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Our Venezuelan brothers and sisters are migrating to Colombia in search of a dignified life. The authoritarian regime of Nicolás Maduro is creating the worst humanitarian crisis in Venezuela.

Our Venezuelan brothers and sisters are migrating to Colombia in search of a dignified life. The authoritarian regime of Nicolás Maduro is creating the worst humanitarian crisis in Venezuela.

Según la Asociación de Venezolanos en Colombia, citada por la revista Semana, se estima que en Colombia viven alrededor de 1.200.000 venezolanos. A esto se suma que tenemos una vieja tradición de familias binacionales, por lo que muchos  colombo-venezolanos que vivían en Venezuela están regresando a Colombia.

Es momento de que los colombianos demos un debate serio sobre los derechos de los venezolanos migrantes y sobre nuestra anacrónica política migratoria. Colombia tiene el deber moral y jurídico de acoger a nuestros hermanos venezolanos y prevenir cualquier forma de discriminación, abuso o negación de derechos en nuestro territorio.

Los colombianos no podemos olvidar que por efecto de la violencia y las crisis económicas muchos de nuestros compatriotas fueron a vivir a otros países, bien sea como migrantes o como refugiados, unos fueron legales, otros ilegales. La Cancillería estimó que para el año 2012 4.7 millones de colombianos vivían en el exterior, especialmente en Estados Unidos, Venezuela, España y Ecuador. Además, según los datos de Acnur, en esta cifra se cuentan los 340 000 refugiados colombianos, que viven mayoritariamente en Ecuador donde han sido acogidos (55 000 en situación legal y cerca de 200 000 en busca de refugio).

Colombia ha sido históricamente un país de emigrantes y Venezuela fue nuestro refugio cuando más lo necesitamos. Durante los años setenta, Venezuela tuvo una migración colombiana importante debido al crecimiento económico del país vecino. Producto de décadas de migración, en Venezuela viven casi 700 000 colombianos, según el  Instituto Nacional de Estadística de ese país. Los 2 200 kilómetros de frontera entre nuestras dos naciones crearon relaciones sociales,  económicas  y emocionales muy fuertes.

Hoy la vida nos da la oportunidad de devolver a nuestros hermanos su hospitalidad y cariño de años. Sin embargo, existen señales de que no estamos asumiendo el reto de  forma adecuada. Un ejemplo de ello son las declaraciones xenofóbicas de el exvicepresidente Germán Vargas, quien durante la entrega de casas dijo: “Estas casas son para población desplazada que vive en Tibú, no vaya a dejar meter los venecos, por nada del mundo… esto no es para los venecos”. A esto se suma a que existe un creciente sentimiento xenófobo en opiniones de algunos colombianos, en particular, cuando hablan del empleo y de otros servicios sociales.

Otra mala señal es el comportamiento de las autoridades migratorias, las cuales han incrementado los controles en las principales ciudades del país. Como resultado de ello, se han aumentado las deportaciones, en particular, de venezolanos en condiciones de pobreza y vulnerabilidad.

Nuestra legislación migratoria está hecha para situaciones ordinarias, pero es claro que  estamos enfrentando una situación extraordinaria en materia de migrantes. Es por ello que debemos buscar una reforma migratoria que incorpore soluciones como una visa humanitaria que permita que los venezolanos puedan vivir un por tiempo en el país y acceder a derechos básicos para la garantía de su mínimo vital. Seguir aplicando la ley migratoria tal y como está puede generar deportaciones injustas que no se compadecen con la situación de los migrantes venezolanos.

De hecho, se están produciendo casos tan absurdos como la sanción de Migración Colombia contra tres rectores de Santa Marta por haber matriculado niños venezolanos “sin tener los documentos legalizados por Migración Colombia y la Registraduría Nacional”, según informa el diario Hoy. Exigir que los padres acudan a Migración para que los niños acceda a la educación es ponerlos en riesgo de deportación para acceder a un derecho fundamental de los niños.

La Constitución en su artículo 100 establece que “los extranjeros disfrutarán en Colombia de los mismos derechos civiles que se conceden a los colombianos”. Honremos con solidaridad nuestra Constitución ante la crisis humanitaria de Venezuela y presionemos a la Cancillería para buscar una solución migratoria coherente con la crisis. 

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