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Las mujeres kankuamas, el tejido vivo y la justicia ancestral
Por: Diana Quigua, Mariana Camacho Muñoz | Julio 24, 2023
Por:
*Omaira Marcela Cárdenas Mendoza
**Mariana Camacho Muñoz
*Diana Quigua
La justicia propia sin las mujeres kankuamas es incompleta. La forma de explicar la justicia desde ellas es a través del chipire, el tejido con el que empiezan la mochila y cuyo fin es guardar el pensamiento femenino. Para las mujeres kankuamas estos procesos tienen sentido porque están pensados desde el origen, hacen parte de ese tejido de vida. En ese recorrido, hay numerosas mujeres que han contribuido a enhebrar, a dar puntadas y a tejer sus procesos de fortalecimiento. Mildred Montero y Ana Manuela Ochoa, actual magistrada de la Jurisdicción Especial para la Paz, iniciaron el encuentro de las mujeres alrededor del tejido, del fogón, de compartir el café y otras actividades cotidianas que les permitieron ir fortaleciendo su voz.
Por eso, en el chipire se encuentran principios como la complementariedad y la dualidad; los mandatos de las madres y padres espirituales que gobiernan los sitios sagrados; y la misma ley de origen. Estos principios orientan el gobierno propio del pueblo kankuamo, el territorio, fundamenta las leyes de convivencia entre las comunidades, las relaciones entre los seres humanos y así mismo su relación con los seres espirituales. Es decir, es todo el ordenamiento ancestral que debe respetarse para poder mantener el equilibrio. Las mujeres kankuamas son las protagonistas de la pervivencia física y cultural de su nación originaria, a pesar de haber sufrido el embate del conflicto armado que afectó estructuralmente a sus familias, territorios, generaciones y semillas de vida.
Pensando la justicia desde el territorio
“Nosotras las mujeres somos territorio, nuestro cuerpo es territorio”. Así es como define la mayora Elsida Bolaños Cáceres la relación de las mujeres kankuamas con el corazón del mundo: la Sierra Nevada de Gonawindúa (Santa Marta). El cuidado del cuerpo de las mujeres, y de ese cuerpo gigante que es el territorio de la Sierra, ha sido la lucha de ellas desde la palabra dulce: es decir, la que busca mantener la armonía y evitar el conflicto, sin dejar de ser la palabra decidida de las mujeres y de sus determinaciones. Es la palabra que tiene el poder de la armonía.
Es así como nacen los Comités Comunitarios, una iniciativa que busca fortalecer el gobierno propio y el sistema de justicia kankuama desde el sentipensar de las mujeres. Su papel principal es garantizar el acceso a la justicia integral de las mujeres, la niñez y las familias. Dice Omaira Cardenas, lideresa kankuama, abogada y asesora “Para nosotras hablar de eso, es hablar de todas esas desarmonías que las mujeres, pero no solo las mujeres, sino de las mujeres en las familias con las familias, de las mujeres en la comunidad afrontando todos los obstáculos y barreras, tanto internas como externas, donde estar unidas nos ha permitido construir juntas esos elementos y herramientas de participación pero también de sanación y de poder formarnos para formar a otras compañeras y acompañarlas en este camino.”
Para llegar a esto, las mujeres se organizaron, participaron e incidieron activamente en los congresos del pueblo Kankuamo, la máxima instancia de gobierno que se reúne cada cuatro años para legislar, concertar, controlar, evaluar y orientar sus mandatos. Esta labor no fue fácil, les tomó varios años (a la fecha se han realizado cinco congresos) y es en el marco del cuarto congreso, en el año 2016, donde finalmente el pueblo Kankuamo reconoce la labor que hacen los Comités Comunitarios, los formaliza e instituye como parte del sistema de justicia kankuama.
Los Comités Comunitarios y la coordinación interjurisdiccional
Los Comités Comunitarios son una apuesta colectiva, pensada y soportada por las mujeres kankuamas para la construcción de paz teniendo en cuenta las múltiples violencias que ellas enfrentan. Bajo ese mandato, los Comités realizan acciones de promoción, identificación y atención integral e intercultural. También procesos de documentación, registro, remisión y seguimiento de casos de todo tipo de vulneración contra ellas y su entorno.
Para la mayora Elsida, la espiritualidad es un asunto fundamental en la lucha de las mujeres kankuamas. Los pagamentos o tributos a la tierra son utilizados para pedir permiso a la madre y entablar los diálogos relacionados con sus necesidades e intereses. Asimismo, el concepto de justicia impacta en dos dimensiones de la vida kankuama: la espiritual y la física. De esta manera, al cumplir con las leyes de origen y los mandatos espirituales se mantiene el orden físico y el plano de las relaciones humanas.
Entendiendo estas dimensiones de la justicia, las mujeres kankuamas atienden casos de violencias intrafamiliares, violencias basadas en género e inasistencia alimentaria. Para esto último crearon la ruta “Tejidos para el restablecimiento de la armonía de las mujeres y familias kankuamas víctimas de la violencia”,una estrategia de acompañamiento psicosocial, psico-espiritual cultural (de los mamos) y atención jurídica para las partes involucradas en el caso. Esto es liderado por los Comités Comunitarios en articulación con el Consejo General de Mayores; máxima autoridad de justicia en el pueblo kankuamo. La iniciativa se desarrolla de manera autónoma y autogestionada, pues son las propias autoridades, junto a las mujeres kankuamas quienes asumen todo el costo de traslados, alimentación y hospedaje.
También señalan, como lo hace Sibelis Villazón, mayora y coordinadora de la Comisión de Mujeres Indígenas y Familias Kankuamas- CMIFAK, que es necesario contar con sus voces en el gobierno propio para equilibrar esa búsqueda de justicia, y así incidir en las apuestas de coordinación intercultural con el Estado. Es por esto que hoy, ante la discusión que lleva el pueblo kankuamo sobre el Protocolo de coordinación interjurisdiccional, la Ley de coordinación interjurisdiccional y el fortalecimiento de la Jurisdicción Especial Indígena, las mujeres participan activamente en las discusiones con las autoridades y ponen su palabra.
En este contexto, una de sus propuestas es que se construya una casa de sanación y armonización, es decir, un espacio de acompañamiento psicojurídico-espiritual y de sanación para las mujeres y familias kankuamas. Con esto las mujeres kankuamas quieren seguir articulando sus esfuerzos, para el cuidado de ese gran territorio que es la Sierra, donde la semilla de la vida insiste en prosperar.
Por eso, cuando se habla de la “Fuerza de la Vida”, se habla del pueblo Kankuamo y especialmente de las mujeres kankuamas, quienes con el poder del tejido, la palabra dulce y el buen pensamiento, han sido horcones robustos que han sostenido y sostendrán todo un todo un colectivo. Donde ni las penurias de “la mala muerte” por la violencia de larga duración y especialmente por el conflicto armado, han sido causal para callar o morir. Por el contrario, motivo para vivir, luchar y resistir.
* Abogada y lideresa Kankuama
** Investigadoras de Dejusticia
***Este artículo hace parte del especial #TejidoVivo, producto de una alianza periodística entre el centro de estudios Dejusticia y El Espectador.