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Mr. Prosecuter: lets debate with height
How unfortunate that the prosecuter Ordóñez avoids, with personal attack, a substantive answer to my last column, where I pointed out that he had violated article 126 od the Constitution.
Por: Rodrigo Uprimny Yepes | September 16, 2012
Qué desafortunado que el procurador Ordóñez eluda, con ataques personales, una respuesta de fondo a los cuestionamientos que le hice en mi anterior columna, en donde señalé que había violado el artículo 126 de la Constitución.
En una entrevista en Kien&ke, Ordóñez desestima mi tesis, que califica de “absolutamente precaria”, sin refutar mis argumentos. En cambio me ataca personalmente: dice que Dejusticia habría sido la entidad más beneficiada por consultorías durante la gestión de Edgardo Maya, y sugiere que yo estaría molesto por haber perdido esos contratos. Y que mis críticas estarían motivadas por esas mezquinas razones económicas.
Esta respuesta del procurador es inaceptable, primero, porque lo que sugiere es inexacto. No es cierto que Ordóñez hubiera cerrado un flujo de generosos contratos que anteriormente la Procuraduría le hubiera entregado discrecionalmente a Dejusticia. (En nuestra página web explico en detalle ese punto). No ha sido tampoco por ese supuesto hecho que desde Dejusticia hemos criticado ciertas posiciones del procurador y su búsqueda de la reelección. Hemos cuestionado sus posiciones, como lo hemos hecho con otros funcionarios, simplemente porque es parte de nuestra misión institucional debatir las políticas públicas.
Segundo, porque lo que dice Ordóñez es irrelevante. Incluso si fuera cierto que yo criticara al procurador porque cercenó algunos ingresos de Dejusticia (lo que no es verdad), eso no invalidaría mi argumento. Si alguien sostiene una tesis acertada, pero lo hace por razones mezquinas, no por ello su tesis deja de ser válida.
Una crítica a las características o al comportamiento de una persona para cuestionar lo que dice es relevante cuando uno evalúa, por ejemplo, su fiabilidad como testigo, pero no cuando uno analiza la validez de su argumentación. Una persona puede ser éticamente despreciable, pero sus argumentaciones pueden ser sublimes. Heidegger se plegó al nazismo, pero eso en nada afecta el valor intrínseco de su filosofía.
La respuesta de Ordóñez es entonces una típica falacia ad hominem, que consiste en que una persona, en vez de ofrecer razones para refutar el argumento de su opositor, procede a intentar desacreditarlo, para confundir y desviar la discusión. Ordóñez nos ha atacado a mí y a Dejusticia, pero no ha refutado mi argumentación.
Pero señor procurador, por más que nos ataque (agresiones injustas a las que no pienso responder, pues no tiene utilidad personalizar ese debate), lo cierto es que mi tesis sigue ahí: usted nombró a familiares de magistrados, que eran competentes para intervenir en su designación, y ese hecho está expresamente prohibido por el artículo 126 de la Constitución. Usted violó ese artículo constitucional y eso representa una falta gravísima, que amerita destitución. Y usted no ha refutado esa argumentación. Así de simple.
Por ello, señor procurador, lo invito a que, en vez de recurrir a ataques personales, debatamos con altura. Convénzanos de que mi anterior columna es equivocada. Si lo hace, yo sería el primero en reconocerlo.
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