Knowledge, resistance and reflection
Carlos Andrés Baquero October 17, 2016
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A new initiative for indigenous leaders in the Global South.
A new initiative for indigenous leaders in the Global South.
En los últimos años el movimiento indígena global se ha fortalecido. Una muestra de esto es la participación que tuvieron los pueblos indígenas en la COP 21 en París a finales del año pasado. En una movilización sin precedentes, diferentes líderes navegaron por el río Sena para exigir un cambio. Como nunca antes, en una sola voz, los indígenas le pidieron a los Estados llegar a un acuerdo sobre la protección del ambiente y la reducción de los gases de efecto invernadero.
Este tipo de acciones muestra una tendencia, cada vez mayor, de la globalización de los movimientos sociales. Es cada vez más frecuente que el movimiento indígena demuestre que las decisiones que toman los Estados en sus territorios tienen efectos directos sobre la vida de los demás. Con cada vez más fuerza argumentan que lo que pasa con una mina en la Amazonía o con la explotación maderera en el sudeste asiático tiene efectos sobre todo el mundo. Y por tanto las luchas y los desafíos son compartidos.
Sin embargo, en la conversación global existen al menos tres retos que hacen cada vez más importante romper las fronteras geográficas y políticas. El primer reto es la necesidad de compartir saberes y experiencias. “El movimiento indígena latinoamericano debe hablar con el resto del mundo” fue lo que me comentó Prabindra Shakya de la Asian Indigenous Peoples Pact. Las organizaciones indígenas latinoamericanas son la punta de lanza en las discusiones sobre la implementación del derecho a la consulta previa, libre e informada. En ninguna otra región del mundo se han dado discusiones tan profundas sobre los efectos de este derecho y las barreras que se crean al ponerlo en marcha. Por su lado, los avances en el ordenamiento territorial que se han construido en Asia son una muestra de creaciones novedosas sobre el uso y la propiedad sobre la tierra. Estos proyectos que van desde Tailandia hasta la India brindan muchas pistas sobre lo que se podría hacer en el resto del mundo para garantizar los derechos territoriales de los pueblos indígenas.
El segundo elemento -como lo había presentado con más detalle en otra entrada– la interdependencia económica ha aumentado con la explotación de los recursos naturales. Cada vez más, en el Sur Global, los pueblos indígenas enfrentan violaciones similares de sus derechos. Por eso al hablar con un líder boliviano o nepalí parece que se hubieran sobrepuesto las conversaciones. En muchos lugares las empresas han llegado a los territorios, han amenazado a las personas, han contaminado el aire, el agua y todas esas acciones se han hecho sin tenerlos en cuenta. La urgencia de esta conversación aumenta cuando se cae en cuenta que en muchas ocasiones es el mismo actor trasnacional el que crea estas violaciones. Visibilizar esas continuidades es necesario como experiencia vital y al mismo tiempo como herramienta de resistencia.
Por último, el desarrollo del movimiento indígena en el Sur Global también ha tenido un efecto de transformación institucional. Gran parte de los Estados e incluso de las organizaciones internacionales han creado secciones específicas encargadas de la “cuestión indígena”. No obstante los espacios de reflexión sobre la efectividad de estos organismos o el impacto que tienen ha sido insuficiente. Un caso límite de esta realidad es el debate que se ha dado en África sobre la definición del sujeto indígena. Como la mayoría del derecho internacional está fundamentado en una visión sobre los indígenas, los logros internacionales no han tenido efectos en este continente. Ahora es tiempo de entrar a analizar esta y otras disonancias que se han creando en la implementación de los derechos indígenas.