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Separate and Unequal: Education and Social Class in Colombia

Elementary and high school students live in two separate and unequal worlds, because the quality of the education they receive is very different. What can we do to close this gap?

Los estudiantes de educaciĆ³n bĆ”sica y media viven en dos mundos separados y desiguales, porque la formaciĆ³n que reciben es de una calidad muy diferente. ĀæQuĆ© hacer para cerrar esta brecha?
Los resultados recientes de las pruebas PISA muestran el panorama desolador de la educaciĆ³n en Colombia. El paĆ­s ocupĆ³ el puesto 62 entre los 65 que participaron en el estudio y bajĆ³ 10 puestos frente a la Ćŗltima evaluaciĆ³n en 2009.

Los malos resultados se concentran en los estudiantes de las familias pobres, que son la gran mayorĆ­a. Los estudiantes de clase alta, en cambio, obtienen resultados buenos, como si vivieran en un paĆ­s diferente.
En matemĆ”ticas, el 74 por ciento de los estudiantes no llegĆ³ al nivel 2 (considerado el nivel mĆ­nimo para ā€œaprobarā€); mientras que en ciencias este porcentaje fue 56 y en lectura, 51. Colombia habĆ­a mejorado en 2009, pero en 2012 la tendencia se invirtiĆ³.

Estos son los resultados generales. Pero su interpretaciĆ³n cambia si se distingue a los estudiantes segĆŗn la clase social, el tipo de colegio y la ciudad donde viven; solo asĆ­ se entiende que los malos resultados de Colombia tambiĆ©n ponen de presente un grave problema de segregaciĆ³n e inequidad.

Los malos resultados se concentran en los estudiantes de las familias pobres, que son la gran mayorĆ­a. Los estudiantes de clase alta, en cambio, obtienen resultados buenos, como si vivieran en un paĆ­s diferente.

Esta es la conclusiĆ³n del anĆ”lisis que hicimos en el Centro de Estudios sobre Derecho, Justicia y Sociedad Dejusticia y que serĆ” publicada prĆ³ximamente en el libro Separados y desiguales. EducaciĆ³n y clase social en Colombia.

Separados y desiguales

Sobre la base de investigaciones anteriores y de nuevos anĆ”lisis de la prueba Saber, el libro mostrarĆ” cĆ³mo los estudiantes de diferentes clases sociales no solo estudian por separado sino que reciben una educaciĆ³n de distinta calidad.

En primer lugar, el sistema educativo separa a las personas por razones de clase: en tĆ©rminos generales, los ricos estudian con los ricos en colegios privados, y los pobres con los pobres en colegios pĆŗblicos. El 93 por ciento de los estudiantes de estrato 1 asisten a colegios pĆŗblicos mientras que el 98 por ciento de los estudiantes de estrato 6 asisten a colegios privados.

En segundo lugar, los estudiantes no solo estĆ”n separados, sino que tienen acceso a una educaciĆ³n desigual. Mientras que un estudiante promedio de estrato 1 que asiste, por ejemplo, a un colegio pĆŗblico, obtiene un puntaje de 43,14 en el examen de Estado, un estudiante promedio de estrato 6 que asiste a un colegio privado obtiene un puntaje de 60,45.

MĆ”s que el carĆ”cter pĆŗblico o privado del colegio, los factores determinantes son el valor de la matrĆ­cula y la calidad del colegio: a medida que los estudiantes y sus hogares estĆ”n en condiciones de pagar matrĆ­culas mĆ”s costosas y colegios de mejor calidad, el desempeƱo de sus hijos mejora.

A partir de anĆ”lisis economĆ©tricos adicionales, evaluamos quĆ© es lo que mĆ”s incide en el desempeƱo de los estudiantes: Āæes la capacidad econĆ³mica de la familia?, Āæel colegio al que asiste? o Āæel municipio donde vive?

La conclusiĆ³n es contundente: las tres variables (la capacidad econĆ³mica del hogar, el colegio y el municipio) tienen algo de incidencia, pero la primera de ellas – capacidad econĆ³mica- resulta ser la mĆ”s importante.

la capacidad econĆ³mica del estudiante es responsable de cerca del 70 por ciento de los resultados escolares.
El colegio explica el 23 por ciento de las variaciones en las notas de las pruebas Saber, mientras que el municipio solo explica el 8 por ciento. Es decir, la capacidad econĆ³mica del estudiante es responsable de cerca del 70 por ciento de los resultados escolares.

ReproducciĆ³n de la desigualdad

Usando una metĆ”fora del profesor John Roemer, la vida social en Colombia es como una cancha de fĆŗtbol inclinada: quienes juegan hacia arriba deben hacer un esfuerzo mayor que sus contrincantes para anotar un gol. Estos jugadores pueden tener el mismo talento y ser igual de dedicados que los del otro equipo, pero suelen perder debido a que no alcanzan a superar el efecto de la inclinaciĆ³n del terreno. Eso es lo que les ocurre a las personas de bajo nivel socioeconĆ³mico: luchan contra unas barreras que no tienen nada que ver con el esfuerzo y que son muy difĆ­ciles de superar, como los antecedentes familiares o la cultura.

En todas las sociedades los estudiantes de familias ricas les llevan una ventaja a los demĆ”s estudiantes. Sin embargo, en aquellas en donde el sistema educativo funciona bien, la escuela es un factor de igualaciĆ³n, es decir ā€“y siguiendo con la metĆ”fora de la cancha-, es un factor que logra un cierto equilibro en el campo de juego.

En Colombia, en tĆ©rminos generales, esto no ocurre: la educaciĆ³n bĆ”sica y media no logra nivelar la cancha; por el contrario, esa desigualdad se reproduce, pues quienes obtienen mejores resultados en el colegio (que son, en Ćŗltimas, los que tienen mayores capacidades econĆ³micas) son los que tienen mayores posibilidades de acceder a la educaciĆ³n superior y de competir luego en el mercado laboral.

Este fenĆ³meno se parece al que viviĆ³ Estados Unidos a finales del siglo XIX y buena parte del XX con la polĆ­tica de ā€œseparados pero igualesā€, cuando las personas negras no solo accedĆ­an por separado a los servicios pĆŗblicos, sino que lo que recibĆ­an era de menor calidad.

En Colombia los estudiantes no solo son separados para asistir al colegio, sino que esa separaciĆ³n implica desigualdad, pues los ricos tienden a obtener mejores resultados que los pobres. Es posible sostener, incluso, que aquĆ­ la situaciĆ³n es peor porque no existe la visibilidad que podrĆ­a conducir a la indignaciĆ³n popular y al cambio social.

En Colombia los estudiantes no solo son separados para asistir al colegio, sino que esa separaciĆ³n implica desigualdad, pues los ricos tienden a obtener mejores resultados que los pobres.
Es cierto que no se trata de una polĆ­tica deliberada, maquinada por el Gobierno o por las Ć©lites para discriminar contra una poblaciĆ³n, como ocurrĆ­a en Estados Unidos. Sin embargo, el hecho de que exista una provisiĆ³n desigual y separada de educaciĆ³n, segĆŗn la clase social, entraƱa una enorme responsabilidad por parte del Estado y de las Ć©lites gobernantes.

ĀæQuĆ© hacer?

AquĆ­ nos concentramos en dos reflexiones generales que pueden orientar anĆ”lisis mĆ”s especĆ­ficos sobre polĆ­tica pĆŗblica.

En primer lugar, es importante profundizar el debate sobre la calidad de la educaciĆ³n bĆ”sica y media. Actualmente este debate parece estancado, al menos en los escenarios pĆŗblicos, probablemente debido a los avances en materia de cobertura y a la creencia de que las mejoras en calidad no pueden lograrse de la noche a la maƱana.

A esto se suma un cierto protagonismo de la educaciĆ³n superior. Si bien este debate es fundamental, no deberĆ­a llevarnos a relegar el tema de la educaciĆ³n bĆ”sica y media a un segundo plano, entre otras cosas porque buena parte de los problemas de la educaciĆ³n superior estĆ”n relacionados con los problemas que tiene la educaciĆ³n bĆ”sica.

AdemĆ”s, si Colombia quiere igualdad de oportunidades debe empezar por fortalecer el sistema de educaciĆ³n bĆ”sica pĆŗblica ofertada por el Estado, no solo porque es allĆ­ donde ahora estudia la mayorĆ­a de las personas que tienen la cancha en su contra, sino porque esto abrirĆ­a la puerta a una educaciĆ³n pluriclasista (una educaciĆ³n pĆŗblica de alta calidad incentivarĆ­a a las clases altas a inscribir a sus hijos en colegios pĆŗblicos y lograrĆ­a una mayor integraciĆ³n social). AdemĆ”s, este tipo de educaciĆ³n estimula la emergencia de una ciudadanĆ­a democrĆ”tica, igualitaria y respetuosa de lo pĆŗblico.

Dicho fortalecimiento no riƱe con sistemas de administraciĆ³n privada, pues en estos casos la oferta sigue siendo pĆŗblica y el acceso no depende de la capacidad adquisitiva de las familias.

Para que esto sea posible se requiere, ante todo, una revalorizaciĆ³n de la educaciĆ³n bĆ”sica pĆŗblica y de los educadores, lo cual implica poner el tema de la educaciĆ³n en el centro de la agenda durante las prĆ³ximas dĆ©cadas.

El logro eventual de la paz podrĆ­a ser una oportunidad para esa especie de nuevo contrato social sobre cuĆ”l debe ser el papel de la educaciĆ³n en la sociedad colombiana y para proponer una transferencia de recursos de la guerra a la educaciĆ³n.

En segundo lugar es importante abrir el debate sobre el papel de la educaciĆ³n como un mecanismo de integraciĆ³n de clases sociales.

El problema no radica solo en que la educaciĆ³n sea desigual; el hecho de que las clases sociales estudien por separado es, en sĆ­ mismo, problemĆ”tico debido a que entraƱa un dĆ©ficit de interacciĆ³n indispensable para construir los consensos que requiere una sociedad democrĆ”tica. En ese sentido, una reforma a la educaciĆ³n no deberĆ­a apuntarle solo a reducir la desigualdad en la calidad sino tambiĆ©n a reducir la separaciĆ³n entre clases.

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