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The pressures that healthy food activists face

Aggressive, illegal and corrupt tactics by the industries they oppose.

Por: Diana Guarnizo |Ā March 2, 2017

It is no secret that the work of health activists, particularly those struggling against the tobacco industry, has faced aggressive, illegal and corrupt tactics by the industries they fight.

 

En 2009, un informe de la OrganizaciĆ³n Mundial de la Salud revelĆ³ las ocho Ć”reas de interferencia que de manera mĆ”s comĆŗn usa la industria tabacalera para detener los esfuerzos de las polĆ­ticas anti-tabaco. Entre ellos se encuentran intentos por deslegitimar mensajes e investigaciĆ³n cientĆ­fica, manipulaciĆ³n a los medios de comunicaciĆ³n, relaciones pĆŗblicas, tĆ”cticas para ganar control de las agendas pĆŗblicas, cabildeo, uso estratĆ©gico de grupos de base o creaciĆ³n artificial de movimientos de base, intimidaciĆ³n, y amenazas a profesionales que trabajan en polĆ­ticas de control de tabaco.

Sin embargo, nadie sospecharĆ­a que los activistas de la alimentaciĆ³n saludable, que buscan la puesta en marcha de polĆ­ticas que limiten el consumo de alimentos considerados nocivosĀ tales como las bebidas azucaradas o la comida chatarra, tambiĆ©n tengan que enfrentar dichas tĆ”cticas de juego. Otros tipos de intimidaciĆ³n, como la infiltraciĆ³n de comunicaciones y la censura se han convertido en formas recurrentes para detener el trabajo de estos defensores en AmĆ©rica Latina.

Al igual que los activistas anti-tabaco, los de la alimentaciĆ³n saludable se enfrentan a Ć©lites del poder econĆ³mico que temen que ciertas polĆ­ticas pĆŗblicas limiten su rendimiento econĆ³mico e influencia. Sin embargo, en lugar de participar en el debate pĆŗblico con argumentos y cifras, dichas Ć©lites se apoyan en mĆ©todos ilegales o, aunque legales, Ć©ticamente reprochables para llevar adelante su agenda. Las siguientes son algunas de las formas de interferencia a su trabajo que los activistas de la alimentaciĆ³n saludable han enfrentado en el Ćŗltimo aƱo en AmĆ©rica Latina.

Interceptaciones y software espĆ­a

En 2014Ā MĆ©xico aprobĆ³ un impuesto a las bebidas azucaradas que buscaba reducir los niveles de obesidad, uno de los mayores del mundo y con mayor consumo per cĆ”pita de estas bebidas. Recientemente el New York times, publicĆ³ que en 2016, justo cuando se discutĆ­a un posible aumento a este impuesto en el Congreso, uno de los acadĆ©micos del Instituto Nacional de Salud PĆŗblica, asĆ­ como los directores de las organizaciones El Poder del Consumidor y la FundaciĆ³n MĆ­detes, todas ellas organizaciones que apoyaban dicho incremento, fueron blancos de ataques cibernĆ©ticos a sus celulares.

Todos habrĆ­an recibidoĀ mensajes de texto que invitaban a hacer clic en un hipervĆ­nculo a travĆ©s del cual se instalaba un software espĆ­a en su celular. Dicho programa permitĆ­a copiar mensajes, listas de correo, archivos, grabar imĆ”genes y voz en tiempo real eĀ inclusoĀ ubicar la localizaciĆ³n de la persona.

Censura

En 2016Ā se discutiĆ³ en Colombia la posibilidad de incorporar un impuesto similar a estas bebidas. Educar Consumidores, una organizaciĆ³n reconocida por el trabajo en la imposiciĆ³n de impuestos saludables y polĆ­ticas pĆŗblicas para el consumo sano de alimentos, emitiĆ³ un comercial televisado que mostraba la cantidad de azĆŗcar de ciertas bebidas.

El comercial fue demandado ante la Superintendencia de Industria y Comercio por “publicidad engaƱosa”. La Superintendencia sostuvo que el comercial no contaba con “soporte cientĆ­fico ni mĆ©dico” que permitiera sustentar la veracidad de sus afirmaciones. Esto, a pesar de que la evidencia cientĆ­fica que muestra la cantidad de azĆŗcar de estas bebidas, asĆ­ como sus consecuencias en la salud, es ampliamente conocida y fue expuesta por la organizaciĆ³n en otros escritos ante esta entidad. La Superintendencia ordenĆ³ a Educar Consumidores cesar la emisiĆ³n del comercial de manera inmediata, justo en el momento en que el Congreso debatĆ­a la posibilidad del impuesto. Asimismo ordenĆ³ que cualquier otra pieza publicitaria que la organizaciĆ³n deseara transmitir y que tuviera las palabras “bebidas azucaradas” debĆ­a ser enviada a la Superintendencia para “control previo”.

La Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia es el ente encargado de regular y vigilar que la normatividad sobre derechos del consumidor se cumpla. Aunque la Superintendencia tiene potestad para recibir y procesar las denuncias por “publicidad engaƱosa” es sorprendente que la Superintendencia haya actuado, no para defender a los consumidores, sino para favorecer a la industria, por medio de la imposiciĆ³n de una sanciĆ³n tan estricta como es el retiro de un comercial.

Adicionalmente, el hecho de que haya exigido una remisiĆ³n previa de todos los contenidos comunicativos relacionados con este tema podrĆ­a constituir un caso de censura previa. La censura previa, que consiste en la prohibiciĆ³n o aprobaciĆ³n de un material comunicativo con anterioridad a su emisiĆ³n, estĆ” prohibida en Colombia. Este caso fue listado por la FundaciĆ³n para la Libertad de Prensa como uno de los casos mĆ”s importantes de censura en Colombia enĀ 2016.

Un hecho que tambiĆ©n llama la atenciĆ³n en este caso es que la denuncia por presunta publicidad engaƱosa haya sido interpuesta por un abogado que fungiĆ³ como antiguo Superintendente. Aunque en Colombia es legal que antiguos funcionarios pĆŗblicos litiguen luego en favor de intereses privados, y es previsible que las industrias busquen la mejor asesorĆ­a legal posible para la defensa de sus intereses, no deja de ser Ć©ticamente reprochable, e incluso constituir un posible conflicto de intereses, que quien antes tenĆ­a el deber de proteger los derechos de los consumidores trabajen luego para defender los intereses de la industria, o viceversa.

ĀæQuĆ© hacer?

El Estado tiene el deber de proteger a todos los ciudadanos y grupos de interĆ©s de cualquier ataque a sus derechos, asĆ­ como de garantizar un espacio seguro en donde distintos grupos puedan exponer sus ideas y discutir razonablemente libre de interferencias. Este equilibrio se rompe cuando el Estado permite que grupos de poder, econĆ³micamente fuertes, usen medios ilegales, corruptos o poco Ć©ticos para favorecer sus intereses. Los activistas por la salud deben tener la misma protecciĆ³n en sus derechos a la intimidad, seguridad y acceso a un Ć³rgano judicial independiente que el resto de ciudadanos. AĆŗn mĆ”s, en tanto que constituyen una parte dĆ©bil, sin poder econĆ³mico ni influencia polĆ­tica, deberĆ­an tener una protecciĆ³n reforzada por parte del Estado que les permita participar en el debate pĆŗblico sin miedos, ni presiones.

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