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Las contradicciones del gobierno en la Ley Lleras 2.0

La prohibición de retransmisión es una dificultad más al lado de todas las que conlleva la Ley Lleras 2.0 en plena era de la información.

Por: Vivian Newman PontAbril 19, 2012

El video de Shakira cantando el himno nacional en la VI Cumbre de las Américas y clamando por la “libertad de Ublime”, en lugar de “la libertad sublime” se convirtió en un chiste nacional. La comunidad internauta, los periódicos digitales, los portales de internet y las redes sociales se asomaron al ciberespacio y pasaron N-veces el video. Hasta Piedad Córdoba tuvo que trinar intentando averiguar quién era el tal Ublime cuya liberación exigía todo el pueblo colombiano.

Pero la risa se congela cuando nos enteramos de que esta retransmisión en internet de la señal de TV de Shakira, al no contar con autorización de su dueño, está prohibida por el proyecto de ley 201 de 2012 o Ley Lleras 2.0

La prohibición de retransmisión es una dificultad más al lado de todas las que conlleva la Ley Lleras 2.0 en plena era de la información. A ella, y a la ya larga lista de potenciales argumentos de inconstitucionalidad de la ley, le añado las siguientes contradicciones en que ha incurrido el gobierno al acelerar la aprobación de este proyecto:

Para comenzar, la intención misma de la ley Lleras 2.0 contradice el desafío de luchar por la pobreza y la desigualdad en el continente que proclamaba el propio Santos en la recién clausurada Cumbre de las Américas. En esa ley, aprobada gracias al mensaje de urgencia de Santos, se aumenta en 20 años la protección de la propiedad intelectual de las grandes empresas y se endurece la exclusividad de los propietarios de bienes intangibles para permitir su maximización de beneficios. Mientras tanto, los creadores del futuro, los estudiantes y académicos, que podrían aprovechar los avances de la investigación o partir de la cultura generada por otros, ven reducirse los supuestos para acceder a la información que sirve de base en estos adelantos científicos que a su vez contribuyen al salto social. Sin duda, un paso atrás en la lucha por dejar de ser el continente más desigual.

Se ha alegado que la implementación del cuestionable TLC es una herramienta para la lucha contra la pobreza y que la ley Lleras “sólo” pretende su implementación. Pero, si en gracia de discusión aceptáramos este argumento al que apunta en parte la ponencia para segundo debate del proyecto, vemos que también es una falacia. Con una mirada rápida del articulado, se puede establecer que no sólo trasciende los compromisos acordados para el libre comercio con EEUU, sino que inclina la balanza a favor del propietario y no del usuario. Por ejemplo, si volvemos a la prohibición de retransmisiones de TV en Internet, el TLC no impide que haya excepciones con fines educativos. Sin embargo, la nueva norma colombiana decidió ser más papista que el papa y mantuvo la prohibición absoluta. Así, los profesores de periodismo que quieran pasar un video en Internet de un telediario y los académicos que quieran mostrar las elementos de una ópera que han pasado en TV, no podrán extraerla de YouTube y tendrán que decirle a sus alumnos que se lo imaginen porque la reproducción con fines educativos está prohibida para proteger los derechos de los dueños.

Pero continuemos. Mientras que en la exposición de motivos de este proyecto de iniciativa gubernamental se alega que se quiere proteger el talento nacional, porque es “una de las principales riquezas inmateriales de nuestro país”, por otro lado se reduce el porcentaje mínimo de televisión nacional en fines de semana de 50% a 30%.

Para rematar, en medio de la urna de cristal de Santos y los bombos y platillos de la participación de Colombia en la sociedad del gobierno abierto, se cierran gobierno y congreso para aprobar la ley en 20 días. No se ofreció la opción de una discusión pública sino que se sometió a la presión de la urgencia el delicado y necesariamente participativo tema del acceso a la información en Internet y su relación con los derechos de autor. Y que no se diga que hubo suficiente discusión con el TLC pues una discusión de hace 6-8 años no refleja la totalidad de los avances, presupuestos, usos, acceso y necesidades de la información digital en materia de educación, cultura, ciencia y entretenimiento.

Y termino con una ñapa en materia de contradicciones. La más obvia: ¿Como pretende el gobierno que una de sus cinco locomotoras sea la innovación, si le corta las alas a la investigación y a la creación, cuando alarga el tiempo de prohibición de acceder a las obras y no contempla debidamente las excepciones en pro de intereses públicos como la educación, la cultura y la academia?

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