Who to Vote Against (II)
CĆ©sar RodrĆguez Garavito June 3, 2014
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The presidential elections will be decided by undecided voters: the abstainers who doubt whether or not to leave their homes on June 15th, those who voted blank in the first round, the independents who voted for PeƱalosa, the people on the Left who were left without a candidate and the conservatives respectful of the law who, with good reason, hesitate in following Marta Lucia jump toward Uribism.
The presidential elections will be decided by undecided voters: the abstainers who doubt whether or not to leave their homes on June 15th, those who voted blank in the first round, the independents who voted for PeƱalosa, the people on the Left who were left without a candidate and the conservatives respectful of the law who, with good reason, hesitate in following Marta Lucia jump toward Uribism.
Para muchos de ellos, la elecciĆ³n entre Santos y Zuluaga es entre dos males; su pregunta no es por quiĆ©n votar, sino contra quiĆ©n. Y la respuesta estĆ” lejos de ser clara, como lo muestran las coincidencias entre opinadores de izquierda y de derecha que estĆ”n en desacuerdo en todo lo demĆ”s. Mauricio Vargas se une al llamado del senador Robledo a votar en blanco. William Ospina anuncia su voto por Ćscar IvĆ”n Zuluaga con el mismo entusiasmo āy la misma pobreza de argumentos sociolĆ³gicosā que ha mostrado en su defensa del deplorable legado de Hugo ChĆ”vez.
No comparto la apelaciĆ³n infructuosa al voto en blanco o la abstenciĆ³n; mucho menos el llamado a extremar la lĆ³gica de la guerra que lanza Ospina al abrazar a Zuluaga. Tengo para mĆ que el regreso del uribismo serĆa el fin del proceso de paz y que la ConstituciĆ³n de 1991 no sobrevivirĆa un nuevo mandato de Uribe y su partido, por razones que expliquĆ© en columnas anteriores. Pero como las razones parecen no caber en una campaƱa signada por el personalismo y la guerra sucia, el anĆ”lisis que queda por hacer es a quiĆ©nes convendrĆa la elecciĆ³n de Zuluaga. Y por quĆ© una mayorĆa de indecisos tendrĆa motivos para votar contra ellos.
Algunos beneficiarios del regreso del uribismo no estĆ”n en la lista predecible, sino en el polo contrario. La lĆ³gica polĆtica de la guerra āla que ve solo amigos y enemigos, como escribiĆ³ Carl Schmitt en tiempos del nazismoā le va tan bien a la extrema izquierda como a la extrema derecha. Por ejemplo, a pocos les convendrĆa mĆ”s la elecciĆ³n de Zuluaga que a NicolĆ”s Maduro, que precisa casar peleas nacionalistas con Colombia para distraer a la opiniĆ³n pĆŗblica venezolana del desastre econĆ³mico y la represiĆ³n polĆtica de su gobierno. TambiĆ©n estarĆ”n haciendo fuerza las facciones mĆ”s militaristas y corruptas de las Farc, que se han opuesto desde un inicio al proceso de paz y se resisten a perder los negocios del narcotrĆ”fico y la minerĆa ilegal.
Otros beneficiarios son mĆ”s predecibles. El primero es el procurador OrdĆ³Ć±ez, que guarda un bajo perfil estos dĆas pero sabe que, si gana Zuluaga, tendrĆ” al gobierno como aliado para impulsar su cruzada no sĆ³lo contra la paz, sino tambiĆ©n contra el medio ambiente, los derechos de las mujeres, la poblaciĆ³n Lgbt, la tutela y la ConstituciĆ³n del 91. En el sector empresarial, se sabe del apoyo de los grandes ganaderos y terratenientes que se oponen al programa de restituciĆ³n de tierras y confĆan en el regreso de programas como Agro Ingreso Seguro. Pero se dice menos de otros sectores que usufructuaron del gobierno Uribe a costa del resto de los colombianos y estarĆ”n apoyando a Zuluaga: los que recibieron generosas exenciones tributarias, el lobby financiero de compaƱĆas como Interbolsa que le hablaba al oĆdo al exministro Zuluaga, quienes recibieron los miles de tĆtulos mineros que se repartieron irregularmente en el gobierno Uribe, o las EPS y las compaƱĆas farmacĆ©uticas que cobraron medicamentos a precios exorbitantes hasta que fueron reguladas en este gobierno.
La lista es larga. Es lamentable que millones de votantes no tengan por quiƩn votar con entusiasmo. Pero al menos pueden encontrar contra quiƩn hacerlo.
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