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In defense of everyone and everything
With my colleagues of Dejusticia we have discussed for some time the use of gender inclusive language.
Por: Nelson Camilo Sánchez León | April 12, 2011
Con mis colegas de Dejusticia hemos debatido desde hace algún tiempo sobre el uso del lenguaje inclusivo de género. Yo estoy entre quienes lo hemos defendido e intentamos usarlo. Pero hay quienes discrepan y nos han respondido con agudos argumentos, como los que se encuentran en algunas columnas de Mauricio García .
Otras personas se han sumado a la crítica tratando de reducir las palabras al absurdo:
– Camilo, ¿Entonces cómo saludas cuando llegas a un lugar en donde hay tres mujeres y un hombre?
– ¿Buenos días para todas y todo?, ¡Eso es absurdo!
Tampoco han faltado quienes me han advertido que ni se me ocurra escribirles con equis, paréntesis, barras o arrobas para felicitar a todxs mis amig@s… ¡Qué monstruosidad! Se acabó la gramática, murió la ortografía…
Entiendo estas preocupaciones. Sobre todo cuando uno promueve sencillez en el uso del lenguaje. No hay nada más tedioso que el discurso complejo y rebuscado. Termina siendo pesado, como las transmisiones de Carlos Antonio Vélez o las columnas de Fernando Londoño.
Pero las preocupaciones y argumentos no me convencen. Menos ahora que gracias a una de mis estudiantes conocí el “ Manual para el uso no sexista del lenguaje”, dirigido a la administración pública mexicana.
De una manera muy pedagógica las autoras de este trabajo van desmitificando esa concepción de que lo masculino es neutral y genérico. Para ello, muestran con ejemplos muy pertinentes por qué el lenguaje como construcción social está plagado de cargas simbólicas que refuerzan estereotipos sobre los roles considerados “adecuados” para mujeres y hombres en la sociedad.
Vean, por ejemplo, esta perla que recuerda al viejo chiste del “espadachín justiciero”, pero esta vez tomada del prestigioso Diccionario Consultor Espasa:
Hombre: ser racional perteneciente al género humano, y que se caracteriza por su inteligencia y lenguaje articulado.
Mujer: persona del sexo femenino. La que ha llegado a la edad de la pubertad. La casada, con relación al marido.
Lo más valioso que a mi juicio aporta este manual es una serie de recomendaciones detalladas para comunicarse con lenguaje inclusivo, pero de manera fluida y bien hablada. Muestra por ejemplo que el mito de la repetidera de pronombres no necesariamente es – o debería ser – tan frecuente (aun cuando lo justifican en algunos casos). Y para evitarlo presentan sugerencias fáciles de usar. Al final: se transmite lo mismo, pero se dice bien dicho. Como ellas mismas lo presentan: “Lo que bien se dice… bien se entiende”.
Así, estas manitas terminaron dándome una manito en un interesante diálogo interno. Decidí compartir aquí el documento y la discusión para invitar a LSV y al resto del periodismo de opinión a que participe del debate y del uso de un lenguaje menos discriminatorio, porque las palabras sí importan.