The rise of robots
César Rodríguez Garavito September 1, 2017
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We cannot ignore the rise of artificial intelligence. In the next 10-20 years, about half of paid work will be at risk. How to adapt education and employment accordingly?
We cannot ignore the rise of artificial intelligence. In the next 10-20 years, about half of paid work will be at risk. How to adapt education and employment accordingly?
A very high cost of living in a distracted country and world – by the latest corruption scandal, by Trump’s latest tweet – is to lose sight of deeper social changes.
Uno de ellos, el más veloz, es el avance de la inteligencia artificial: la tecnología que procesa inmensas cantidades de información y arroja resultados que superan, cada vez más, a los humanos. La inteligencia artificial se vuelve a diario más inteligente, y menos artificial. A diferencia de los viejos algoritmos, que eran programados línea por línea, los actuales están diseñados para aprender a medida que acumulan datos y responden peticiones de usuarios. Por ejemplo, el año pasado el traductor automático más popular (el de Google) cambió de sistema y ahora aprende en un día tanto como lo hizo en toda su primera década de existencia. Con frecuencia, rebasa a profesionales al traducir textos llenos de matices y estructuras complejas, como poemas o novelas. Pruébelo usted mismo con algún texto que aprecie. Y vuelva a intentarlo en una semana, para ver cómo la traducción mejora aún más.
La inteligencia artificial (IA) tiene y tendrá profundos efectos sociales. Por ahora, menciono uno que nos está moviendo el piso imperceptiblemente: la transformación, aun la desaparición, de trabajos como el suyo o el mío. Hace una década se creía que los robots podrían reemplazar sólo a los trabajadores manuales porque no serían capaces de dominar las sutilezas del lenguaje o el pensamiento humanos. Hoy las máquinas ya nos superan en muchas tareas lingüísticas y cognitivas, desde traducir o identificar patrones en textos hasta tomar decisiones consistentes.
El cálculo actual es que, en los próximos 10-20 años, cerca de la mitad de las labores remuneradas van a correr riesgo. Algunas profesiones ya se están menguando y van a desaparecer: los cajeros reemplazados por terminales de pago, los analistas de crédito por computadores, los conductores por vehículos autodirigidos. En otras profesiones, muchas tareas ya están siendo automatizadas y terminarán de serlo: el diagnóstico de enfermedades complejas en la medicina; la investigación de datos o bibliografía en la academia, el periodismo o la abogacía. Ya hay programas comerciales que procesan toda la información relevante y escriben juiciosas noticias periodísticas y sólidos conceptos legales. Espero que se demoren en llegar a escribir una columna de opinión.
Dejo para otras columnas las preguntas sobre qué labores sobrevivirán, cuáles nuevas surgirán y cómo adaptar la educación y el empleo de acuerdo con ello. Y las más difíciles: qué hacer con los millones de personas que no encontrarán trabajo remunerado en un mundo automatizado, y cómo mitigar la desigualdad creciente entre los países (y las empresas) que producen las tecnologías inteligentes y el resto de la humanidad que las usa.
Por ahora, lo menos inteligente sería ignorar el ascenso de la inteligencia artificial.