LA EXCLUSIÓN DE LAS CUIDADORAS
Sobrevivir al hambre de la pandemia sin el apoyo del Estado
Preocupación, incertidumbre, hambre. En eso se ha convertido la pandemia para millones de personas que han perdido sus empleos en Colombia por el confinamiento. Entre ellas, mujeres cabeza de hogar que han reemplazado el miedo al contagio por el temor a no tener qué poner sobre la mesa cada mañana, a ser desalojadas, a que no les alcance para las medicinas de sus familiares.
Esta es la realidad que viven 24 mujeres que conocimos en Bogotá, Medellín, Neiva y Cali, 15 de ellas migrantes y 9 trabajadoras domésticas. A pesar de haber perdido sus empleos informales y de vivir en una situación crítica, no fueron incluidas en el Programa Ingreso Solidario (PIS), el subsidio que creó el Gobierno nacional para las familias pobres y vulnerables durante la pandemia
HISTORIAS
Aunque su situación no es diferente, Yanira ha dedicado el confinamiento a responder mensajes de migrantes desesperadas por el hambre y las deudas.
Para Gloria María, todo en su vida parece estar configurado para que el COVID-19 la afecte más que a cualquiera, pero el Gobierno la excluye de los alivios que pregona.
Ladicel Mosquera
Ladicel lleva años luchando por las víctimas de la violencia y el reconocimiento de los derechos de las trabajadoras domésticas. Tras perder su trabajo a causa de la pandemia, ha tenido que rebuscarse el diario como tutora en su barrio.
María Irma Gutiérrez
Tras varios años ejerciendo en Bogotá como trabajadora doméstica, María Irma perdió su empleo debido a la pandemia. Ahora, intenta conseguir el sustento para su familia.
Flor Angélica Galindo
Flor Angélica tuvo a su hija en medio de la pandemia. Ahora, junto a su esposo, trabaja para cuidar y alimentar a los cinco miembros de su familia.
Haileen Marrero
Haileen Marrero y su familia migraron de Venezuela a Cali hace 2 años y medio. Justo antes de la pandemia ella quedó embarazada y ahora corren el riesgo de dormir en las calles.