El impuesto a las bebidas azucaradas y/o endulzadas ha sido adoptado por más de 70 países, incluyendo 21 Estados de la región. | Dejusticia
Lanzamos un libro sobre empleo, salud pública e impuesto a las bebidas azucaradas
Por: Dejusticia | Noviembre 29, 2022
El impuesto a las bebidas azucaradas ha sido una recomendación tanto de la OMS como de la OPS para desincentivar el consumo de estos productos asociados a la aparición de enfermedades crónicas no transmisibles. Desde el punto de vista económico, el impuesto a su consumo se justifica como una manera de compensar los costos que debe asumir la población, pero que no están incorporados en los precios del mercado. Aumentar el precio de estos productos traería impactos positivos comprobados, reduciendo el consumo de estos productos considerados no saludables y recomponiendo la dieta de la población.
Sin embargo, la adopción de esta medida ha suscitado opiniones adversas sobre las supuestas afectaciones económicas que pueda tener con respecto a los puestos de trabajo de la industria, narrativa que ha bloqueado la aprobación de esta medida en otras ocasiones. Por este motivo, en la publicación Sin impacto comprobado: análisis de un impuesto a las bebidas azucaradas en el mercado laboral colombiano explicamos por qué, contrario a estas estrategias sin fundamento empírico, la evidencia ha sido contundente en demostrar que no existen afectaciones importantes al empleo en países donde ya se ha implementado.
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Entender si existen efectos sobre el empleo es crucial para alimentar el debate público sobre la reacción de las empresas ante la transmisión de los costes del impuesto en su producción, y, por consiguiente, en despidos del personal contratado por la industria y por fuera de ella. Al igual que para analizar la respuesta que tiene la demanda de bebidas azucaradas ante estos nuevos precios.
El impuesto a las bebidas azucaradas y/o endulzadas ha sido adoptado por más de 70 países, incluyendo 21 Estados de la región. La publicación, no encontró, sin embargo, evidencia de que en alguno de estos países los puestos de trabajo se hayan visto afectados por el impuesto. La razón es porque los consumidores reducen la compra de estas bebidas y la sustituyen por otros productos relativamente menos costosos como el agua.
La publicación muestra cómo en Colombia encontramos que esta industria se adaptaría fácilmente al nuevo mercado, ya que se trata de un sector intensivo en maquinaria y más bien bajo en mano de obra, que en los últimos 12 años no ha contratado nuevos empleados de planta a pesar de que sus ventas han crecido. La mayoría de su personal no son obreros u operarios sino que pertenecen a las áreas de administración y ventas, quienes no se verían afectados por el impuesto ya que su trabajo es necesario para promover los nuevos productos sin azúcar.
Tampoco se afectarían los empleos en el sector agropecuario, pues estas bebidas requieren muy pocos insumos en comparación con lo que producen precisamente por el ultraprocesamiento, siendo la segunda industria con mayor valor agregado del país.
Incluir un impuesto a las bebidas azucaradas y/o endulzadas con al menos un aumento del 24% de su precio de venta al público es una idea razonable por sus impactos económicos y en salud pública.