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Tampoco el más elocuente. Pero las 297 páginas del acuerdo final de paz pueden ser el libro más importante de la vida. Leerlo es prepararse para el voto crucial de una generación, el que puede apuntillar medio siglo de conflicto armado.

“Lee y conducirás, no leas y serás conducido», escribió Santa Teresa de Jesús. La advertencia viene al caso. El libro de la paz ha sido publicado por capítulos a lo largo de cuatro años, a medida que se alcanzaba un acuerdo sobre cada uno de los seis temas de la negociación: políticas de tierras, cultivos ilícitos, participación política, justicia transicional, fin de la guerra e implementación del pacto. Pero como nada estaba acordado hasta que todo estuviera acordado, los lectores-ciudadanos prefirieron esperar hasta conocer el final de la historia.

Entre tanto, algunos fueron conducidos por las versiones sesgadas y los mitos construidos por sectores interesados en dar al traste con el proceso de paz. Mitos que quedan por el suelo cuando se hojea el texto y no se encuentran por ninguna parte perdones incondicionales o amnistías por delitos graves. En cambio, saltan de las páginas medidas para aumentar el acceso de los campesinos a la tierra, reforzar la protección al medioambiente, abrir la democracia a partidos pequeños y movimientos ciudadanos, reconocer el rol central de las mujeres y los grupos étnicos en la paz, y garantizar que las FARC entreguen los fusiles y desaparezcan como grupo armado.

Aún hay tiempo de leer. Bastan unas cuantas horas y quedan cinco semanas para el plebiscito. “El autor sólo escribe la mitad del libro. De la otra mitad debe ocuparse el lector”, sentenció Joseph Conrad. Con la particularidad de que, en esta ocasión, los lectores van a escribir su parte no sólo analizando el texto, sino votando el 2 de octubre. Quizás esa es la respuesta que tenía en mente André Maurois cuando dijo que “la lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta”. Tengo la convicción de que muchos lectores juiciosos responderán desde su alma SÍ. 

Para quienes no tengan el tiempo o la disposición de digerir el grueso tomo, ya están circulando síntesis y materiales pedagógicos. Desde Dejusticia pondremos nuestro grano de arena en las próximas semanas, con piezas multimedia, infografías y textos analíticos breves que compartiremos por redes sociales para contribuir a un debate y una votación informados.

«Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos insumisos y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría,» le dijo  Mario Vargas Llosa a la Academia Sueca en su discurso de aceptación del nobel de literatura. Sin leer el libro de la paz, añadiría yo, seríamos más conformistas con el sino de la violencia, menos insumisos contra el sufrimiento de las nuevas víctimas que traería la guerra y menos críticos contra quienes quisieran decidir por nosotros.

De interés: Paz / Proceso de paz

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