La Selección Colombia Femenina logró una hazaña al llegar a cuartos de la Copa del Mundo, pero el camino para lograrlo ha estado lleno de discriminación, precariedad, acoso sexual y vetos. Las mujeres han peleado por entrar en un terreno históricamente masculino. | EFE
El fútbol femenino brilló en el Mundial de Australia, y las desigualdades también
Por: Diego Zambrano Benavides | agosto 10, 2023
Desde hace 12 años una selección sudamericana no se ubicaba entre las ocho mejores del Mundial Femenino. Esta hazaña la logró Colombia, que tras vencer a Jamaica se ubicó en cuartos de final de la presente Copa Mundial en Australia, y es el segundo equipo de este lado del continente que lo logra después de Brasil, que lo había conseguido en 1999, 2003, 2007 y 2011, de acuerdo al rastreo de datos hecho por el periodista deportivo conocido como Mister Chip.
Más allá de haber perdido el encuentro contra Inglaterra y no haber logrado alcanzar las semifinales, el mérito fue grande. En solo tres participaciones en mundiales a los que clasificó la Selección Colombia Femenina consiguieron lo que al equipo masculino le tardó cinco ediciones, cuando llegaron a cuartos en el Mundial de Brasil 2014. Sin embargo, la recompensa para ellas no se ve reflejada fuera de la cancha.
Según un estudio de la red de profesionales Women in Football, el 82 % de las futbolistas han sufrido discriminación en sus entornos laborales, lo que da cuenta de la realidad que enfrentan en el mundo las mujeres que encontraron en el fútbol su desarrollo profesional. Además, para el caso colombiano, ni siquiera ser más campeonas que los hombres les ha servido para reducir la brecha.
Pese a que la máxima categoría de la Selección Femenina ha ganado cinco títulos y ha logrado seis subcampeonatos, frente al equipo masculino que tiene apenas tres títulos y tres subcampeonatos, las futbolistas que nos representan aún son consideradas “amateurs”. Las mujeres han logrado el primer lugar en cuatro Juegos Bolivarianos (2009, 2013, 2017 y 2022) y la medalla de oro de los Juegos Panamericanos de 2019, mientras que los hombres solo han estado en lo más alto del podio en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1946, en los Juegos Bolivarianos de 1951 y en la Copa América de 2001.
Lea también: ¡Golazo al machismo! Corte Constitucional protege los derechos de las mujeres futbolistas
La desigualdad también se ve reflejada en las ganancias. Por cada dólar que ganaron los equipos masculinos en el mundial de Qatar, las selecciones femeninas apenas ganan 25 centavos en la competencia que se lleva a cabo en Australia, de acuerdo a un análisis de CNN Sports.
Cuando clasificaron a octavos en el presente mundial, la Federación Colombiana de Fútbol obsequió tablets a las 23 futbolistas. No obstante, fuera de estos gestos que solo se dan para las fotos y los aplausos, lo ideal sería que ellas reciban los premios individuales anunciados por la FIFA, que ya en la instancia de cuartos ascienden a 90.000 dólares para cada una, y yendo más allá de lo actual, que en su cotidianidad puedan tener condiciones de trabajo dignas.
No olvidemos que la Liga Contra el Silencio denunció, en 2019, que los directivos cobraban 600.000 pesos a las futbolistas para poder asistir a concentraciones paralelas de la selección nacional. Además, debían viajar por el país sin seguros, sin contrato y pagando su manutención. La ausencia de apoyo de autoridades deportivas nacionales e internacionales y el desdén institucional que sufre el fútbol femenino han frenado muchas de las luchas por la igualdad y son la causa de las condiciones hostiles que por años han denunciado las jugadoras.
La lucha por los derechos de las mujeres futbolistas es la de lograr condiciones de igualdad y entrar a jugar en un terreno que históricamente ha sido masculino. Se trata de gambetear la discriminación. En ese camino para construir la igualdad han tenido que enfrentar: segregación laboral, lenguaje ofensivo y ataques verbales, precariedad, acoso sexual y vetos por expresar sus posiciones.
Por todas estas razones, lo que les pedimos a los dirigentes del fútbol colombiano es:
- Incidir para lograr reducir la brecha salarial que existe entre los hombres y las mujeres futbolistas.
- Apoyar la liga femenina con decisión y no calificarla como una competición “amateur”.
- Garantizar la igualdad en la inversión y patrocinios que se permiten en las competiciones masculinas y femeninas.
- Cero tolerancia con la discriminación y el acoso sexual, así como libertad para que las jugadoras expresen sus opiniones.
En Dejusticia hemos ahondado en esta discusión. Si quieres conocer más del panorama en el que se desarrolla el fútbol femenino y las luchas que han tenido que enfrentar las jugadoras, te invitamos a leer esta publicación: Discriminación de género en el fútbol: Construir una caja de herramientas para la igualdad de género en el juego bonito