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For a plan
Santos’ new nominees for the Attorney General’s Office have a better profile than some of the people Uribe had used us to. Now, what is important is that the one selected will formulate a policy of serious criminal investigation.
Por: Miguel Emilio La Rota | November 12, 2010
Los nuevos nominados de Santos para la terna tienen mejor perfil que algunas de las personas a las que nos tenía acostumbrado Uribe. Ahora lo importante es que la persona seleccionada dé la talla en formular una política de investigación penal seria.
Porque aunque existen muchas razones por las que Colombia tiene niveles tan altos de impunidad, un aspecto fundamental es que la Fiscalía tiene falencias serias para investigar los delitos que requieren de un esfuerzo probatorio complejo.
Me refiero a dos fenómenos que están interrelacionados. El primero es la precariedad de la política de investigación. Esto se manifiesta en varios aspectos que hemos identificado en investigaciones de DeJuSticia: la mala calidad (o simple inexistencia) de información; la escasa utilización de la poca información que hay para la toma de decisiones; la ausencia de objetivos preestablecidos; la insuficiente y poco pertinente evaluación de resultados de acuerdo a estándares de calidad; la falta de criterios para escoger a qué casos se le dedican recursos y a cuáles no (lo cual es inevitable en cualquier sistema penal); y en general, la dispersión y descoordinación de esfuerzos.
El segundo corresponde a las insuficiencias en la investigación penal. Adentro de la Fiscalía no hay difusión de protocolos, metodologías y tácticas de investigación; los casos siguen dependiendo excesivamente de testigos o flagrancias y no se acude de manera suficiente a las pruebas técnicas o científicas; los procesos avanzan sólo expediente por expediente sin que haya análisis más generales que busquen estudiar patrones y fenómenos delictivos sistemáticos. El formalismo hace que las investigaciones penales sean más una suma de trámites burocráticos y no la aplicación de estrategias para conseguir la evidencia necesaria.
Estos problemas pueden tener igual o más importancia que los relacionados con el presupuesto. Aún así se diga que la Fiscalía no recibe suficiente plata, tener una buena estrategia de investigación podría ayudar a evacuar y solucionar muchos más casos con el mismo número de funcionarios y pesos invertidos.
Hay muchos funcionarios de la Fiscalía que son muy capaces y valientes, y que han logrado realizar investigaciones sistemáticas exitosas y aplicar metodologías probatorias sofisticadas. Hay unidades especializadas que funcionan menos mal. Pero estas son excepciones en comparación de toda la carga laboral de la Fiscalía. Se necesita alguien que se ponga a pensar en el tema para que las buenas prácticas no dependan de esfuerzos coyunturales o individuales. Y aunque esto suene sencillo, parece no haber sucedido durante años.
Dado su perfil, Mario Iguarán no estuvo a la altura del desafío. Guillermo Mendoza tampoco. El Fiscal encargado, de manera bastante cínica, se la pasa criticando el desempeño de la Fiscalía como si él no hubiere estado a la cabeza de la entidad por más de un año y de vicefiscal por más de tres años. Dice que sus manos están atadas por la ley, pero no hay limitaciones legales para ejercer liderazgo, y para planear y gerenciar bien.