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To read this post in English click here.I would like see a human rights discourse with the participation of more people, more ways of knowing, and that is more local.

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Los derechos humanos son vistos como un contrapoder, una estrategia para limitar las decisiones de los gobernantes y proteger a los débiles. De esa forma, los derechos humanos funcionan como un escudo ante los abusos, siguiendo la distinción que un día me comentó una activista por los derechos de las personas afrodescendientes. Por ejemplo, los derechos humanos permiten oponerse a los gobiernos que restringen la prensa o para protegerse de los cambios en los modelos económicos que dejan a muchas personas sin empleo.

A su vez, los derechos humanos son una herramienta para que las personas le exijan a los gobiernos que cumplan con algunas de sus necesidades. Como una carrilera de tren, los derechos humanos encaminan las aspiraciones de las personas y ayudan a tramitarlas. Esa es la lógica que está detrás de los litigios antes Cortes en las que grupos de ciudadanos solicitan que se les garantice su derecho a la alimentación o a no ser desplazados de sus territorios. 

Aunque estas narraciones tienen momentos de verdad, la realidad las sobrepasa y las hace insuficientes. Por eso creo que es útil pensar más sobre qué hacer con los derechos humanos e impulsar tres modificaciones. 

1. Más humanos: Es necesario descentralizar los focos de producción del discurso de los derechos humanos. Siguiendo teorías ya desarrolladas, considero que cada vez más se tienen que incluir más personas y más espacios en la producción de qué consideramos derechos humanos y qué no, llevando los debates a más plazas y menos congresos. Este sería un ejercicio democrático que abriría el diálogo y permitiría más conversaciones sobre qué es lo que quieren proteger las personas. 

Por ejemplo, los movimientos campesinos han pedido que se les reconozca un derecho especial para ser oídos cuando los gobiernos van a tomar decisiones que afectan sus vidas y tierras. Hasta ahora, el instrumento internacional que se debate sobre sus derechos, no ha garantizado la participación del movimiento y tampoco a incluido su solicitud. Por tanto, este empieza a ser un proyecto insuficiente para tramitar los sueños de los campesinos. 

2. Más contexto: Uno de los puntos centrales es que los derechos humanos son universales, es decir que todas las personas los tenemos por el hecho de ser personas. Esa idea se ha traducido en una universalización de las prácticas. Y, por tanto, para aumentar la efectividad de los derechos humanos es necesario cuestionar las visiones únicas de las diferentes realidades y tener en cuenta los contextos.

La interrupción voluntaria del embarazo –IVE- en India es legal desde 1971. Sin embargo, cuando algunas agencias internacionales llegan al país a impulsar la legalización de la IVE y el discurso occidental del género se encuentran con un corto circuito. 

Por tener el marco universal, buscan la liberalización de la IVE sin darse cuenta que en India esta no es una prioridad e ignoran los problemas centrales. Uno de ellos, como me contó una activista india, es que la IVE se ha convertido en una herramienta de opresión que usan los hombres para hacer que las mujeres aborten a sus hijas. 

3. Más saberes: Dado que el discurso de los derechos humanos ha venido acompañado del Estado, el Derecho ha sido el lenguaje privilegiado en esta relación. Aunque la economía se ha tomado más espacio en la discusión, tanto que muchos de los argumentos en los litigios se hacen en número y cifras, llegó el momento de impulsar una apertura disciplinar. 

La semana pasada, en la Sierra Nevada de Santa Marta, los pueblos indígenas buscaban enmarcar sus peticiones dentro del lenguaje del Estado y en esa traducción gran parte de su reivindicación se quedaba en el camino. Sus peticiones fuertes de participación y protección espiritual del territorio, se convertían en solicitudes más débiles de consulta y titulación colectiva.  

Para evitar estas situaciones, creo que es necesario incluir más disciplinas dentro del lenguaje de derechos humanos que le den cabida a propuestas que vienen desde los conocimientos tradicionales hasta la música, el arte o la biología. 

La protección de la vida, la salud, el territorio e incluso algunos sueños de las personas es uno de los puntos fundamentales de los derechos humanos. Para lograrlo, llegó el momento de tomar en serio las críticas y abrir el espectro para que entren más humanos, sus experiencias y conocimientos.  

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