidad de evitar un desastre. Lo mismo sucede frente a otras amenazas naturales. En casos como el de Iota, donde la evolución de la amenaza es rápida, los planes de gestión y manejo del riesgo son mucho más necesarios, tanto por la entidades nacionales y locales pertinentes como la población expuesta y vulnerable y sobre todo, la conexión y cooperación entre todos estos actores. 

Mientras los eventos climáticos y meteorológicos son inevitables, los desastres no. Dado que los riesgos son cada vez más frecuentes e intensos, las acciones de manejo de estos no pueden ser ni muy tardías ni muy escasas. En el informe de reconstrucción, el gobierno nos dijo que por su lado todo marchará viento en popa y que de aquí a Diciembre ya podremos aplaudir este proceso. Pero la comunidad no parece estar del todo de acuerdo con esa apreciación. Claro que a Ivan Duque le sobraron las palabras al prometer una reconstrucción tan ambiciosa en tan sólo 100 días. Pero más allá de echar culpas, lo más urgente ahora es acelerar el motor ante las posibles amenazas que se pueden presentar en los próximos meses. La peor tanda de la temporada es en agosto y para esta época, el Archipiélago necesita contar con las condiciones suficientes para poder hacerle frente a cualquier amenaza que aparezca por el Atlántico y ponga en riesgo nuevamente a las Islas. Carpas y casas sin techo no son un escudo ante la amenaza, eso sí. Como mínimo, la construcción de albergues amplios y con todas las condiciones necesarias para atender una emergencia debe empezar lo más pronto posible aunque esa edificación tendría que haber estado lista pa’ antier.

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